Este sistema ahorra un 50% los costes, respecto al uso de los fertilizantes minerales, e incrementa la productividad en torno al 50%, porque no se riega solo con agua, sino que también va acompañado de nutrientes obtenidos en el tratamiento de purines.
El proyecto LIFE Smart Fertirrigation, que este martes ha celebrado, en la sede de COPISO, una conferencia final sobre sus resultados después de cuatro años de trabajo (desde septiembre de 2015), “ha podido demostrar las tecnologías adecuadas que son capaces de transformar el purín y el digestato en un fertilizante orgánico, y que puede tener dos utilidades para los agricultores.
Mediante la aplicación de la fracción sólida que se ha obtenido como abonado de fondo antes de la siembra, en los cultivos cerealistas de secano; o inyectando la fracción líquida conseguida en el sistema de regadío. El fertilizante orgánico, procedente del purín, puede reemplazar a los fertilizantes inorgánicos del mercado, con un claro beneficio medioambiental”.
Así lo ha señalado Javier Peinado, de ISMADE, que ha destacado la importancia de poder aportar, en el propio riego, los nutrientes necesarios durante el ciclo biológico de la planta, justo cuando los necesita. Esta fertilización orgánica, además, ahorra un 50% los costes, respecto al uso de los fertilizantes minerales, e incrementa la productividad en torno al 50%, porque no se riega solo con agua, sino que van incluidos los nutrientes que aporta la fracción líquida de la transformación del purín.
Peinado no solo ha destacado el éxito de las experiencias que se han hecho de fertilización en unas 70 hectáreas, gracias a la colaboración de la Comunidad de Regantes de Almazán. También ha insistido en que, con esta fertilización orgánica, se reducen mucho las aportaciones de fósforo o nitrógeno al suelo, consiguiendo otro importante beneficio medioambiental.
El presidente de COPISO, Francisco Javier Blanco, ha resaltado, precisamente, la importancia de que la actividad agraria este avanzando en la sostenibilidad ambiental, aplicando los avances tecnológicos que van apareciendo día a día. Ha indicado que, quizás, estas mejoras agronómicas, en el trabajo agrícola y ganadero, no calen tanto en la sociedad, frente a la automoción u otros sectores, pero “se está investigando mucho y muy intensamente. La agricultura siempre ha requerido una fertilización, y ahora estamos trabajando para que sea sostenible, y con proyectos como el de LIFE Smart Fertirrigation se están dando grandes pasos para conseguirlo”.
Tras las demostraciones realizadas, las experiencias de fertilización logradas han que llevarse, ahora, a la escala que sea necesaria. En el caso de la fertilización orgánica líquida, la efectividad se consigue en un radio de 20 kilómetros, desde el lugar donde se hace transformación del purín. Es decir, es una fertilización de proximidad. El secado de la fracción sólida, especialmente si se peletiza, además de conseguirse un valor añadido mucho mayor, no hay límites en el transporte.
La coordinadora de comunicación del proyecto LIFE Smart Fertirrigation, Katty Franco, ha destacado el valor de estos proyectos, precisamente cuando se está celebrando en Madrid la Cumbre del Clima, porque, aunque sean iniciativas a escala más pequeña, son fundamentales para avanzar en la sostenibilidad medioambiental.
El director gerente de COPISO, Andrés García, en el acto de apertura de la conferencia, ha agradecido el trabajo del grupo de empresas participantes en el proyecto, coordinado por la cooperativa soriana.