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El muro que cobija Soria

El muro que cobija Soria

Actualizado 23/11/2019 09:48

La muralla de Soria sirve como eje central de una ruta senderista que une historia, patrimonio y naturaleza en la capital. Un paseo de poco más de 5 kilómetros que ayuda al caminante a redescubrir los lugares más emblemáticos de la capital. Ha servido como testigo mudo durante siglos de todos los hechos históricos que acontecieron en la ciudad, ahora planta cara al olvido y se prepara para una rehabilitación integral que transformará el entorno.

Soria, como ciudad medieval, se sirvió de su muralla para protegerse de ataques invasores. La ciudad se situaba en un collado entre los cerros de el Castillo y el Mirón y su muro defensivo abarcó ambos con una longitud de 4.100 metros. La muralla tenía 6 puertas fortificadas, 2 portillos y casi 100 hectáreas de superficie protegida.

Hoy poco queda de aquel esplendor. El paso del tiempo, y sobre todo la Guerra de la Independencia, hicieron mella en su construcción y esta muralla desapareció de las postales capitalinas. Aún así, merece la pena recorrer los 5,5 kilómetros que abarcan una ruta senderista que, además de ofrecer unas vistas más que interesantes de la capital y su entorno, permitirá descubrir la evolución de la estampa con el proyecto del consistorio capitalino tendente a su rehabilitación.

El recorrido comienza en el centro de Soria, en la confluencia de la calle El Collado con Claustrilla y Puertas de Pro. Además de un plano general de la ruta, en este punto se puede ver el monolito que recuerda que en este lugar se localizaba la Puerta del Postigo. En dirección sur, al final de la calle Claustrilla, se encontraba la Puerta de Rabanera, la última entrada en desaparecer y la única de la que se conserva testimonio gráfico. Desde ahí, la ruta se dirige hasta el parque de Santa Clara donde comienza un tramo rehabilitado.

Después de llegar hasta el Castillo habrá que descender hasta el río Duero y, siguiendo el Paseo de San Prudencio, se llega a la que fue la puerta con defensas más potentes, la de Navarra.

La muralla continúa paralela al río, aunque el itinerario dirige al cerro del Mirón. Desde el Duero hasta este altozano encontramos uno de los tramos más largos e interesantes de la fortificación. Al llegar a la iglesia de Santo Domingo se localizaba el último de los vanos, la Puerta del Rosario. Tan solo queda descender por la calle puertas de Pro hasta el punto de partida.

Puntos claves

Santa Clara. Al final de la empinada calle Alberca se situaba el Portillo de Santa Clara, llamado así por el convento de Clarisas, ahora parque, que aquí se ubicaba. Junto a este parque se encuentra uno de los dos paños de la muralla medieval que han llegado en buen estado de conservación hasta nuestros días. El otro, se halla longitudinalmente en la Calle Puertas de Pro por las traseras de los edificios.

El Castillo. Aunque actualmente solo queda en pie la torre del homenaje. Los restos de este castillo pueden visitarse en un cerro desde el que se disfruta una impresionante panorámica de la ciudad y el puente sobre el río. El castillo puede verse tal y como fue en su día en los frescos de la ermita de San Saturio.

Puente de Piedra. Parte fundamental de la estructura defensiva de la ciudad era el puente fortificado sobre el río Duero con su torre a medio tramo eliminada en mitad del S. XIX al que hacemos mención especial como monumento significativo de la ciudad. Desde el año 2010 cuenta con iluminación artística activa lo que realza su imagen nocturna .

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