Artículo de opinión de Roberto Vega.
CRON, el del racimo blanco y naranja, acaba de tener un detalle fraternal conmigo pues me regala dos mapas, anticipándose a los Reyes Magos, el que me correspondería por mi categoría en El Rasillo-Montemediano y otro con el recorrido R6.
¿Sospechabais que los mapas son una creación humana que engancha o embruja? El cerebro humano es su misterioso creador. Y la competición de Orientación es una modalidad deportiva que puede atraparte diez veces un millón más que otras.
Mientras sostengo el mapa (que me ha mandado Alfonso porque la nieve del 10 de noviembre, el día de las segundas elecciones generales, nos asustó en el Piqueras) deletreo los 21 controles en 6,8 km. Todo en él es tecnología pura dispuesta a nuestro gozo y praderas y saltos de tierra, un pantano, cierto desnivel y un verde efímero casi impenetrable, un par de recorridos largos y grandes referencias perfectamente auxiliadoras.
¿Cuándo volveremos a competir en Liga Norte? ¿Cuándo en la Aragonesa? ¿Cuándo nos reencontraremos en ese esfuerzo hechizador por el que intentamos dominar las dificultades propuestas por el trazador? ¿Cuándo los nervios no nos impedirán poner rumbo hacia el desafío de doblar el mapa, apoyar la brújula y orientar las ganas orientadoras hacia un 2020 halagüeño?