La opinión de Eder García, soriano comprometido.
A nadie se le escapa que un nombre comercial con gancho, rima fácil o eslogan pegadizo nos marca, queramos o no. Es fundamental adjudicar títulos a las realidades para hacerlas tangibles y cercanas. Buen ejemplo es el concepto acuñado en los últimos tiempos que trata de definir la situación de nuestra provincia y otras con la misma suerte: ‘España vaciada’.
Sin duda es una buena herramienta para visibilizar el drama que asola nuestro territorio, ya que se ha incluido en el debate público con vocación de colarse también en la agenda política. Hasta aquí ningún reproche. Únicamente debemos esforzarnos en no perder de vista el verdadero objetivo que deben tener las acciones orientadas hacia la ‘España vaciada’: las personas.
Dejemos a un lado las batallas entre territorios por coronarnos como los más afectados, y peleemos unidos por los derechos y la calidad de vida. Es crucial que hagamos comprender a quienes deciden en Madrid y Valladolid que el acceso a una educación y sanidad públicas y de calidad no es un privilegio, que la ordenación del territorio es mucho más que terminar una autovía (muy necesaria, ojo) y que es su obligación atender hasta al último vecino del último pueblo.
La ‘España vaciada’ está llena de gente con iniciativa, proyectos y ganas de quedarse en su tierra. Luchemos positivamente por destruir los prejuicios que algunos tienen contra quienes, por otra parte, son la verdadera alma de este país: hombres y mujeres humildes que mantienen nuestros pueblos para beneficio de todos.