Este primer día de la cuarentena generalizada, las calles de la capital han amanecido desérticas. El espíritu está bajo. Diario de un confinamiento.
Una pareja de la Policía Nacional patrulla por el Collado. Lo hacen, ambos, armados con sendas mascarillas en sus caras. El silencio es atronador. Soria ha amanecido completamente vacía en la mañana de este domingo 15 de marzo, el primer día de la cuarentena generalizada decretada ayer por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez.
Solo se puede salir de casa para ir a comprar alimentos, medicinas, prensa o tabaco, para ir al médico o para ir a trabajar. Y si todo ello se puede evitar, mejor que mejor. Tras un par de días de incredulidad, hoy si parece que los sorianos hayan tomado conciencia de la situación. Las calles están vacías. Es domingo y no son ni las 10 de la mañana, pero aun así tampoco parece un domingo a las 10 de la mañana.
La calle Rota de Calatañazor está limpia. Ni rastro de un sábado de fiesta que no existió. Como no existirá el siguiente, ni el siguiente… al menos. Los pocos sorianos que salen a la calle lo hacen para ir a comprar o para pasear a las mascotas. La inmensa mayoría lo hacen en solitario. Cabizbajos, callados. Estando sin estar. No ha sido una mañana alegre.
Los dependientes del único supermercado de la capital que está abierto tienen cara de estar extenuados y apenas acaban de abrir. Son días duros para ellos y agradecen los gestos, siempre desde lejos, de comprensión. En las colas se respeta el metro de distancia, no solo en el supermercado, también en las pequeñas tiendas de alimentación. Apenas 6 clientes en el Martín Martín pero la cola cruza completamente la calle.
Es el primer día del Covid-19 en Soria. Las redes sociales se llenan de memes sobre bares convertidos en peluquerías para poder abrir. Hay incluso un llamamiento para salir al balcón a las 12 de la mañana y cantar La Saca. Para llevar solo un día, en algunos casos menos, en casa el espíritu está tocado. Necesitamos reenfocar la situación. Regreso a casa con el pan, algo de pescado congelado, la prensa y un dulce para quitar el amargor a la mañana. Desayunaré sin prisas. Otra cosa no, pero tiempo el que quieran.