Cuestión de dignidad

Hace poco nos enteramos de que el Tribunal Supremo avala la iniciativa del Gobierno de exhumar y trasladar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Esta iniciativa llega con décadas de retraso pero, aunque tarde, es una medida necesaria. No podemos mantener al Dictador enterrado con honores en un mausoleo construido con el trabajo esclavo de las víctimas de su represión.

Esto no obedece a ningún tipo de “revancha” o de ánimo por alterar la historia, es únicamente un gesto por devolver una pequeña parte de dignidad a las víctimas de la Guerra Civil que no tuvieron reparación durante cuarenta años de franquismo y a las que sufrieron represión y muerte en ese mismo periodo. Es imposible reabrir unas heridas que nunca han estado cerradas para una parte inmensa de la población.

No hay que irse fuera de Soria para encontrar a estas víctimas: abuelos de nuestros compañeros de trabajo, amigos y vecinos. Después de tantos años no se nos enseña en el colegio que en el parque en el que algunos jugamos de niños se hacinaban presos políticos, que parte de las infraestructuras que todavía disfrutamos fueron construidas con trabajo esclavo o que en las eras de nuestro pueblo todavía esperan los cuerpos de jóvenes que, sin llegar a los 30, fueron asesinados por tener una afiliación política o sindical.

A ver si algunos se enteran de una vez: esto no va de derechas ni izquierdas, va de recuperar la memoria de la mitad del país y de reparar el sufrimiento de las víctimas. Mientras tanto sigamos disfrutando de la hipocresía de quienes no reconocen este drama pero se emocionan viendo “La lista de Schindler”.