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La soriana Cristina Mayor Ruiz impulsa un cambio de paradigma en la lucha contra el cáncer

La soriana Cristina Mayor Ruiz impulsa un cambio de paradigma en la lucha contra el cáncer

Actualizado 17/10/2019 21:35

Mitad soriana, mitad aragonesa, Cristina Mayor-Ruiz estudia en el Centro de Investigación en Medicina Molecular de Viena la degradación de proteínas dirigida. Se trata de usar propios mecanismos del cuerpo humano para luchar contra el cáncer. “Es un cambio en la forma de pensar soluciones” señala sobre una técnica en la que ya trabajan la mayoría de las farmacéuticas.

Pregunta: La primera pregunta debe ser obligada: ¿Qué es la degradación de proteínas dirigida?

Respuesta: De una forma sencilla podríamos decir que la degradación de proteínas dirigida se basa en usar mecanismos que ya tenemos en nuestras células, que se usan para degradar proteínas, para degradar las proteínas malignas que causan el cáncer.

P: Estamos hablando de un mecanismo que ya tiene nuestro cuerpo…

R: Exactamente. Las proteínas son los efectores (células nerviosas que ejecutan respuestas ante los estímulos que reciben) de nuestras células, las necesitamos para todo. Entonces cuando una proteína no funciona bien se vuelve maligna y puede hacer que una célula crezca cuando no tiene que crecer y ahí puede venir un tumor. Nuestras células tienen mecanismos para degradar estas proteínas que no funcionan bien. Es algo que pasa todos los días en nuestro cuerpo entonces se trata de reprogramar mecanismos que ya tenemos para que hagan lo que nosotros queremos que en este caso es luchar contra el cáncer.

P: El pasado mes de agosto publicabais los avances en la degradación de proteínas dirigida en la revista Molecular Cell. ¿Qué acogida ha tenido en el ámbito científico?

R: En el ámbito científico cuesta un tiempo recibir el feecback porque una de las medidas es el número de veces que han citado tu trabajo en nuevos artículos y eso lleva tiempo. Sí hemos recibido vía email y redes sociales comentarios de expertos en nuestro sector felicitándonos por el trabajo.

Degradación

P: La degrdación suena muy distinto a los tratamientos a los que estamos acostumbrados.

R: Solemos decir que es un cambio de paradigma a la hora de diseñar fármacos. Es parecido a la hemoterapia que aprovecha el sistema inmune. Aquí queremos aprovechar unos mecanismos que ya tenemos que degradan proteínas y 'solo' tenemos que decirles que proteína degradar. Es un cambio en la forma en la que pensamos en cómo hacer fármacos.

P: ¿Cómo se le dice al cuerpo que células destruir?

R: Se basa en usar unos fármacos que funcionan como dos imanes. Un imán atrae a los mecanismos normales de degradación de proteínas y el otro imán atrae a la proteína maligna. Así ponemos en contacto los degradadores y las células malignas. Lo bueno es que con todo lo que ya se ha investigado contra el cáncer hay muchos fármacos que actúan como imanes de las diferentes proteínas malignas, entonces una vez logras el imán que atrae a los mecanismos de degradación puedes combinarlo con toda la batería de imanes que ya tienes creados. Eso permite que todo lo investigado hasta ahora se pueda utilizar ahora para reformular fármacos en esta nueva metodología. Entonces haremos que en lugar de inhibir la proteína o parar su función logres destruirla y no hay nada que tenga un mayor impacto que hacer desaparecer esa proteína maligna.

P: ¿Cómo afecta esta investigación a la resistencia a la quimioterapia?

