La Dehesa, transformación completada

Con la inauguración del nuevo Espacio Alameda coincidiendo con la feria Expoesia, la Dehesa culmina una renovación de la que hemos sido testigos todos los sorianos, pues se ha producido en apenas 10 años. Dejando a un lado debates ya lejanos como el del asfaltado del parque, la intervención se ha centrado en los 3 espacios hosteleros que en su día daban vida al parque y quedaron abandonados y, especialmente en el caso de la Alameda, se convirtieron en un problema estético y sanitario en pleno corazón de Soria.

La inversión ha sido millonaria e, impulsada por el Ayuntamiento, ha contado con recursos públicos y privados. El nuevo Espacio Alameda cuenta con 3 salas luminosas y polivalentes donde desarrollar actividades culturales. Además, en los próximos meses se pondrá en marcha una ludoteca y una pequeña cafetería. En total más de 500.000 euros de inversión para recuperar un local de 500 metros cuadrados que cuenta también con terraza-escenario.

Los otros dos sí conservaron su carácter hostelero. En 2013, y con una inversión también cercana al medio millón de euros, se remodeló la antigua casa del guarda del alto de la Dehesa. 3 años más tarde y con una partida superior al millón de euros se reconvirtió totalmente el espacio que ocupaba `El Orejas´ en un moderno y coqueto Kiosko en pleno corazón del parque. Ambos espacios son de titularidad pública, pero de gestión privada con una concesión a 25 años.

Las mejoras también se han desarrollado en los espacios abiertos del parque que ha sufrido un importante lavado de cara en dos de sus rincones más degradados. El Alto de la Dehesa fue despojado de su monumento franquista ya entrados en el siglo XX y, en su lugar, este mismo año se han colocado unas grandes letras con el nombre de la ciudad fabricadas en madera de pino de Soria que hacen las veces de photocall. También insalubre y oscura se había convertido el antiguo abrevadero y una fuente que, en los mejores de los casos, no contaba con agua. Allí luce ahora un moderno perro con estilo gaudiniano que homenajea a la trashumancia y con el que juegan los niños. La obra del artista soriano Carlos Sanz Aldea se colocó en 2016. Por el camino, el parque recuperó el templete del Árbol de la Música.

Junto a ello, otras mejoras puntuales en los bancos, el jardín botánico o en la iluminación de la ermita de la Soledad. Todo para que este parque público de 9 hectáreas, 400 años de historia y donde las ardillas son las dueñas, continúe siendo el marco inmejorable para el trascurrir de la vida de los sorianos.