En una de sus entrevistas más personales, la escritora asegura que "odio los comentarios malvados de barra de bar. Destruyen”.
Pregunta: ¿Qué es lo último que hace antes de acostarse?
Respuesta: Leo un poco. Cualquier cosa y puede quitarme el sueño porque si algo me engancha no puedo parar hasta que lo acabo.
P: Cuando tiene una tarde libre, ¿a qué le gusta dedicarla?
R: Uff, una tarde libre. Si hace buen tiempo paseo por las afueras de Soria y si hace malo, como ahora, veo una película..
P: ¿Libro o película?
R: Siempre libro. Las personas que no leen no saben lo que se pierden. Leer es fundamental.
P: Recomiéndeme uno. ¿Por qué?
R: Estoy un poco desconectada de los autores contemporáneos. Me gusta ir a lo seguro y si tuviese que quedarme con un autor te diría a Marguerite Yourcenar. Era una mujer peculiar a la que no le gustaba el género humano pero era una magnífica transmisora de ideas y creencias. Cuando acabas una obra suya te dan ganas de volver a empezar.
P: ¿Qué música pone cuando se ducha?, ¿Canta?
R: Soy de radio hablada. Solo pongo música cuando escribo y no canto.
P: ¿Cuál es su palabra favorita?
R: Paz, diálogo y paz otra vez. Vamos a la deriva y hacia un mundo tremendamente odioso. Somos unos insolidarios y si no hay paz acabaremos matándonos todos.
P: ¿Si pudiera viajar en el tiempo elegiría el pasado o el futuro?
R: El pasado. Volvería a la década de los setenta, años en los que nacieron mis tres hijos. Menos esa época, cambiaría todo lo demás de mi vida.
P: ¿Cómo era en el colegio?
R: Extremadamente tímida. Además, estudié en el colegio de Las Teresianas de Jaén y era un colegio donde iba gente de mucho dinero. Seguramente era una sensación mía pero nunca me sentí integrada y en el recreo no me elegían para jugar con ellos. Nunca me he sentido a gusto con esa gente ni creo que me sienta nunca.
P: Un poco más mayor, ¿era muy fiestero?
R: Tuve mis años fiesteros. Viví esa época de salir hasta altas horas de la mañana pero creo que perdí el tiempo.
P: ¿Quién o quiénes han influido más en tu forma de ser?
R: Además, de mi madre y mi abuela, de quienes más he aprendido es de mis hijos. No guardan rencor y son generosos, todo ello mucho más que yo. Yo si soy un poco rencorosa y no se me olvidan fácilmente los agravios aunque lo disimule bien.
P: ¿Y qué tuvo que aprenderlo a base de palos?
R: Todo lo he aprendido de la vida y ha sido durita. Se aprende pero se vuelve a tropezar por lo menos otra vez. A la tercera ya no me ocurre.
P: ¿Cuál es el mayor éxito que ha tenido en su vida?
R: Mis hijos, indudablemente.
P: ¿Y su mayor fracaso? Algo que puede reconocer...
R: Mi primer divorcio, el del padre de mis hijos. Fue duro y creo que un fracaso por ambas partes.
P: Díganos algo que no soporte.
R: Llevo muy mal la injerencia en la vida privada ajena. Los malvadísimos comentarios en las barras de los bares que destruyen a las personas y, sobre todo, a las mujeres. No lo aguanto.
P: En qué rincón de la provincia le gusta perderse. ¿Por qué?
R: En Tierras Altas, mi lugar en el mundo está en la comarca de San Pedro Manrique pero los pueblos deshabitados. Cuando estoy baja de ánimo y llego al cruce de Estepa de San Juan es como si echaran polvos mágicos. Me siento otra.