Tras más de cinco años de lucha, se ha reformado el Código Penal. Desde el pasado 1 de marzo, ya está en vigor el endurecimiento de las penas en materia de imprudencias al volante.
“Mi niña”, se ha ganado una batalla, pero queda hacerlo en una ‘guerra’ que no depende ni de María ni de Mamen, sino de la precaución, la prevención y la concienciación al volante. Después de una larga travesía, en una carrera de fondo que se ha prolongado más de 5 años, en el Boletín Oficial del Estado (BOE) ya se encuentra de manera oficial, desde el 1 de marzo, la reforma de la Ley Orgánica 2/2019 del Código Penal, en materia de imprudencia en la conducción y sanción del abandono del lugar del accidente. María García Rubio, entre las estrellas del firmamento, conquista una meta allanada por su madre.
A Mamen Rubio le tocó realizar lo que ninguna madre debería ejecutar. Tuvo que enterrar a su hija. Un trágico y fatídico instante (22/08/2013) rompió su mundo. A las 12:55 horas de aquel agosto, se apagó la luz de una jovencísima fémina llena de vida. “Lo recuerdo perfectamente, con pelos y señales. Recuerdo hasta la cara de los Guardia Civiles que estuvieron en mi casa”, subraya Rubio.
Todavía, y eso es para siempre, “duele recordar”. Un instante lo arruinó todo. “No es que no se supere la muerte de un hija, es que es como un cadena perpetua”, ejemplifica Mamen, quien recuerda a “mi niña” cada segundo. Un eterno “nudo en la garganta” y una cadena en la muñeca: Rubio siente físicamente a María, pues está vinculada a ella a través de la cadena de la bicicleta con la que competía un adolescente “alucinante, alegre y especial”. Esta madre coraje está aprendiendo “a sobrevivir”, ya no “a vivir”. Sigue adelante por sus dos hijos.
La muerte de María ‘condena’ a Mamen a “una cadena perpetua”
Se la arrebataron de manera “impactante, brusca e injusta”. Porque el fallecimiento de María no fue un accidente, sino “un siniestro vial”. Rubio incide en diferenciar ambos factores. “En una recta inmensa”, una compañera y María iban “en hilera” cuando un vehículo, “a velocidad excesiva”, arroyó a la segunda. La lanzó “a más de 35 metros”, cifra Mamen sobre lo que acabaría siendo un desenlace mortal. ¿Qué ocurrió en aquel cruce de Fuentecantos, donde el “sol estaba alto” y “la carretera limpia”? El alcohol tuvo la culpa, pues el conductor que se llevó la vida de María por delante dio “0.20” en el posterior e inmediato control.
A Mamen Rubio le es difícil perdonar “a esa persona” que se llevó la vida de su hija por delante. “Hay muchas maneras de pedir disculpas”, aunque ese varón lo hizo “14 meses después, en el juicio y dándonos la espalda, como medida disuasoria para que le redujesen la condena”, manifiesta con dolor esta madre coraje. Rubio apunta que "no quiso hacerlo, estoy segura de que no quiso matar a mi hija, pero estuvo en sus manos evitar matarla".
Esos “ojos verdes” han guiado a la madre coraje por “un camino duro”
Mamen está “acostumbrada” a llorar y a recordar, pero mantiene, mirando al cielo, que “vela por mantener vivo su recuerdo”, el de María. Se cerraron esos “ojos verdes que llamaban la atención”, los que siguen iluminando y guiando a Mamen. Se fue la despampanante “sonrisa” de aquella chica de 15 años que le ponía “alma” a todo lo que hacía, y luchaba “para evitar las injusticias”. La sensible María, quien “en el triatlón hubiese conseguido sus propósitos ya no por sus capacidades físicas y mentales, sino por su amor propio”, admiraba a los paratriatletas.
Mamen Rubio decidió pasar a la acción a continuación, justo el 23 de agosto de 2013. Sin tiempo para superar un luto que perdurará toda su vida, decide remover tierra, mar y aire para “dejar el nombre de María muy alto”. Tiempo de emprender acciones sociales, asociadas a la seguridad vial.
Al principio, “no quería saber nada de la bici porque, sin querer, la veía a ella”, pero decidió rebelarse y “continuar en el mundo que le fascinaba a mi hija”. Dicho y hecho: se formó y obtuvo el título que la acreditaba como jueza de triatlón.
Y de la pista pasó a ser una referente en materia de sensibilización y prevención. Ella, valor capital del Triatlón Soriano, representa en la actualidad a la asociación STOP ACCIDENTES en la provincia de Soria, desde donde se orienta a las víctimas de accidentes de tráfico. En charlas, a conductores que han perdido puntos, intenta “concienciar y sensibilizar a partir de un caso real”; el de María, en este caso. La bici de la niña de ojos verdes se levanta sobre acero en Los Pajaritos, justo delante del circuito de educación vial. “Es súper bonito saber que mi hija continuará ahí eternamente”, se emociona. Simbólicamente, María ‘previene’ y ‘educa’ a los más pequeños en la barriada soriana. Su madre, desde la tierra, aboga por dejar los correspondientes 1,5 metros de distancia y por “el respeto”, que acaba siendo “la solución”.
No conforme con dar ejemplo en STOP ACCIDENTES, Rubio abrió otro frente en la batalla que se encuentra librando, “una lucha paralela”. De la mano de Ana González, impulsora de ‘Por una Ley Justa’, llevaron su causa (ambas perdieron a seres queridos en siniestros viales) a la vía legislativa: Cortes de Castilla y León, Congreso de Diputados y Senado.
“¿Penas de 4 años por atropellos mortales?” Continúa la lucha
La Cámara Alta ratificó lo validado en la Baja. El aumento de la punición (de 1 a 4 años) y la introducción del delito de abandono del lugar del accidente quedan registrados en la contrarreforma del Código Penal. Tras lo del Senado, Rubio muestra “alivio, satisfacción y agradecimiento”, ya que “vemos cumplido algo que era muy necesario”.
Se ha cumplido un lustro y Mamen, quien ha superado “un Tourmalet” repleto de “altibajos”, está “cansada”. En un camino “duro”, Rubio ha pasado por una convocatoria de elecciones y una moción de censura, las cuales hicieron que volviese “a empezar”. Pero a la postre, ¡va por ti, María!
En su nombre, María García Rubio dispone de un Memorial (duatlón) y de un monumento en forma de bicicleta. Además, el padre de María, José Luis García, recuerda cada año a su hija desplazándose, acompañado por deportistas del Triatlón Soriano, hasta el lugar donde se produjo el siniestro vial. “Mi mayor miedo era que se olvidasen de mi hija. Ella misma se ha encargado de dejar esa huella y hacerla perdurar. María sigue viva en el corazón de mucha gente”, refuerza su madre.