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El doctor Galparsoro, Soriano Saludable 2019 ‘in memoriam’

El doctor Galparsoro, Soriano Saludable 2019 ‘in memoriam’

Actualizado 14/06/2019 10:21

La FCCR decide otorgar este galardón al conocido pediatra fallecido recientemente. También será reconocida la labor de 'Goyo' Alonso y del profesor Valentín Fuster.

La Fundación Científica de Caja Rural de Soria en su reunión ordinaria del Patronato presidido por Carlos Martínez Izquierdo, ha aprobado por unanimidad diversos reconocimientos que se harán efectivos el 8 de noviembre, en la clausura de ciclo Soria Saludable 2019, dentro del 25 aniversario de la fundación.

Son tres los nombres de otras tantas personas que por su “humanidad y ejemplaridad” serán homenajeadas.

La primera de ellas, el doctor José Miguel Galparsoro Arrate, que fallecía hace escasas fechas, será quien reciba a modo póstumo el título de Soriano Saludable, ‘in memoriam’.

Así, el Premio Nacional de Investigación 25 Aniversario es para el profesor Valentín Fuster Carulla, máximo exponente de la medicina y cardiología mundial, en el campo terapéutico y preventivo. Por su parte, Gregorio 'Goyo' Alonso será quien será acreedor del apartado Valores Humanos.

José Miguel Galparsoro, formado profesionalmente con el doctor Darío García Díaz en el Hospital Virgen del Mirón, y posteriormente en el Hospital Santa Bárbara en sus Servicios de Pediatría, asistió durante más de 40 años (1976-2017) a toda la población pediátrica soriana.

Tras la creación de la Fundación Científica de Caja Rural (FCCR) de Soria fue miembro de su Escuela de Salud y Humanidades, dirigió el Servicio ‘volante’ de atención pediátrica por la geografía provincial pueblos para tutelar también, lo que es “algo inimitable”, como la ‘Escuela de la abuela madre’. Precisamente estábamos trabajando recientemente para reiniciar esta “escuela” de nuevo en 2020 bajo su dirección, proyecto que queda inconcluso, pero que llevará su nombre.

“Fue un soriano de pro sin renunciar a su origen donostiarra, comprometido con todo lo nuestro y viviendo de todas las actividades que implicaran un soriano más, satisfecho al máximo de que sus hijos, y especialmente Ínigo, se implicaran activamente como miembro gestor mancomunado de Soria Ya, y él uno de sus máximos y mejores seguidores. La aquiescencia silente, callada, de Pilar ‘Piluca’, compartiendo estas vivencias fue fundamental durante toda su vida”, ha reseñado el director de la FCCR, Juan Manuel Ruiz Liso.

Ruiz Liso ha recordado de este modo, unas vivencias de muchos años “como compañero y director del Insalud” en un apoyo y compartición de proyectos.

Según ha reseñado el director de la FCCR, el mejor perfil se lo dedicaba recientemente el doctor José Ramón Huerta, presidente del Colegio de Médicos de Soria y miembro del patronato de la fundación. “Las despedidas siempre son tristes, pero como en este caso, son también una oportunidad para dar las gracias por haber tenido la suerte de tener entre nosotros a una persona de la dimensión y calidad humana y profesional de José Miguel Galparsoro, un donostiarra que eligió Soria para vivir, servir y compartir, también para disfrutar y tener una gran familia que llenó su existencia y le sirvió para caminar aun con la vida en contra. José Miguel eligió Soria, recién acabados sus estudios de Medicina, siendo un joven ilusionado y lleno de energía que recorrió todos los peldaños de la Pediatría soriana, desde ‘el viejo’ Hospital Virgen del Mirón, al ‘nuevo’ Hospital Santa Bárbara, que inauguró y vivió intensamente, hasta su reciente jubilación en el peldaño más alto del Servicio de Pediatría, habiendo tenido entre sus manos a generaciones de sorianos, al presente y al futuro de Soria”.

Se trata de “una vida profesional entregada y competente que ha tenido muchos aspectos y espacios, una vida compartida y solidaria, llena de valores, de integridad y de compromisos que han abarcado toda clase de asuntos, que compartió con su familia, con Pilar su esposa, sus hijos, sus nietos, sus amigos, sus pacientes, sus compañeros y los ciudadanos de Soria. Era, sin duda, un médico humano y humanista que no quiso ser nunca indiferente a cuanto le rodeaba que se comprometió con entusiasmo para impulsar y revitalizar la sociedad soriana. Con motivo del homenaje que le ofreció el Colegio de Médicos de Soria al dejar su vida profesional activa, le dijimos que sin duda había sido un buen médico, porque para ser buen médico hay que ser una buena persona, y él lo era, además de competente, compasivo y responsable”.

El cabeza de los galenos en la provincia sumaba también que “ser médico es servir al ser humano, a la salud y a la vida y hacerlo en Soria durante más de cuarenta años supone un compromiso que tendremos que agradecerle siempre. En Soria creció personal y profesionalmente, siendo un referente en la pediatría, el deporte, lo social... con una actitud que merece todo nuestro agradecimiento y reconocimiento por su disposición, compromiso, dedicación, responsabilidad y entrega que le hicieron acreedor del cariño y amistad de tantos, en muchos ámbitos de la vida soriana. Nada de lo que concierne a esta tierra le era ajeno. Por eso ahora, en su ausencia, nuestra tristeza por perderle y nuestro homenaje al recordarle, agradeciéndole que durante tantos años abriera ventanas en las estrechas calles de nuestra vida, curando, aliviando y consolando, trabajando y entregándose a los demás y abriendo puertas a la esperanza, a la solidaridad o al compromiso social. José Miguel se ha ido con la satisfacción del deber cumplido, de haber hecho todos los deberes de la vida, porque como dijo el filósofo Santayana, para un hombre que ha cumplido sus deberes naturales, la muerte es tan natural y bienvenida como el sueño”.

“Por esto y mucho más”, concluía Huerta, “José Miguel tuvo y tendrá su recompensa aquí y más allá, con el cariño eterno de los suyos y de tantos amigos y beneficiados por su buen hacer y estar, por su amistad y por tantas cosas y tantos detalles de la vida. Nos deja un gran vacío, y para llenarlo, junto a su recuerdo imborrable, merece nuestro afecto y homenaje, ahora y siempre. Sibi tibi terra levis!. (¡Que la tierra le sea leve!)”.

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