No es nada ser el alcalde de un pueblo: trabajo, dedicación, tiempo personal... Las alcaldesas de Fuentelmonge y Muriel Viejo, Noemí Moreno Peña y Ana Bárcena García, comparten la experiencia de gobernar su pueblo por primera vez. El esfuerzo les ha merecido la pena pero piden un cambio de mentalidad a los vecinos.
La alcaldesa de Fuentelmonge, Noemí Moreno Peña, se presentó hace cuatro año como candidata a las elecciones municipales, porque acababa de dejar la responsabilidad de la Asociación Juvenil y alguien le animó a que se ‘metiera’ en el Ayuntamiento. “Y una mañana me levanté y dije que “para adelante”. Hicimos las listas, dos candidatos se presentaron por el PP y yo por el PSOE. Pero los otros dos compañeros se presentaban con la condición de que yo fuese la alcaldesa. Y eso hicimos. El objetivo era trabajar por el pueblo, para que se mantenga. La política de partidos se diluye en los pueblos, lo que importa son las personas. Nosotros somos la prueba de ello. Y ahora, en estas elecciones, volvemos a repetir”, relata Noemí Moreno.
En el caso de Ana Bárcena García, también les animaron a ella y a su equipo a que se presentaran hace cuatro años. “El Ayuntamiento anterior llevaba 12 años, y no había manera de que saliera un recambio. Así que, sin estar previsto, nos presentamos en una lista con el PP, contamos lo que queríamos hacer..., y nos votaron”, explica la alcaldesa saliente de Muriel Viejo. No se vuelve a presentar “con mucho dolor de mi corazón. Me ha frenado la cabeza. Hay gestiones y proyectos que no han quedado terminadas, y me gustaría hacerlo, pero no me planteo continuar cuatro años más por un tema personal. Supone mucho tiempo, muchos fines de semana. Está el trabajo, la familia, y hay que valorarlo todo...”.
Y es que el esfuerzo y el tiempo que se necesita para atender la alcaldía de un pequeño pueblo, como son la inmensa mayoría de la provincia, es un hándicap. Ambas alcaldesas coinciden en que la dedicación municipal les cuesta dinero -no cobran nada por el cargo-, y el tiempo que necesitan es “todo”.
“Las vacaciones las aprovecho para hacer más cosas por el pueblo”, apunta Noemí Moreno. “No tiras solo de ti, tiras del tiempo de tu marido, de tus hijos”, recuerda Ana Bárcena. Pero ambas resaltan que la experiencia y el esfuerzo ha merecido la pena; que lo han hecho porque han querido trabajar por su pueblo, lo que les ha aportado satisfacción y orgullo.
El carácter rural y castellano es “para adentro”, por ello estas alcaldesas entienden que los vecinos no exterioricen agradecimiento o felicitaciones por el trabajo. “Sabes que lo que has hecho no está mal, porque nadie te dice nada”, apunta Ana Bárcena. “Es ahora, cuando me voy, al final, cuando te dicen que hemos hecho muchas cosas, que es una pena que nos vayamos...”, añade.
Para estas dos alcaldesas, es importante que los vecinos se comprometan a trabajar por sus pueblos, para mantenerlos vivos y para mejorarlos. Creen que el futuro parte del trabajo de las personas, porque el apoyo de las administraciones no basta. Además, indican que las administraciones no dejan de ser, también, personas, de las que dependen el que salgan adelante proyectos; y que tienen que apoyar y ayudar a los diferentes colectivos asociativos, que también son personas.
En un momento en el que se habla mucho de la España vaciada, estas alcaldesas consideran que las administraciones tienen que tener muy clara su voluntad de apostar por el medio rural con medidas de apoyo claras, como las infraestructuras, la atención de servicios o las desgravaciones y beneficios fiscales.
Precisamente, una conexión de internet suficiente y rápida es una de las prioridades que reclaman las dos responsables municipales, como una premisa para abordar cualquier proyecto de desarrollo y de futuro.
Se da la circunstancia de que Noemí Moreno, alcaldesa de Fuentelmonge, es informática y tiene -con otros socios- una asesoría en Soria. “Internet permitiría desarrollar muchas actividades profesionales desde el pueblo, lo que facilitaría a más personas residir en él”.
Noemí Moreno cree que las administraciones deberían haberse puesto a trabajar por el futuro del medio rural hace 60 años, cuando se veía venir lo que finalmente ha pasado con el estrangulamiento que trae consigo la despoblación. Pero a continuación resalta que ya no tiene sentido “quejarnos por lo que no se hizo, y que ahora toca buscar soluciones”.
En este sentido, Ana Bárcena (alcaldesa de Muriel Viejo) considera que es muy difícil convencer a las personas de que vengan a nuestros pueblos, si estamos todo el día protestando y quejándonos de la falta de médicos, de autobús... Si alguien se está planteando venir, no viene. Lo que tenemos que hacer es contar las ventajas de vivir en un pueblo, y la calidad de vida que tenemos”.
Precisamente, y por todo lo señalado, ambas alcaldesas afirman que lo importante es cambiar la mentalidad de los vecinos de los pueblos, para a su vez cambiar las actitudes de las administraciones. No hay que tener miedo a los cambios en los pueblos, a que lleguen personas nuevas, indican.
Sorprendentemente, los problemas en el trabajo diario de unas alcaldesas como Noemí Moreno y Ana Bárcena, que se han enfrentado de ‘nuevas’ a las tareas de gestionar un Ayuntamiento, no han sido los posibles problemas con los intereses de los vecinos, sino los límites de gasto que impone la ley. Resulta paradójico que teniendo dinero en los bancos a plazo fijo, los ayuntamientos no puedan usar responsablemente sus recursos económicos para sacar adelante proyectos para el pueblo, aunque se tenga superávit todos los años, afirman. Por ejemplo, en Fuentelmonge llevan esperando hacer un pabellón multiusos desde hace tiempo; o en Muriel Viejo quieren poner en valor, con varias acciones, la certificación Starlight conseguida sobre la calidad del cielo, que traerá desarrollo y algo de empleo al pueblo.
También demandan más apoyos técnicos en diferentes áreas, más allá de las obras de planes provinciales de la Diputación, para trabajar en temas como la cultura, el deporte, el patrimonio o el desarrollo turístico y agroindustrial.