El museo continúa celebrando su centenario con un amplio recorrido fotográfico por las calles de la ciudad y provincia durante las tres primeras décadas del siglo XX, cuando, pese al convulso periodo político, nacional y europeo, se produjeron en Soria mejoras tan significativas como el ferrocarril, gracias al mismo mecenas que sufragó el espacio expositivo de la capital.
El Museo Numantino ha abierto este martes una nueva exposición temporal bajo el título '30 años de un siglo pasado', que se enmarca dentro del conjunto de propuestas culturales y actividades que el Museo, que gestiona la Junta de Castilla y León, viene organizando con motivo de la celebración del centenario de su inauguración.
El acto de inauguración ha contado con la presencia de la directora general de Políticas Culturales de la Junta, Mar Sancho, quien ha avanzado el programa de actos previsto por efeméride, y del delegado territorial, Manuel López. El comisariado de la exposición está formado por María Luisa Revilla y Marian Arlegui; el diseño ha sido obra de Blanca Martínez y el montaje ha corrido a cargo de esta última, José Luis García y Diego Díez.
Hasta el 1 de septiembre de 2019 se podrá contemplar esta muestra que recoge, a través de casi 200 de fotografías, Soria y su provincia a lo largo de las primeras tres décadas del pasado siglo XX, durante las cuales Soria continuó siendo eminentemente rural y la crispada coyuntura política no impidió la llegada del ferrocarril, la mejora de la alfabetización, la promoción de derechos de los trabajadores de la industria y la creación del Museo Numantino como institución cultural de reconocido prestigio. La selección de imágenes ha atendido a espacios públicos, arquitecturas, y habitantes de la ciudad y la provincia para mostrar el contexto en que nació el Museo.
Las fotografías han sido facilitadas por el Archivo Histórico Provincial de Soria, el Museo Sorolla y Tomás Pérez Frías, de su colección particular. Algunas proceden del Archivo del Museo Numantino.
En palabras de la directora del Museo Numantino, Marian Arlegui, “la exposición sugiere un recorrido lento en que apreciar las imágenes y reconocer en ellas el pasado tan próximo, e incluso, la visita de repetición en que buscar en cada ocasión lo escondido o recordado”.
Algunos espacios y arquitecturas se perdieron, otros se han transformado gravemente y existen todavía los que pueden ser reconocidos. Los pueblos de la provincia entonces estaban habitados: se nacía y moría en ellos; el trabajo era fundamentalmente agrícola y ganadero, con algunas variantes dependiendo de las áreas geográficas. Se celebraban bodas, romerías, etc. siguiendo el ciclo de la vida. Los espacios públicos servían de reunión y en ellos la vida era social. El atuendo era el tradicional según el trabajo o la fiesta. En la ciudad podía apreciarse más claramente diferencia social en función a la riqueza y, por tanto, también al acceso a la educación.
Pese al convulso periodo político nacional y europeo de esos treinta años, se produjeron en Soria mejoras significativas: el ferrocarril, gracias al impulso del mecenas que sufragó también el Museo Numantino, Ramón Benito Aceña; el inicio de las obras del embalse; la construcción de escuelas y la mejora en los índices de alfabetización.
Culturalmente, Soria vivía un periodo de gran interés: Se practicaron excavaciones arqueológicas en Torralba y Ambrona, después en Numancia, y posteriormente en importantes yacimientos celtibéricos y romanos como Uxama o Tiermes. Antonio Machado es profesor y más tarde llegaría Gerardo Diego. Mariano Granados, Gervasio Manrique, Blas Taracena o José Tudela crean y participan de un clima cultural de enorme vitalidad.
En el recopilatorio de imágenes de una Soria rural y con una ciudad tan escasamente desarrollada, se comprende la fuerte apuesta que un grupo de personas realizó en su momento a favor de la cultura. Eduardo Saavedra, José Ramón Mélida, Aníbal Álvarez o Adolf Schulten hicieron ver la necesidad de un museo en Soria. Fue una iniciativa, innovadora en concepto y tipología arquitectónica, que nació para servir de motor y ejemplo.
Por entonces, Soria carecía de un museo que hubiera nacido al amparo de la desamortización, origen de muchos museos provinciales del país. Y Numancia necesitaba un museo que albergara los objetos recuperados en las excavaciones. Estos comenzaron a depositarse en la casa de Numancia, construida para apoyar las excavaciones, y pasaron después a la casa del alcalde de Garray. Cuando allí no cupieron, se almacenaron en salas prestadas por la Diputación Provincial, pero resultó insuficiente por espacio y, sobre todo, se sentía que Numancia requería de la monumentalidad de un museo. Finalmente, la generosa aportación del senador soriano Ramón Benito Aceña, hizo posible la construcción del Museo dedicado a conservar los objetos recuperados en las excavaciones de Numancia.
En los actos programados con motivo del centenario, colaboran con el Museo la Asociación de Amigos del Museo Numantino y Caja Rural de Soria.
El 18 de septiembre de 1919 se inauguró el Museo Numantino con la presencia del rey Alfonso XIII. Era la culminación de un largo proceso colectivo, social y cultural que había nacido con la recuperación activa de la memoria de Numancia en el momento en que Saavedra practicó las primeras excavaciones que se pueden considerar arqueológicas, en el cerro de La Muela en Garray.
Llegó después el equipo alemán dirigido por Adolf Schulten, que incorporó al escenario numantino el descubrimiento y conocimiento de los importantes campamentos romanos y muy poco después la Comisión de Excavaciones Arqueológicas de Numancia.
Pero la expectativa social superaba el importante objetivo científico. Enraizada a lo largo del tiempo, Numancia era un patrimonio colectivo del país que afloraba en momentos decisivos de su historia con significados cambiantes, evolucionados, polisémicos, sobre la base de una esencia inalterable del mito. Con fuerza lo hizo a finales del siglo XIX y principios de siglo XX por razones, una vez más, políticas y sociales.
El momento histórico en que nace la idea del Museo Numantino, se construye y abre al público es sorprendente: Soria, incluida la ciudad, era eminentemente rural, una pequeña industria incipiente apuntaba a otro tiempo nuevo que tímido no se desarrollaría con fuerza. Se comienzan a construir escuelas rurales, con el objetivo explícito de mejorar la educación del país.
Reina Alfonso XIII en un tiempo que prolonga las incertidumbres del pasado. Los poderosos de la provincia son aquellos que poseen mayor riqueza. En el campo, los agricultores y ganaderos, pequeños propietarios o arrendatarios, viven sin apenas variaciones, como desde hacía siglos. La burguesía es poco numerosa y no tiene el ímpetu que tendrá en otras provincias. Una excepción notable fue el mecenazgo de Ramón Benito Aceña sobre Numancia y el Museo Numantino.