La opinión de Alfredo Vallejo, colmenero y pensador.
El tío Suleimán de mi pueblo me cuenta lo que le ha pasado, casi está al borde de las lágrimas… o de la risa; no podría asegurarlo. Lo encontré muy raro. Pregunté a los de la taberna si se había vuelto loco.
“Me mandaron a mi móvil la siguiente historia. Me hizo gracia, enseguida me eché a llorar”.
Un hombre de Huesca, en los Pirineos, hizo un muñeco de nieve. Pasó una feminista, lo vio y le recriminó por no haber hecho una mujer.
Pasó al rato un homosexual y le volvió a recriminar, por qué no has hecho dos hombres. Y una lesbiana, por no hacer dos mujeres.
Y un loco, por qué parece un arco iris. Y un gamberro, por qué no se le nota a la entre pierna. Y un salido, está cojonudo.Y un alma bendita, deberías ponerle una nariz bonita.
El pobre hombre fue a su casa, trajo una zanahoria y le puso una hermosa nariz.
Y pasó un ecologista. Qué vergüenza, qué poco respeto a las zanahorias. Y un separatista. Esta nieve no es española, nos están robando.
Y un vegano, tiene mala cara; este muñeco come muy mal, aún no se ha enterado; cualquier día tiene un disgusto.
Y un gilipollas, por fin se hace lo que se debe; se parece a mi abuela. Y un político de derecha, tenía que cantar el caralsol, le falta algo; y otro de izquierda echando en falta la marsellesa; es imperdonable, con lo cerca que está de Francia.
Y pasó casualmente D. Quijote: Bien te reconozco, malandrín; tú no eres un muñeco de nieves, tú eres Sancho esperando el juicio final
Llegó al fin la Sexta. Por qué no has hecho una bola; todo había sido más sencillo, es de justicia social.
Moraleja; No hay moraleja. Sólo este puto país.
Suma y sigue como de costumbre. “Tenemos una democracia madura y consolidada”. Suleimán no volvió a decir ni pio en toda la mañana.