Vinos como el Gïk Blue o el Envidia Cochina son algunas de las apuestas más creativas para acompañar este día
El 25 de mayo, coincidiendo con el estreno de la primera película de “La Guerra de las Galaxias” en Estados Unidos, se celebra el Día del Orgullo Friki (Freaky). Dicha fecha se ha convertido en el momento perfecto para defender el dar rienda suelta a la creatividad y desterrar la intolerancia y las faltas de respeto hacia aquello distinto.
Partiendo de la base de que la felicidad de cada uno es algo absolutamente subjetivo, las almas de espíritu libre celebran el día con orgullo, gracias al poder que les otorga atreverse a aquello que muchos otros critican, a menudo, por la falta de valentía para permitirse ser ellos mismos.
El mundo del vino no es ajeno a la extravagancia o al reformular los cánones socialmente preestablecidos y, aunque a menudo bajo un prisma comercial, apuesta también por productos que rompen esquemas y llaman la atención desde la individualidad. Para celebrar este día, Vinissimus, el eCommerce líder en Europa en venta de vino español online, ha seleccionado algunos de los vinos más creativos y originales del mercado.
Entre los vinos más diferentes se encuentra el Gïk Blue, un producto de atractivo color azul y de origen natural que llama fuertemente la atención de los consumidores más jóvenes, o el Come Queso y Bebe Vino, un tinto de la colección Bienbebido de Castillo de Maetierra que pretende facilitar al máximo la elección del acompañante perfecto para una comida determinada.
Trato a parte merecen la infinidad de vinos de nombres originales, de entre los cuales uno de los de mayor calidad, que rompe con mucho la simple barrera comercial, es el Envidia Cochina, un vino de perfil fresco, afrutado e intenso, elaborado en Galicia con uvas albariño de cultivo biodinámico, capaz de suscitar los peores celos de quienes no puedan beberlo.
Espectacular igualmente, la apuesta de Crusoe Treasure por los vinos criados bajo el mar, su Sea Soul nº 8 Vino Submarino Garnacha envejece al abrigo de la quietud del mar a más de 20 metros de profundidad para convertirse en un vino capaz de sorprender al más avezado catador.
Y, finalmente, un vino excelso, que el tiempo ha convertido en joya, y que desafía todas las teorías infundadas alrededor de los vinos blancos y su escasa capacidad de envejecimiento, el Josmeyer Grand Cru Hengst Pinot Gris 2005, un vino con casi 15 años de vida que sigue irradiando energía y complejidad por los cuatros costados, como todos aquellos que esperan el próximo día 25 para dejarse ver y gozar en plenitud de sus pasiones.
Es hora de atreverse, de gritar copa en mano y disfrutar. ¡Que la fuerza del vino os acompañe!