Ángela Elvira Iñigo es una enfermera soriana que vive y trabaja en Milán. Desde allí nos cuenta como “el sistema sanitario italiano no puede más” y cuenta: "Nos vemos en la tesitura de elegir a quien ingresar en cuidados intensivos".
“El sistema sanitario está ahogado. Nos vemos en la tesitura de elegir a quien ingresar en cuidados intensivos”. Así de desgarradora es la situación que se vive en el norte de Italia, el epicentro europeo del COVID-19. Lo cuenta de primera mano en una charla con Soria Noticias la enfermera soriana Ángela Elvira Iñigo. Ángela lleva dos años en Italia y trabaja en uno de los hospitales de la capital económica del país transalpino.
Su primer mensaje es de tranquilidad para su familia y amigos en Soria: “Nosotros estamos bien”, pero eso no le impide narrar con crudeza la realidad de la situación que vive cada día en su puesto de trabajo. El problema no es tanto el virus como los respiradores o las camas de cuidados intensivos, limitadas. “Tenemos una situación muy grave” que ejemplifica “Te puede dar un infarto o un accidente de tráfico y que no haya una cama para ti” narra. “Italia está destrozada. Si siguen aumentando los contagios llegaremos un punto de tener que construir hospitales como en China”
Esta soriana es una de las 17 millones de personas que se ven afectadas por la decisión del Gobierno de Giuseppe Conte de cerrar Lombardía. Una medida que ella considera oportuna. “Pasar un mes en casa puede resultar difícil, pero tenemos que pensar en el bien de todos”, por eso recrimina a sus vecinos que trataron de salir corriendo de la zona. “El domingo cuando se sabía que iban a decretar la cuarentena la gente comenzó a salir en estampida, sin billete… prefieren pagar la multa que quedarse” y explica el peligro: “Trenes llenos de gente, viajando a zonas sin contagios…”. Muchos famosos italianos están realizando llamamientos a la población para que cumpla las normas.
Ángela Elvira explica que está situación “que veía lejana” cuando empezó en China le ha cambiado los planes. “Íbamos a volar a Zaragoza, pero ahora no podemos salir”. Amigos suyos, gente joven, “han tenido el virus y lo han pasado en su casa como una gripe normal”, tranquiliza. El Gobierno, cuenta, ha agilizado los títulos a todo el personal sanitario, ha cancelado todas las oposiciones salvo las de enfermería y medicina y ha recuperado a sanitarios jubilados. Medidas que contrastan con las (no) tomadas en España.
Ángela observa con estupor como las autoridades españolas están gestionando la crisis sanitaria. Hasta hoy, lunes 9 de marzo, con más de 1.000 casos no se han suspendido las primeras clases en Madrid y el País Vasco. “No se lo están tomando con la seriedad que merece”, recalca y pide a los políticos españoles más contundencia en las medidas.
Ve con estupor como las Fallas o la Semana Santa siguen en marcha, el domingo miles de personas se manifestaron por el 8M y los colegios no se cierran. “Cuando empezaron a crecer los casos aquí se le restaba importancia, como ahora en España”. Italia, el espejo de lo que está por venir. Ángela cree que los políticos españoles están pensando más en el coste económico que supondría tomar ciertas medidas que en evitar un posible colapso del sistema sanitario. Y deja un último mensaje para quienes le acusen de alarmismo: “Es mejor crear alarmismo porque si el sistema sanitario colapsa entonces el alarmismo será de verdad”.