San Saturio 2024: Programa, horarios y todos los eventos
La opinión de Alejandro Ramos, profesor universitario y secretario NNGG Soria.
Durante los últimos días, Madrid se ha convertido en el epicentro internacional de la lucha contra el cambio climático. En teoría, el objetivo principal de esta Cumbre sobre el Clima, ha sido intentar que los países se comprometieran a poner, negro sobre blanco, el Acuerdo de París, celebrado hace cuatro años, en el que se acordó reducir las emisiones contaminantes, evitando así un aumento de la temperatura media del planeta.
En aras de concienciar a la sociedad sobre los efectos derivados del calentamiento global, ha aparecido en escena, una verdadera sacerdotisa ecológica, reencarnada en una adolescente sueca, de 16 años, fiel seguidora de las redes sociales, que siempre va acompañada de su pancarta, en la que se puede leer algo así como “huelga escolar por el clima”.
A pesar de compartir gran parte de su mensaje (por cierto, un tanto facilón, fruto de su edad), me parece lamentable que el protagonismo de una cumbre mundial lo haya acaparado Greta Thunberg que, simplemente, se ha hecho famosa por saltarse las clases todos los viernes para denunciar la falta de acción de los políticos ante la emergencia climática. De hecho, mientras la niña ocupaba portadas de periódicos, el mensaje de los científicos, que son los que de verdad tienen autoridad para hablar del tema, ha quedado en un segundo plano.
Obviamente, detrás del fenómeno Greta hay un negocio que cuenta con el apoyo de grandes lobbies y empresas de la energía verde, que se están frotando las manos por los réditos que están empezando a obtener como consecuencia del cambio climático.