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CGT Soria recela ante las medidas previstas para el nuevo curso escolar

CGT Soria recela ante las medidas previstas para el nuevo curso escolar

Actualizado 30/06/2020 19:05

El sindicato en Soria expone sus dudas en lo planteado para unas condiciones aceptables para la educación.

En un comunicado, CGT Soria ha mostrado su inquietud ante las medidas que las administraciones contemplan de cara al nuevo curso escolar. La defensa ante el Covid-19 y las "ocurrencias" planteadas para el ciclo 2020-2021 hacen recelar al sindicato, donde temen que pueden servir para "camuflar y vender como un éxito el abandono a su suerte de centros, docentes y, por ende, del alumnado, como ha ocurrido en los últimos meses".

El comunicado es como sigue:

"En los próximos dos meses vamos a asistir a un aluvión de noticias acerca de las condiciones en las que se producirá el regreso a las aulas en septiembre. Todas ellas darán cuenta de la preocupación por las circunstancias concretas en las que los centro educativos, alumnos, docentes y familias deberán afrontar un inicio de curso marcado por la posibilidad de un retorno súbito del coronavirus y el desencadenamiento de acontecimientos semejantes a los de los pasados meses. Es posible constatar a día de hoy que las ocurrencias van a ser muy variopintas, y que el esfuerzo mayor que van a realizar las Administraciones educativas–tanto la autonómica como la estatal -para afrontar condiciones tan adversas no va a carecer de cierto talento. No obstante, desde la Sección de Enseñanza de CGT-Soria nos preguntamos si ese talento va a servir, efectivamente, para crear un marco de condiciones aceptables para la educación o si, al contrario, va a ser utilizado para camuflar y vender como un éxito el abandono a su suerte de centros, docentes y, por ende, del alumnado, como ha ocurrido en los últimos meses.

¿Qué tenemos hasta este momento? A día de hoy, nos encontramos con un despliegue exuberante de previsiones, cálculos, anuncios y medidas que fluctúan entre la nada y la nadidad. Tanto las medidas expuestas por el Ministerio como las anunciadas desde la Consejería de Educación coinciden en la histeria por establecer cantidades, distancias, protocolos, y normas que rijan cada momento del día en el centro: a cuánta distancia tienen que situarse los pupitres, cuándo hay que ponerse o quitarse las mascarillas, por dónde han de entrar o salir los alumnos, qué escalera utilizarán para subir y cuál para bajar, etc. A pesar de que la mayoría de estos aspectos, sin duda, han de ser tenidos en cuenta a la hora de poner en funcionamiento los centros educativos bajo la amenaza del Covid-19, tanta productividad revela, antes que una intensa ocupación en garantizar realmente la seguridad y la viabilidad de las actividades lectivas escolares, un decidido empeño por quedarse en la periferia, cultivar y multiplicar lo inesencial con el fin de dar la espalda al centro sustantivo del problema.

Por lo que hasta hoy hemos podido comprobar, el derroche histérico de medidas y protocolos está dirigido a esquivar la cuestión fundamental que puede decidir si los centros educativos vuelven a la actividad en condiciones sanitarias y educativas aceptables: ¿cuántos profesores está dispuesta la Administración a contratar para hacer viable la apertura del curso? ¿Está dispuesta la Consejería a dedicar más recursos con el fin de que los grupos puedan desdoblarse convenientemente y, por lo tanto, ofrecer límites efectivos a la propagación del virus? ¿Vamos a seguir optando por condiciones y medidas ‘low-cost’? El fondo de la cuestión, la cosa misma que tanta parafernalia burocrática y tanto reglamento amenazan con ocultar, estriba en si las autoridades competentes aceptan de una vez la obviedad de que el principio para asegurar el mantenimiento de la actividad educativa en los centros es la disposición de un mayor número de profesores que posibilite la reducción de los integrantes de cada grupo. Sólo de esta manera, como queda claro para los epidemiólogos, se levantarán cortafuegos capaces de atajar cualquier brote, y sólo así podrá evitarse lo que parece la única solución que realmente contempla la Administración: el cierre total de los centros y la salida en falso de la educación telemática, que constituye, como ha ocurrido en los últimos meses, la coartada perfecta para no hacer nada".

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