La opinión de Casandra González, jurista que oposita.
'Scrofa domesticus’ es el nombre científico del cerdo, o bien puede decirse del homo sapiens en determinados eventos. ¡Cuánto puerco y puerca ibéricos hay sueltos en el mes de junio! Cada año que pasa se incrementa el debate sobre la falta de civismo que campa a sus anchas, durante la celebración de nuestras fiestas.
Los medios de comunicación se hacen eco de la suciedad que arrastramos a nuestro paso, haciendo una crítica para la que muchas veces no hace falta decir nada, sino que es suficiente con ver la estampa, las imágenes, el retrato de ese injusto medioambiental.
Aunque para mi lo peor y más penoso de todo son los argumentos justificativos que proliferan, empezando por el de que son fiestas y que todo vale, porque son fiestas y al formar parte de una piara me tengo que comportar como un fétido cochino, porque son fiestas. ¡Y se quedan tan anchos oye!
Pues no, No todo vale. Está claro que van a generarse más residuos porque hay más gente y más consumo, vale, pero esto no implica que se tenga que ser más gorrino. También es recurrente el ‘argumento’ de que la gente está bajo la influencia…, pero no veo yo que nadie que esté bajo esa influencia llegue a su propia casa, y empiece a tirar mierda en el suelo de su pasillo, o igual es que les entra el conocimiento de repente, vete tú a saber.
Luego también se escucha que es que se limpia, solo faltaba dejarlo ahí, y seguramente los que limpien no serán los que ensucien, y además poco agradecemos la labor de los que recogen todo lo que otros ensucian y vuelven a ensuciar. Es como el pecador que se confiesa, y ya sabemos que largo perdón da osadía al pecador.
Hay otra ‘explicación’, que es la de que faltan contenedores, puede que sí, pero el problema es que hay gente que teniendo el contenedor a dos metros sigue tirando su vaso al suelo, que por cierto, no estorba tanto cuando se tiene lleno, y esto solo se soluciona con educación.