R: En nuestro estudio una de las partes principales era entender qué mecanismos de nuestras células son necesarios para que la degradación dirigida de proteínas funcione. Indefiníamos varias proteínas que son realmente necesarias. Si tú eres un paciente que ha nacido o que ha adquirido mutaciones exactamente en estas proteínas que son 100% necesarias para que la degradación de proteínas funcione tú no vas a poder beneficiarte de una quimioterapia que está basada en degradadores. Gracias a nuestro estudio podemos saber qué es necesario para que la quimio funcione y podemos decirle al paciente que no pierda el tiempo siendo tratado con degradadores. Eso es fundamental, cuando estás tratando a alguien con cáncer, no quieres perder el tiempo tratándole con algo que no vaya a funcionar.

Investigación

P: ¿En qué punto se encuentra la investigación? ¿Qué plazos manejáis?

R: Ahora mismo, en la clínica existe ya un medicamento que al principio no se sabía cómo actuaba y que cuando se pusieron a investigar el mecanismo de acción se dieron cuenta de que era un degradador. Eso se lleva usando en mieloma ya años por lo que podríamos decir que es una realidad clínica. Pero es cierto que este no fue un degradador diseñado de forma racional e intencionada pero valida que es posible que esto funcione. Los primeros degradadores diseñados racionalmente se están probando ahora en ensayos clínicos. Ahora mismo hay uno contra cáncer de mama y otro puesto en marcha hace un mes por la misma compañía -Arvinas- para cáncer de próstata. Entonces si estos ensayos van bien podría ser una realidad clínica muy pronto, aunque es difícil ponerle fecha. Ahora mismo cualquier farmacéutica potente del mundo tiene su programa explorando con degradadores. También hay un boom de pequeñas farmacéuticas intentando encontrar degradadores y todas están trabajando en ello.

Pacientes

P: Comparando la medicina tradicional, la que se usa actualmente, con los degradadores ¿cuáles serían las ventajas?

R: El efecto de degradador una proteína siempre es mayor que el de su inhibición, que es lo que hace actualmente la quimioterapia. La quimio lo que hace es entrar con una molécula química en la proteína para que no pueda desarrollar su función, pero la proteína maligna sigue estando. En cambio, con los degradadores esa proteína desaparece por completo por lo que el efecto es más profundo.

La otra ventaja es que para desarrollar inhibidores tienes que tener fármacos que sean de verdad muy específicos mientras que con los degradadores es más fácil abordar proteínas que hasta ahora eran imposible. Hay ejemplos ya de proteínas que se han degradado y que hasta ahora se consideraban inabordables por la quimio.

P: ¿Cómo notará el paciente la diferencia? Posibilidades de éxito, tiempo de tratamiento, secuelas del mismo…

R: Esa es una pregunta buenísima que me encantaría responder con datos… pero es precisamente ahora, con los ensayos clínicos que se están realizando, cuando realmente están respondiendo todas estas incógnitas.

Sí que te puedo decir lo que la investigación sugiere antes de ser probada en pacientes. Sugiere que los efectos son más profundos porque te cargas toda la proteína completamente. Sugiere, y no se sabe por qué, que los degradadores son más selectivos y eso quiere decir que los degradadores podrían tener menos efectos secundarios lo cual es una cosa muy guay porque todos sabemos los efectos de la quimio... Y sobre duración eso realmente no se sabe aún. Ahora se están probando tiempos, toxicidad, eficiencia... Son incógnitas que todos estamos deseando resolver.

Mitad soriana, mitad zaragoza

Cristina asegura que ella no es el típico caso que se tuvo que marchar de España para investigar. Lleva desde enero de 2018 en Viena, desde que acabo su tesis doctoral y "busqué a los mejores. Conocía a Georg E. Winter y quería trabajar en su laboratorio ya que "vi el potencial de la degradación y mi afán por apreder con los mejores me trajo a Viena" relata. Ella es natural de Ágreda y aunque su familia se trasladó a Zaragoza cuando tenía solo dos años mantiene una estrecha relacción con la provincia. "Mi novio es soriano, tengo mi grupo de amigas en Ágreda, llevo 15 años sin perderme unos sanjuanes y soy del Numancia" reclama.

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