Historia de un grano de trigo

Un agricultor, de Fresno de Caracena por ejemplo, le compra el trigo al obtentor de semillas y le paga IVA. El agricultor lo siembra. Al año siguiente vende la cosecha obtenida a un almacenista de Berlanga de Duero, por ejemplo, que le paga el IVA.

El almacenista vende el trigo a una harinera de Segovia, que también paga el IVA. La harinera vende la harina al panadero de Berlanga, que también paga IVA al anterior. El panadero de Berlanga lleva el pan a la tienda que también paga IVA. El agricultor y tú compráis el pan que, por supuesto te lo cobran con el IVA.

Todos los miembros de la cadena se convierten en recaudadores de impuestos en cuanto deben presentar a Hacienda las declaraciones correspondientes con todas las facturas. El agricultor recibe 17 céntimos por kilo de trigo y al final de la cadena una barra de pan de 250 gramos cuesta 75 céntimos, es decir el kilo de pan cuesta 3 euros. El grano de trigo hasta que vuelve transformado ha pasado por seis pasos en los cuales ha generado riqueza para el país mediante impuestos como no puede ser de otra manera y ha generado beneficios en varios negocios, al fin y al cabo, es el principio de la economía. Además, la generación de impuestos que produce el sector supera con creces las subvenciones recibidas. El problema viene cuando desde los poderes públicos únicamente ven el final de la historia del grano de trigo en una suculenta barra de pan a la que sacar todavía más impuestos, y les importa muy poco los que la producen. El ejemplo del trigo es extrapolable a cualquier sector de la economía y producto.

Al final el agricultor no puede soportar la presión fiscal, no recibe un precio justo de su producto, abandona, no produce trigo y todos pierden.