Este año Soria no disfrutará del multitudinario desfile del Domingo de Calderas. La capital se queda sin ese baño de piñorros que da esplendor a San Juan pero reserva todas sus ganas para 2021. El que está por venir será un desfile cargado de emotividad y queremos aportar nuestro granito de arena para redondear el acto. Eduardo Rodrigo y Jesús Muñoz nos previenen de errores de bulto en el atuendo a portar.
El Domingo de Calderas es el día de más esplendor de las fiestas y en esto tiene todo que ver el desfile de la mañana. Cientos de sorianos y sanjuaneros se sirven de sus mejores galas para acompañar a los Jurados de Cuadrilla hasta el Alto de la Dehesa para la Prueba de Autoridad.
El recorrido inunda de color, riqueza y solemnidad todo el centro de la capital pero desde hace años son muchas las voces que piden una regulación del acto para no desvirtuar el mismo y respetar los usos y costumbres propios de unas fiestas que perderían toda su esencia sin ellos.
Los sorianos dicen que, tanto el Domingo de Calderas como el Lunes de Bailas, se visten de piñorros. Este calificativo, procedente de tierras pinariegas, que se usa también para referirse al traje popular de Soria capital por sus marcadas influencias.
La página web del Ayuntamiento de Soria incluye una descripción del traje popular de Soria capital. Según esta el femenino se compone de falda roja con tres cintas negras en la parte inferior, mandil negro bordado, corpiño de raso también negro cerrado con broche, camisa blanca, enaguas, medias de punto y zapato de terciopelo negro. El pelo se suele recoger con una cinta negra. La vestimenta masculina se compone de pantalón y chaleco negros, camisa blanca, medias de punto y albarcas. Suelen llevar un faldellín rojo a la cintura.
La experta en la materia, la profesora Esther Vallejo de Miguel lo describió en Celtiberia (num.90 1996) de la siguiente forma: Saya de fino merino, roja, con tres listas de terciopelo negro en la parte inferior. El corpiño es de brocado de seda negra con mangas ajustadas y rematadas en el puño con una cinta roja plisada en pequeñas tablitas. El escote de este era en pico en la parte delantera para remeter el pañuelo de talle y lucir el cuello que se adorna con una cinta de terciopelo de la que pende un medallón o cruz. El aderezo se completaría con pendientes de bellota. El mantón de talle es de finísimo merino negro bordado con motivos florales. Sobre la saya se luce el delantal negro de brocado de seda adornado con puntilla, pasamanería o madroños. Algunos pueden llevar abalorios pero de manera muy fina y discreta. La ropa interior está compuesta de camisa blanca, enaguas y pololos artísticamente bordados. El zapato constaría de media de algodón calada y zapato abotinado de medio tacón de paño y puntera de charol o de piel negra curtida.
Los días de fiesta se cubría la cabeza con el mantillo de seda o finísimo paño, ribeteado de terciopelo. El peinado requería un complicado trabajo. Se hacía con raya en medio, los rodetes de trenzas en las orejas y en la parte posterior moño de picaporte. Como adorno de cabeza, una larga cinta de terciopelo en lazo cuyos extremos caían hasta los hombros. El vestido se completaba con un pañuelo blanco echado sobre los hombros tal y como podemos apreciar en el cuadro de Maximino Peña "Pareja de Piñorros".
Eduardo Rodrigo conoce todos los secretos de los trajes de piñorra y piñorro. Lleva más de una década bordando el color de los sanjuanes desde su espacio La Piñorra (que se despide de Soria este Domingo de Calderas) y ahora que abre un punto de inflexión en su vida alerta sobre el peligro de que los sorianos o los visitantes comiencen a "disfrazarse para participar en el desfile". Cuenta que "todos los años que he estado abierto ha venido alguien pidiéndome un disfraz de traje regional" pero "jamás me he permitido sacar provecho económico de ello y vender trajes muy baratos".
Rodrigo es partidario de regular el desfile de las Calderas. "Alguien se debería responsabilizar y poner orden en el desfile, tanto por parte de las cuadrillas como por parte del Ayuntamiento", expresa. Una petición que justifica en que "últimamente están apareciendo trajes de todo tipo, que proceden de multitud de lugares y eso desvirtúa la esencia, además de que hace eterno el acto".
Por ello, también solicita a quien corresponda que "se fomente la cultura de San Juan". Una cultura que se sustenta, en este caso, en "ser consecuentes con el día más grande de Soria. Es decir, que todo el mundo se vista lo mejor que pueda y que se cuide también la apariencia ya que son días en los que no apetece madrugar para peinarse, pero hay que intentarlo", añade Eduardo Rodrigo.
Los consejos del expero son: "Después de la Guerra Civil se impuso la falda roja o amarilla con tres cintas negras y el traje bordado en azabache. Ese es el traje que se impuso para levantar la moral y el que hay que respetar. El Lunes de Bailas, si se guardasen los usos y costumbres todos iríamos de negro con mantilla, velo o mantillo. Los trajes populares los reservaría para el final del desfile".
Para concluir, Rodrigo señala que "si no tienes traje no pasa nada por no desfilar. Y, por supuesto, si no entras en fiestas, no debes desfilar".
El responsable de Saldos Muñoz lleva toda la vida vistiendo a los sorianos y, aunque aclara que "nadie está en posesión de la verdad", aconseja "cuidar al máximo los detalles para respetar la idiosincrasia del evento".
Siempre como opinión personal, Muñoz lleva la teoría a la práctica señalando que "me parece muy mal llevar el abanico en la mano, también veo regular llevar el pelo suelto (salvo si lo llevas corto) y en el pelo corto no me gusta poner lazo porque parece que te han puesto un escapulario y no queda bonito. También hay gente que critica el llevar gafas aunque a mí me parece absurdo. Además el zapato debe ser lo más típico posible, no se debe nunca llevar un zapato de calle". A pesar de que considera los mantones "auténticas obras de arte", afirma que "el traje de soriana no lleva mantón, lo lleva el traje de pinariega". Y recuerda que "para ir a misa las mujeres usaban el mantillo, pero solo para ir ya que al volver se debe retirar".
Respecto a los complementos añade que "lo único que se ha llevado siempre es un camafeo al cuello con una cinta negra y los pendientes que pueden ser joyas un poco más antiguas o de bellota".
También hay consejos para los varones. "El traje para hombre se compone de chaqueta, camisa de lino y chaleco marrón o negro. El pantalón puede ser a media pierna llevado con albarcas o largo, que permite portar gorro para ir a misa", relata Muñoz.
También hace meción a los trajes populares al señalar que "en un desfile, igual que cuando vas a una boda, te pones tus mejores galas. El traje de aldeana (con dengue, por ejemplo) no es la mejor gala, a mí personalmente no me gusta pero es cuestión de gustos".
Como apunte histórico, Jesús Muñoz rememora que "en 1989 se prohibió el desfilar con trajes regionales de otras provincias de Soria porque ya se estaba desmadrando todo y se pudo ver incluso algún traje de sevillana".
Aún así, Muñoz afirma no ser partidario de ninguna limitación siempre que sea "nuestro, de la provincia de Soria". Concluye con contundencia que le gustaría que "hubiese 10 veces más personas desfilando y el que se aburra, que se vaya al bar".