En San Sebastián, la escuela Patris rema a favor de la integración social y el cuidado del medioambiente encima de la tabla. “Surf e inclusión”, amores de verano. Elsa Romero hace de alcahueta.
Agua, surf y San Sebastián. Amores de verano en el País Vasco. Pero, ¿qué pinta una soriana a cargo de la tutela de la brava playa de La Concha en Donostia? Concienciar, actuar contra la exclusión social y proteger a mamá tierra, a la Pachamama. Al frente de Patris Surf Club, Elsa Romero Lapeña (Soria, 04/02/1988) cuida el planeta y concilia a través del deporte.
Lleva desde los 15 años fuera de Soria. Este culo inquieto campó hace nueve años hacia el norte. Se afincó en San Sebastián y, a día de hoy, ahí sigue. La disciplina que realiza necesita “la costa” como el beber. En Patris, escuela de surf en la que ella es la ideóloga del plan social, realizan “proyectos dirigidos a colectivos vulnerables a través de la tabla acuática”. Es decir, “unir el deporte, lo que a mí me fascina, con la existencia social, algo que me llena a nivel espiritual o psicológico”, cuenta Romero.
Rebelde, de espíritu libre, como Pocahontas, y autosuficiente por naturaleza. “Lucho por lo que me gusta”. A la postre, Elsa entiende así su ‘participación’ en esta vida. “Pelear, formarse o indagar en cómo hacerlo, si es viable o no”. La fémina soriana se levanta cada mañana de la cama preguntándose, “¿qué es lo que me gustaría hacer?”. A diario, Elsa persigue “experiencias y sensaciones nuevas”. Pretende “empaparse de todo”. Rehúye “del condicional, podría, habría o querría”. Lo descarta: “¡No! Hay que hacerlo”, reflexiona. Tiene dos títulos universitarios (Trabajo Social y Criminología) y va a por el tercero, Derecho.
Es afín a las Ciencias Sociales. Le pone “el comportamiento humano, inexplicable a veces, la sociología, la antropología y demás”. Al trabajar con colectivos vulnerables, “es interesante entender por qué se producen ciertas vulnerabilidades y qué herramientas utilizar”.
Sal, agua dulce y cloro. Desde pequeña, Elsa le ha jurado amor eterno al agua, su medio por excelencia. No tiene piel, sino escamas. Era una prodigiosa nadadora del Club Natación Soriano, “al que llevo en el alma”, y aceptó la beca deportiva que le brindó Pucela, porque la entidad soriana se le quedó “pequeña”. Entrenó durante seis años en el Centro de Tecnificación de Valladolid. A los 23 años, “me retiré oficialmente del deporte”. El agua tenía nuevos planes para ella en San Sebastián:
La ‘operación Patris’ se inició en verano de 2014. Diego y Elsa formaron una dupla surfera, que en principio estaba enfocada “a trabajar el surf de forma global”. Rápidamente, Elsa se dio cuenta de que aquello “realmente no era lo que quería hacer”. La soriana le lavó totalmente la cara al proyecto, introduciéndole “un toque relacionado con la intervención social”.
Se empezó a realizar lo mismo, surf, junto a “personas con necesidades especiales”. San Sebastián baña sus playas con la nueva técnica de Patris, pionera en el norte: “Surf e inclusión”. Redactan y practican sobre “programas de conciliación familiar”. En el periodo vacacional, “se amplía el servicio que hacemos a una especie de campamentos en la ciudad, en los que se hacen actividades gratuitas por San Sebastián”. Con estos, “se fomenta la actividad deportiva, social y una vida saludable”.
A través de subvenciones, la administración pública (Ayuntamiento y Diputación) interviene en la actividad de Patris. Porque “el dinero no puede ser una limitación” para que esas familias no se beneficien de la labor de la escuela. Asimismo, Patris hace “mucho hincapié en la educación en igualdad: el surf es muy sexista”, apunta Elsa, quien destaca que “hay que empoderar a la mujer” sobre la tabla.
Además de emplear esos mecanismos sociales, Elsa denuncia que “el surf se está prostituyendo a nivel estacional, sin tener respeto por el deporte en sí”. A Elsa le salió “esa vena soriana de cuidar del medioambiente”. Explica que Soria “protege su entorno”.
El programa de la escuela está dirigido “a menores de 18 años y a jóvenes, de 18 a 23, en emancipación”. Narra que “Donosti es pija, pero hay un gran volumen de población que no lo es”. Desde Patris, visibilizan “que hay personas con otro tipo de necesidades, que la playa tiene sus propias necesidades y que el surf no es solo dar clases, sino que es cuidar el medioambiente, haciendo concienciación medioambiental”, analiza la nueva responsable de la vigilancia sobre la playa de La Concha. Elsa gestiona sus oleajes, “el cotarro”, ríe.
Salvando a la playas. La escuela desarrolla “jornadas de limpieza el último domingo de cada mes (de octubre a mayo)”. De forma voluntaria, se impulsan recogidas de colillas o plásticos. “Nos estamos cargando el planeta. Nos estamos comiendo ya peces con plástico”, repudia Elsa. Es rotunda al respecto: “Si la gente quiere llevarse un recuerdo, que se lleve un bastoncillo del oído”.
Volver. “A nivel de emprendimiento”, le está dando “una vuelta” a todas las posibilidades que ofrece Soria. A Elsa le “encantaría ‘explotar’ la Cuerda del Pozo”. La soriana propone “esquí acuático y paddle surf”. Pero, “dile a un soriano, gente de secano, que se ponga los neoprenos en pleno mes de febrero…”, bromea y duda sobre si Soria “conectaría” con esas alternativas que da Romero.