En la actualidad son más de 80 los expedientes incoados antes de la promulgación de la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León.
En su visita a la Colegiata de San Miguel de Aguilar de Campoo, cuya declaración como BIC fue aprobada en el pasado Consejo de Gobierno, el consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega Álvarez ha dado conocer el plan de trabajo previsto por la Consejería en materia de declaraciones de Bien de Interés Cultural. Tal como ya anunció en su comparecencia de inicio de Legislatura, la Consejería va a trabajar para ampliar el número de bienes protegidos en aquellas categorías menos representadas, a la vez que resolver aquellos expedientes pendientes de concluir.
Respecto de estos últimos, que representan en torno a un 4 % del total de los más de 2.200 BIC, ha recordado que son objeto de protección legal, de restauración y conservación y de supervisión habitual por parte de la Junta de Castilla y León. Este reducido conjunto de expedientes, alrededor de 80, -la mayor parte anteriores a la Ley del Estado de 1985 e incluso bastantes provenientes de la etapa preconstitucional- carecen en su mayoría de documentación suficiente, según los requerimientos técnicos, legales y de participación pública que en la actualidad se exigen, reduciéndose, en muchos casos, a un simple enunciado en el Boletín Oficial del Estado.
La Ley 12/2002 supuso un incremento en la seguridad jurídica y una mayor participación social al aplicar una serie de requisitos al procedimiento de declaración, entre otros nuevos informes de las instituciones consultivas, la audiencia al interesado, la información pública, con lo que se pretendía tomar en consideración la opinión ciudadana y la búsqueda de un mayor rigor en el procedimiento.
El Plan PAHIS 2020 añade, además, que las declaraciones se realicen de manera vinculada al territorio y en colaboración con los titulares y gestores de los bienes y contemplando un plan de gestión posterior.
En este sentido, el consejero ha manifestado que se trabajará en esos expedientes buscando completar esa documentación y estudiando su evolución. En todo caso, ha destacado que lo más importante es que gozan de la misma protección y de los mismos derechos que los ya declarados, incluidas las subvenciones públicas y el destino de las obras de restauración por parte de la Junta de Castilla y León, como ha sido el caso de la Colegiata de San Miguel.
Colegiata de San Miguel
Este templo constituye un relevante ejemplo de la influencia que el foco artístico burgalés ejerció sobre la arquitectura castellana de los siglos XIII y XIV y un valioso documento histórico, en cuanto permite conocer la evolución de los distintos elementos constructivos y estilos a lo largo de este determinado periodo histórico.
Construida a principios del siglo XIII en estilo románico y posiblemente coetánea a la fábrica del Monasterio de Santa María la Real, en origen la iglesia de San Miguel fue la parroquia de la villa. De esta época conserva la capilla del baptisterio, cubierta con bóveda de ojivas y la portada de San Pedro, así como los dos cuerpos inferiores de la torre. La mayor parte de la construcción, la estructura y cubrición de naves y los ábsides de la cabecera, son del primer tercio del siglo XIV, en estilo gótico.
La Colegiata fue objeto hace dos años de una obra de restauración de las bóvedas y la cúpula de la torre. Esta actuación venía a completar un ciclo de intervenciones que la Consejería inició en 2008 con la consolidación estructural de las mismas. Todo ello ha supuesto una inversión por parte de la Consejería en torno a medio millón de euros.
La atención a esta Colegiata ha sido constante, tanto por parte de la Junta como por parte del Ayuntamiento, parroquia y de los propios vecinos y ello con independencia de que el expediente administrativo de declaración de Bien de Interés Cultural no se hubiera concluido, hasta el pasado jueves.