Mi oración

“Dios todopoderoso, tú has creado el cuerpo humano con infinita sabiduría…” Me has otorgado un corazón poderoso que late, si no se entrena me fatiga, que es capaz de amar que es capaz de alimentar al resto de mí. Me has dotado de cerebro que ordena que obliga a desobedecer al cansancio, que es capaz de todo, que gobierna dentro y fuera de mi cuerpo. ¡Oh, Moses Maimónides, hay una larguísima caminata hasta Córdoba!

Dentro de la piscina soy otro. He adquirido algo de técnica, alivio mis contracturas, voy recuperando una resistencia digna. Poco a poco. “La mente del hombre siempre puede crecer” y el músculo no olvida.

“Apóyame, Dios todopoderoso, ilumina mi mente para que reconozca lo que se presenta a mis ojos y para que sepa discernir lo que está ausente y escondido…”

Permíteme regresar al carrascal del Monte de las Ánimas, ir dejando atrás tanto arte de ciudad casi milenaria, ponerme de mala leche mientras veo basura en las cunetas. Permíteme una vez más la caminata por sendas de cantos rodados y musgo siempre verde, ser feliz en este Monte y que se encargue la App Endomondo que me recomendó Luiyi de mostrarme los progresos.

“Ayúdame, llena mi alma de delicadeza y serenidad si algún colega de más años me desprecia o se niega a enseñarme…”