La Chistera

Temprano llega algún tertuliano. Si el restaurante cae en la sociedad que tenemos perdemos todos incluidos los comensales que tienen aquí un idílico refugio gastronómico y de ocio.

Abre José Antonio activando otra jornada exigente, computada como victoria si los números cuadran, entre una decoración dormida mientras se repasan los hechos que están alterando nuestra vida; luego los proveedores cumplimentan el pedido y cobran en metálico; en ese cambiante espaciotiempo ha entrado Cristina que se ocupa de todas las tareas a estas horas esenciales cuando, al poco, aparecen irradiando porvenir Cristina y Alejandra con su Turismo-Publicidad-Relaciones Públicas y su plaza en Basque Culinary Center.

Yo había estado aquí antes. La Chistera fue el bar Don Fausto cuando aún funcionaban los talleres del Hogar y Pueblo ubicada la redacción del Diario de Soria en Alberca 4. Ha pasado un cuarto de siglo forjándose: sirviendo bodas, bautizos, cumpleaños, comuniones, cenas de empresa, deliberaciones del jurado de teatro del certamen de creación joven, juergas varias, monólogos nocturnos de alta intensidad original y obsequios de magia para todos los públicos. El Chef se ha hecho así mismo desde los fogones de Araca, El Maño y el Virrey Palafox. Fue reformada no hace tanto por Ferrus con unas cristaleras enormes utilísimas para airear la magia de esta restauración competente cada vez más familiar que tú lector no dudes probar.

Mientras bajamos a cocinas me concentro en las estrategias que este emprendedor usa cada día, en cada menú y carta, con el manejo de tantos productos, desde que el capricho del cliente activa la comanda hasta los imprevistos, con la complicidad de su equipo. Mientras que en el piso de arriba las ganas de vivir se contagian y el ambiente acogedor de esta sala única perdurará en tu boca.