La entrada en la Fase 2 de muchas de las residencias permitirá a la centenaria, nacida el 10 de junio de 1920, fundirse en un abrazo con alguno de sus familiares. “El hecho de llegar a cumplir un siglo de vida es el mejor de nuestros deseos”, detallan en la familia.
“Como es mi cumpleaños, cogeré el bolso y me iré a comprar un vestido”, con estas palabras, Pilar González Navas, esperaba la llegada de su cien cumpleaños. Así lo aseguran los trabajadores de la Residencia Virgen del Rivero, de San Esteban de Gormaz, donde Pilar reside actualmente.
Un siglo no se cumple todos los días y menos en una época marcada por la crisis sanitaria generada por el Covid-19 que ha impedido que todos sus seres queridos puedan darle ese tan ansiado y anhelado abrazo. Su familia espera impaciente esa primera visita, “pronto estaremos todos juntos, Pilar, muy pronto. Solo deseamos que tras tantos días de soledad en una habitación que te salvó de la enfermedad, puedas recordarnos como nosotros te recordamos a ti. Felicidades madre, abuela, bisabuela, tatarabuela…”, escribe con cariño su familia, donden también cuentan que Pilar nació un 10 de junio de hace 100 años cuando la gripe española daba sus últimos bandazos y el Imperio Otomano se rompía en mil pedazos.
Pilar es la cuarta de siete hermanos. Nació en San Esteban de Gormaz, donde ha vivido siempre. Se casó muy joven con Valentín, y joven enviudó. En ese tiempo vinieron al mundo a tres hijos: Valentín, Pilar y Dolores. Con 30 años y tres criaturas, Pilar se vio obligada a trabajar para sacar a la familia adelante y llevar comida a casa. Encontró empleo en el servicio doméstico, y a su hijo Valentín, con 9 años de edad, le pidió que “le echara una mano y buscase trabajo”.
Una vida dura, como la de la mayoría de los mayores. Su carácter fuerte le ha servido para poder llevar de la mejor manera posible las adversidades de la vida y esta última guerra sanitaria, con un duro confinamiento.
La protagonista del día, una mujer de pueblo, como sus conocidos la describen, pasaba horas jugando a las cartas con las vecinas, era amante del buen comer “un buen torrezno con un vaso de vino al que hoy todavía no he renunciado, calmaba todas las tristezas”, asegura Pilar.
Pilar González siempre ha creído en lo que hoy conocemos como el aquí y ahora. “Mi carácter fuerte es consecuencia de un vivir para hoy, que mañana Dios dirá”, cuenta la centenaria.
Pilar, comienzo de cinco generaciones, cumple hoy 100 años y habla orgullosa de su legado que son sus tres hijos, cinco nietos, nueve bisnietos y un tataranieto.