En el 90’, Carlos Gutiérrez salva un punto en el Carlos Tartiere. El cuadro numantino, también a un punto de los play-off, alarga su racha sobre la campana. Fue valiente, atrevido y dinámico en el Principado.
En un partido precioso, a partir de que ambos conjuntos aumentaron el ritmo y abrieron espacios, se hizo justicia en el Carlos Tartiere. Finalmente, los prados asturianos no absorbieron la racha del CD Numancia (1-1). Se adelantó el Real Oviedo, a través de un gol de Yoel Bárcenas, pero replicó Carlos Gutiérrez en el 90’, validando así al atrevimiento intacto del cuadro soriano, que no pierde desde la segunda jornada y se queda a un solo punto de acceder a la Promoción. La defensa rojilla, que acumula siete goles (dos de Carlos Gutiérrez, tres de Escassi, uno de Derik Osede y otro de Castellano) en los últimos ocho encuentros, se pasa al ataque.
Primer contratiempo serio para el Numancia en Asturias. Susto, en forma de abandono, en el 3’: Héctor Hernández se llevaba un golpe en el rostro y caía al verde conmocionado. No podía seguir el lateral, quien salía aplaudido del Tartiere. Era remplazado por Álex Sola.
No varió nada el encuentro. Los rojillos trataban de tú, sin tapujos, a los azulones en unos primeros instantes con espacios abiertos de par en par en ambos campos. Sálvese quien pueda: Numancia y Oviedo se daban toda la libertad del planeta a la hora de correr a sus anchas por encima del Carlos Tartiere.
Entre Dani Barrio y la falta de entendimiento de dos ovetenses a la salida de un saque de esquina salvaron al Numancia de recibir el primero de la tarde. Justo después, los futbolistas locales pidieron una mano dentro del área de Carlos Gutiérrez, quien se afianza en la zaga rojilla, que el colegiado Trujillo Suárez no interpretó de tal forma; tampoco entró el VAR de oficio. De dos se salvó el cuadro soriano hasta el 17’, cuando Yoel Bárcenas, uno de los ‘rescatados’ por Javier Rozada, hacía subir el 1-0 en el Principado. La jugada nacía en el vértice izquierdo, Joselu la dejaba pasar ante la estirada en vano de Derik Osede y el habilidoso panameño solo tenía que empujarla ante un Barrio venido.
Los 11 numantinos perdieron la chispa de su buen comienzo. Se quedaban a merced de un Real Oviedo que, aprovechando su momento, empezaba a sentirse a gusto en el terreno de juego. Espejismo en el 32’, pues los de Carrión rozaron el 1-1. Trujillo Suárez invalidó el empate, pues Derik Osede cabeceó el esférico hasta el fondo de las mallas después de que Igor Zlatanovic centrase desde la derecha; el esférico había rebasado la línea de fondo. El Numancia debía seguir remando.
El zar de los Balcanes se echaba a sus espaldas al Numancia: zapatazo en el 39’, desde fuera del área, para inquietar a Nereo Champagne, quien veía como el tiro de Zlatanovic se marchaba ligeramente desviado. El césped resbalaba y un minuto después de esa acción, Ortuño perdonó el 2-0. Saúl Berjón se la puso con música desde el carril zurdo y el delantero, estorbado por Carlos Gutiérrez, no acertó en su remate.
Realidad muy cruda para el Numancia en Oviedo, abogado a sufrir más de la cuenta cuando los locales encontraban facilidades tanto por dentro como por fuera: los carbayones sembraban el pánico cada vez que pisaban el área rojilla. Sin embargo, fue el conjunto numantino el que tuvo la última en el añadido: el zarpazo de Gus Ledes, tras salir la pelota rebotada en un libre directo, lamió la madera.
Los sorianos alimentaban su peligrosidad a través del balón parado, aunque fue en una carambola donde el 1-1 hizo un nuevo amago de encenderse en el luminoso. En el 50’, Calero no se lo pensó dos veces. Su lanzamiento, repelido por un central ovetense, a punto estuvo de colarse entre los tres palos, cerquita del larguero.
Con más intensidad e ímpetu que ocasiones certeras, el Numancia se mantenía vivo en el Carlos Tartiere. En la testa de Ortuño, que hacía acto de presencia nuevamente en el área chica, estuvo el 2-0. Luis Carrión agotó su segundo cambio: Oyarzun se incorporaba en el extremo que dejaba Moha, desaparecido en los 65 minutos que disputó.
En el 66’, doble ocasión para Borja Sánchez. A la heroica, Barrio sacaba las castañas del fuego, usando las manoplas para quitarle el dos a cero a Borja Sánchez, pegado al guardameta numantino. La segunda mitad adquiría otro ritmo. La siesta había sido larga, pero las dos entidades volvieron a aumentar, a base de rapidez y de ensanchar el terreno de juego, las pulsaciones del encuentro.
La clarísima acción del Real Oviedo agitó al Numancia, que apareció dos veces por el área defendida por el cuadro de Rozada: Noguera y Gus Ledes. Se rompía el partido. En un latigazo de Sergio Tejera, Dani Barrio volvía a sacar una mano providencial para evitar la sentencia astur en el 79’.
El partido entró en una fase preciosa, de las que enamoran al público y desagradan a los entrenadores. Sin control alguno, con muchos correcalles –los cuales crecieron con el definitivo uno a uno– y frenéticamente, podía pasar de todo en ambas áreas, y así fue. Ortuño volvió a perdonar otra diana. Falló en el control tras otra deliciosa asistencia de Saúl Berjón.
Ni Oyarzun ni Higinio pudieron cambiar el rumbo de la contienda, sí lo puedo hacer Carlos Gutiérrez en la segunda que tuvo en su poder. En la primera, Champagne le pispó el 1-1 en la prolongación de un córner; Carlos no se lo podía creer: manos a la cabeza después de rematar duro, seco y de primeras, a ras del primer palo. Los bombardeos de Calero a partir de sus potentes saques de banda fueron el preludio. En el 90’, y antes de la prolongación, el Numancia, al que jamás le faltó osadía en el Principado, rascó premio: Carlos Gutiérrez recogió dentro del área un rechace propiciado por Igor Zlatanivic para establecer las tablas (1-1).