La opinión de Roberto Vega, entrenador de base.
La colegiata, la tarde en que el Numancia se cargó al Lugo siendo la víspera de la marcha contra el cáncer, fue más catedral. Resplandeciendo en la oscuridad todo el barrio de San Pedro fue más también con el recital vocal e instrumental de Stella Splendens al que se adhirió la majestuosidad del órgano, desplazado a las antípodas del altar, porque se pretendía honrar a la ciudad de Soria.
La respuesta a la convocatoria no fue abrumadora a la vista de lo vivido, así como la capacidad de aguante del espectador que entraba y salía a capricho.
Es posible que el órgano o las voces de tenor y soprano fueran quienes alentaran la curiosidad del murciélago que rasgaba las bóvedas diáfanas pero frías de nuestra concatedral como homenaje a los últimos programas de Bruno Forst (14.X.19) y de Stella Splendens “juglares y ministriles” (28.VII.19).
Magna oportunidad para cualquier profesor de conservatorio, de Instituto o de Escuela de incluirla como una actividad didáctica de muy alta consideración dado el esfuerzo emprendedor y la virtuosidad de los músicos que se están empeñando en vivir o trabajar en Soria encumbrando del olvido la novena centuria de la fundación de Soria, enriqueciendo con tal presencia la expectación de familiares y amigos.