Jorge Luis de Miguel, jefe del Parque de Bomberos de San Esteban de Gormaz, acaba de ver reconocida su vocación de servicio público con la medalla de oro al mérito de Protección Ciudadana de Castilla y León. Se muestra “agradecido” pero pide que “sirva para algo”. Su objetivo es que se profesionalice un servicio básico que ahora mismo se desarrolla con una escasez manifiesta de personal.
Jorge Luis de Miguel Hernando ejerce como bombero profesional en el parque de San Esteban de Gormaz desde hace 22 años. Hasta hace pocos días era un completo desconocido fuera de su círculo personal y laboral pero todo esto cambió con la concesión de la medalla de oro al mérito de Protección Ciudadana de Castilla y León que entrega la Junta.
Según publicó el BOCYL el pasado 31 de octubre de Miguel se convirtió “en un ejemplo de vocación y de servicio al ciudadano” tras darse a conocer los hechos ocurridos el 2 de abril en la localidad ribereña. Estos se describen en el boletín oficial de la siguiente forma: “se percató de que una mujer había caído al río de la localidad y, aunque se encontraba fuera de servicio, no dudó un instante en lanzarse al agua para ponerla a salvo, aún a sabiendas de que su propia vida se podía poner en riesgo”.
El organismo regional considera que este es un ejemplo que debería servir a todos los castellanos y leoneses pero para este vecino de San Esteban de Gormaz y natural de Duruelo de la Sierra se trata únicamente de “cumplir con mi trabajo”. Jorge de Miguel cree que aunque no estuviese de servicio, “lo que hice va incluido en el sueldo y cualquier persona hubiese hecho lo mismo. Además, ojalá los bomberos tuviésemos la suerte de llegar siempre a tiempo”.
Lleva la humildad por bandera pero aprovecha el altavoz para acordarse de todas aquellas personas que, a raíz de este reconocimiento, han encontrado un hueco para trasladarle su enhorabuena. “Las felicitaciones han sido muchas y eso sí me hace sentirme satisfecho”, apunta.
El jefe del Parque de Bomberos de San Esteban de Gormaz intenta pasar de puntillas por el tema de la medalla. Se le ve incómodo con tanta atención pero se percibe que asume que también esto es algo que va en el cargo.
Además, cuando se relaja la conversación, reconoce que detrás de la aceptación de entrevistas se esconde un motivo que ha marcado su vida profesional. De Miguel echa la vista atrás y confiesa que recuerda perfectamente el día que comenzó a trabajar como bombero y este recuerdo no es precisamente el mejor. “El 21 de enero de 1997 fue un auténtico caos. El día que entré en este parque estaba yo solo como profesional. Mis compañeros eran bomberos voluntarios y desde entonces me prometí luchar por que la profesionalización del servicio en Soria fuese una realidad”.
Así pues, este reconocimiento que no esperaba ni deseaba se ha convertido en una herramienta al servicio de esta misión. “No estaría haciendo esta entrevista si no pensase que es una buena oportunidad para el servicio de extinción y prevención de incendios de Diputación”, afirma sin titubeos. “Normalmente los bomberos somos invisibles y solo se acuerdan de nosotros cuando ocurre una desgracia”, lamenta Jorge de Miguel.
La Diputación de Soria cuenta con cinco parques comarcales para poder prestar el servicio en la provincia y mantiene un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Soria para actuar en la zona centro. Además, dispone de cuatro parques de primera intervención y el servicio se ve reforzado con las agrupaciones de voluntarios existentes en Berlanga de Duero y Langa. En total trabajan para el servicio de extinción de incendios de Diputación unas 150 personas entre profesionales, voluntarios y técnicos, de las que alrededor de 80 son voluntarios.
El servicio de bomberos dependiente de e la Diputación realizó 590 intervenciones en la provincia durante 2018, de las cuales 335 fueron con intervención. De ellas, 68 fueron de carácter preventivo; 187 de emergencia, 13 formativas y 67 relativas a otros servicios.
Es precisamente esta cifra de bomberos voluntarios la que se intenta modificar pues, explica Jorge de Miguel, el problema del servicio provincial radica en que este se sustenta “en la buena voluntad de personas que no tienen la obligación de estar ni la formación adecuada para ello”.
Esto influye en el servicio pues, insiste de Miguel, “mi primera preocupación es que no les pase nada a los que son compañeros y amigos” lo que, inevitablemente, limita su capacidad de atención a otros aspectos.
Para conseguir optimizar los recursos disponibles la experiencia que durante más de dos décadas ha acumulado este profesional le indica que “además de tener bomberos profesionales, su distribución debería replantearse”, afirma. Bajo su punto de vista no es lógico que “existan 5 parques de bomberos y cuatro de ellos estén tan cerca. El Burgo de Osma y San Esteban tienen dos, y Ágreda y Ólvega otros dos, no comparto esta distribución”.
Jorge de Miguel anima al nuevo equipo de gobierno en Diputación a que “tome decisiones políticas”. Es consciente de que “no es fácil decidir a quién le quitas un parque pero si se ordenase el servicio de forma lógica, se reconociese la permanencia en parque y se ampliasen las plazas de profesionales, la ciudadanía entendería el proceso y el servicio ganaría en eficacia”, concluye.