Todos los caminos llevan a Soria. Desde hace más de 15 años, promoción a promoción, los alumnos de Segundo de Bachillerato que estudian en el Institut Lluís Domènech i Montaner, de Canet de Mar, se maravillan a través de los encantos (literarios, geográficos y paisajísticos) levantados en la provincia castellana. La obra ‘Mientras cenan con nosotros los amigos’, de Avelino Hernández, es el hilo conductor.
No tomen excesivos apuntes y disfruten de esta lectura, que no entra en Selectividad. Algo similar les ocurre, con ‘Mientras cenan con nosotros los amigos’, de Avelino Hernández, a las promociones de Segundo de Bachillerato en el Institut Lluís Domènech i Montaner de Canet de Mar. Todos los caminos llevan a Soria, y si no que se lo pregunten a los chavales de dicho centro, quienes son guiados literariamente, a modo de prosa, hasta Valdegeña, a unos 474 kilómetros de Canet de Mar.
¿Qué hacen unos 60 alumnos catalanes en Valdegeña, localidad soriana situada a unas cuantas horas de su hogar, Canet de Mar, en la costa de El Maresme? La explicación se resume a partir de una lectura, ‘Mientras cenan con nosotros los amigos’, que en el Lluís Doménech i Montaner es obligatoria, a pesar de que esta no entra en el examen de Selectividad, por el cual pasarán estos canetencs en verano de 2020. En el instituto, leen la obra de Avelino Hernández, autor nacido en Valdegeña, y a continuación, antes de estas Navidades, son iluminados e ilustrados por Ricardo Hernández, ex alcalde y hermano de Avelino, quien les enriquece con una visita guiada por Valdegeña. Los pocos vecinos del pueblo salen a curiosear, aunque ya es habitual, en un momento puntual del curso escolar, ver a Canet de Mar paseando por Valdegeña.
Los inicios están ligados a una profesora del instituto en cuestión. Siguiendo a Machado y a Bécquer, Olga Martínez condujo a Canet de Mar hasta Valdegeña, pues descubrió a Avelino Hernández y se enamoró de la obra del soriano. Olga se trasladó a otro centro de estudios y dicha ruta literaria quedó en las manos de Júlia García, profesora de Castellano y Literatura en el Domènech i Montaner. “Heredé el viaje a Soria con todo el honor”, explica. Canet de Mar hace camino al andar mientras discurre y fluye en Soria, ya que entre 15 y 20 promociones han parado en Valdegeña. Júlia, por ejemplo, lo organiza desde hace 10 años.
La docente cuenta que el viaje literario y estudiantil se ha ido llenando “con aquello que creíamos que iba a enriquecer la salida”. Se convierte en toda una experiencia, pues “es rica a nivel histórico o geográfico”. Siempre se evalúa la salida a Soria y “se mantiene porque la evaluación que hacen los alumnos es muy buena”, apunta Júlia. Entre ellos, “el boca a boca funciona muy bien. De un año para otro, ellos se van contando el viaje”, resume.
Estando sentados en una aula catalana, lo de “vomitar” la biografía y la obra de Machado en un examen resulta sencillo, pero el asunto cambia cuando se lee, in situ, poesía machadiana en la ribera del Duero o en la tumba de Leonor Izquierdo. Bien lo sabe la promoción 2019-20 de Canet de Mar. Se asombran cuando ven “los álamos escritos con fechas y números”. Se enternecen cuando ven el paseo del Mirón, por donde Machado tiraba de Leonor. Júlia les intenta demostrar a sus pupilos que “estos autores no son un mito o una fantasía, sino personas de carne y hueso”. Según la profesora de Literatura, “Soria nos da la oportunidad de vivirlo en primera persona y de bajar este mundo literario a la realidad, y eso no tiene precio”. Además, la exteriorización que logra Júlia con sus alumnos da un paso más allá: “No le podemos dedicar mucho tiempo a Avelino, ya que solo tenemos dos horas a la semana. A parte de fijarnos en esa sensibilidad y en esa prosa lírica de Avelino, ellos intentan escribir como el autor. Cada uno de ellos redacta un relato que podría formar parte de ese libro (‘Mientras cenan con nosotros los ‘amigos’), abierto y con historias hilvanadas”, detalla García. Después, “a modo simbólico”, se edita y se publica la construcción literaria de los alumnos catalanes, emulando a Avelino Hernández.
Soria, un mundo a parte
“Los llevamos a Madrid, la gran urbe, y es maravillosa (teatros, cines, asfaltos, etc.)”, sitúa Júlia. Pero, el desplazamiento a Soria produce una “introspección”, ya que la provincia no se levanta “sobre un montón de tiendas en las que ellos pueden consumir”. En Soria, “se tienen a ellos mismos para divertirse”, reflexiona García. La esencia de la provincia castellana, mirar hacia adentro y descubrirse.
No se detienen solo en Valdegeña. Estos días atrás, durante cinco jornadas, Canet de Mar pasó por Medinaceli (El Cid), Soria capital (San Juan de Duero, Monte de las Ánimas, Casino, San Saturio o el Mirón), la Laguna Negra y Garray. Cuenta Julia que en 2019 se ha incluido en el viaje una charla con la plataforma Soria ¡YA! A su paso por la provincia, leen y representan piezas en puntos propensos para realizar ese cometido.
Júlia García vive y siente lo que luego explica en clase. A menudo, es la escala de valores que utiliza un alumno o una alumna para medir las enseñanzas de un buen profesor o profesora, en este caso. Ya no sirve lo de ‘la letra con sangre entra’. Si año tras año, los alumnos la siguen hasta Soria, algo estará haciendo bien la profesora de Literatura. “Creo que lo que transmito es mi pasión, simplemente. Cuando hablo de Machado y de Bécquer es prácticamente imposible no emocionarse. Cuando hablas desde la pasión y desde el corazón...”, expone Júlia. Canet de Mar se dejará ver por Soria, otra vez, en 2020.
Paisaje solitario
Boquiabiertos. Ensimismados por la imagen natural que entraña la provincia de Soria. Así se sienten cuatro alumnos del Llúis Domènech i Montaner en Valdegeña Núria Jordán, Sara Marco, Pol Verdura y Elías Pous repasan sus impresiones.
“La verdad es que nos ha impactado. A mí me ha gustado mucho. Sobre todo, el paisaje”, cuenta Núria mientras contempla Valdegeña desde una de sus colinas. Elías lo corrobora: “Tiene un paisaje muy bonito. Son impactantes los paisajes solitarios”, destaca.
Todos ellos asienten con la cabeza al probar el contraste entre Soria, en medio de un clima rural, y Canet de Mar. “El contraste es muy grande. Venimos de un sitio centralizado y vamos a parar a un sitio desierto, más centrado en el paisaje y en la vida rural”, cuenta Sara. Elías la ayuda: “Soria es sobrecogedora”.
Aceptan de buena gana que ‘Mientras cenan con nosotros los amigos’, de Avelino Hernández, no sea una lectura que entre en la Selectividad. Nuria explica que “poder vivirla aquí (en Valdegeña) es súper especial”. Sobre la visita guiada por Valdegeña, Pol narra que es “interesante”, pues les sitúan “a los personajes de antes”. Aprueban la ruta que les hace recorrer Ricardo Hernández, “una persona que no es externa, una persona que ha estudiado y te lo explica, sino que lo ha vivido. Te lo transmite de una forma distinta”, cuentan los alumnos de Canet.
Coinciden. Solo tienen buenas palabras, elogios, para Júlia, su ‘profe’. Elías explica que “no puede evitar transmitir lo que siente. Se nota que le gusta lo que hace”.