Un artículo de opinión de Sergio García.
De nuevo estamos a vueltas con el Plan Soria después de que el presidente de la Junta anunciase, en su visita oficial a la capital, la continuidad de este plan que no debería ser otra cosa que una herramienta para tratar de revertir la situación que vive la provincia. Mañueco pide al Gobierno del Estado que se sume al mismo y, además, entramos en las semanas decisivas para saber qué tratamiento especial, si es que hay alguno, dará la Unión Europea a la despoblación en el marco financiero plurianual 2021-2027.
Que el dinero es importante es tan obvio, que escribirlo negro sobre blanco es prácticamente un insulto, pero yo sigo teniendo la sensación de que estamos enfocando mal esta dicotomía. No se trata de dinero o despoblación, se trata de ideas o despoblación.
Permítanme que me cuestione la utilidad del Plan Soria, más allá de que en estos cuatro años la Junta haya jugado a los trileros con los sorianos, mezclando inversión corriente y Plan Soria. ¿Alguien sabe qué efecto ha tenido el cacareado cheque bebe? ¿Cuántas empresas ha traído Invest in Soria desde su presentación por todo lo alto? ¿Cuánto de eficaz ha sido el proyecto Arraigo? ¿Ha aumentado el mercado (si acaso hay demanda insatisfecha) de viviendas de alquiler, o las ayudas a la rehabilitación de viviendas solo han servido para que la gente ponga mona su casa del pueblo, como cuando las casas rurales? Es insostenible que no existan informes que justifiquen, o no, la mayoría de inversiones.
Aquí da la sensación de que primero buscamos el dinero y luego ya miraremos en qué los gastamos. Y así es como se crean los chiringuitos que, por cierto, ya comienza a haberlos al calor de la noble causa de la lucha contra la despoblación. Y si no se anda con cuidado, las `oficinas´ que propone el Gobierno acabarán siendo un lugar para colocar a afines.
Mientras, proyectos como el centro de interpretación de Numancia o el canal de San Esteban, sin recursos. Recordamos, la gente trae bares, internet y autovías. Y no al contrario.