La cooperativa de crédito soriana presenta su Memoria sobre Responsabilidad Social Corporativa, un estudio global de su evolución en el año pasado y donde queda reflejado que el 69% de sus oficinas de la provincia están ubicadas en poblaciones con menos de 5.000 habitantes.
Este lunes, el presidente de la Caja Rural de Soria, Carlos Martínez Izquierdo, presentaba la Memoria de la Resposabilidad Social Corporativa de la entidad para el ejercicio 2018. Un documento en el que la cooperativa de crédito soriana, ya con más de medio siglo de andadura, pretende dar transparencia a su gestión a la vez que ofrecer una visión global de su posicionamiento relativo en el mercado financiero español.
Martínez ha subrayado que la trayectoria de la entidad viene fijada por distintos aspectos, entre los que destaca su "ADN" en la atención a los usuarios del mundo rural, ya que la mayor parte de sus oficinas, el 69% (en total son 37 las sedes), se encuentra en poblaciones con menos de 5.000 habitantes de la provincia. De hecho, 16 de ellas están en núcleos por debajo de los mil empadronados. Junto a ello, la Caja da cobertura de servicios financieros a nueve poblaciones que tienen un número menor de 400 vecinos, bien con una unidad móvil o con la presencia de personal de oficinas próximas.
El presidente ha incidido en que la cooperativa es la entidad de referencia en el sector, lo que no ha supuesto obstáculo para que haya duplicado su fondo de educación y de promoción, pasando de aportar 1,1 millones del ejercicio anterior a los más de dos para el pasado. "Se trata de devolver a los socios y a los clientes parte de los beneficios obtenidos".
Así, ha explicado que el valor de la entidad es "lo que se hace bien", ya que "es fácil generar dinero con una mala praxis", mientras que la Caja muestra "sensibilidad" hacia la sociedad, como demuestra que no ha registrado ningún hecho de desalojo de viviendas, aunque sí ha lamentado proyectos que han causado morosidad los cuales "se quedaron en el camino".
Con todo, Martínez ha insistido en que la memoria presentada sirve además como una "autoevaluación", que se ha realizado a través de un estudio en todos los estamentos de la entidad, tanto los directivos como los que atañen a empleados de todos los niveles. Por ello, ha reseñado que "siempre hay algo que mejorar", por lo que el espíritu de la cooperativa "no tiene otro interés que ser el complemento para que todo funcione en la sociedad".
Por su parte, el director general de la Caja, Domingo Barca, ha destacado que el Banco Cooperativo Caja Rural, en el que se integra la entidad, es el séptimo grupo financiero de España. Además, otra de los pilares que sostienen la actividad de la cooperativa soriana es el cumplimiento de los estándares GRI, amparados por la ONU y con los que se busca lograr las mejores prácticas a nivel global para informar públicamente los impactos económicos, ambientales y sociales de una organización como es la Caja.
Todo ello a través de una política que pasa por tres conceptos para sus empleados: misión (con instrumentos financieros para el bienestar general); visión (adaptándose a los disitintos mercados y conciliando la vida familiar); y valores, (con un comportamiento ético en una actividad socialmente responsable).
Así, Barca ha reseñado que la formación de los empleados superan a las que se invierten en otras entidades del sector, algo que confirmaba también el coordinador de Control Interno, Enrique Domínguez, quien además subrayaba la apuesta por atraer talento de fuera de la provincia y por conservar el existente.
Por último, Eduardo Munilla, responsable de márketing y comunicación, ha enumerado que para la Caja también es importante el apoyo que se da a ámbitos como el deporte, aludiendo a la campaña de captación de socios que protagonizan deportistas sorianos, a la vez que tampoco se descuida el apoyo a colectivos y también al medio ambiente. Una labor de "alquimistas" para "exprimir" partidas económicas que se vean rentabilizadas para la sociedad.
La memoria puede ser consultada en el archivo adjunto.