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Este sábado arranca el Año Dominicano, doce meses de esfuerzo evangelizador de la Diócesis

Este sábado arranca el Año Dominicano, doce meses de esfuerzo evangelizador de la Diócesis

El amplio programa se extenderá hasta el 6 de agosto del próximo año 2021 e incluye conferencias, formación, peregrinaciones, una exposición, un ciclo de conciertos,... Destaca entre todos los actos el denominado 'Atrio de los gentiles', un encuentro entre creyentes y no creyentes o agnósticos que facilitará la comunicación y la comprensión de todas las posturas.

El sábado 8 de agosto, con la presencia del Nuncio del Papa en España, la Diócesis inaugura un Año Dominicano (2020-2021) con motivo del 800º aniversario de la muerte de Santo Domingo de Guzmán acaecida en el año 1221. Este gran santo, fundador de la Orden de Predicadores (PP. Dominicos), fue miembro del cabildo de la Catedral y Vicario General de nuestra Diócesis.

“Quisiera que fuera un año de actos significativos que contribuya a un mayor conocimiento de Santo Domingo, al incremento de la devoción a nuestra Madre la Virgen y a un mayor afán evangelizador por parte de todos los miembros del Pueblo de Dios que peregrina en Osma- Soria”, ha señalado el Obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea.

La Santa Misa de inauguración de este Año Dominicano tendrá lugar el sábado 8 de agosto en la S. I. Catedral de El Burgo de Osma a las 12 horas y será presidida por el Nuncio Apostólico, Mons. Bernardito Auza.

Santo Domingo de Guzmán nació en Caleruega, hoy provincia de Burgos, pero entonces territorio de la Diócesis de Osma. Con motivo de la nueva demarcación de muchas Diócesis españolas llevada a cabo a mediados del siglo pasado, Caleruega pasó a territorio burgalés, al que pertenece en la actualidad, pero en la Diócesis se conserva muy fuerte el vínculo familiar hacia esta figura de primer orden. Es patrón del Seminario diocesano e, igualmente, junto a San Pedro de Osma, de toda la Diócesis.

Lema del Año Dominicano

'De Dios y con Dios' es el lema que la Diócesis ha elegido para esta Año Dominicano. De Santo Domingo de Guzmán se indica que “hablaba de Dios o con Dios”; inspirado en esta afirmación de los contemporáneos del santo, la Diócesis ha tomado el lema para este Año.

En las Actas del proceso de canonización se recoge que “raramente hablaba, a no ser con Dios, en la oración, o de Dios, y esto mismo aconsejaba a sus hermanos”. “Su costumbre era siempre la de hablar de Dios o con Dios, en casa, fuera de casa, o de viaje”, según Fr. Esteban de España. “Dondequiera que se encontraba, hablaba siempre de Dios o con Dios; a esto exhortaba a los frailes, y en las constituciones de los Frailes Predicadores, lo mandó escribir”, relata Fr. Pablo de Venecia.

En el lema se recoge lo que la Iglesia que peregrina en Osma-Soria quiere para el Año Dominicano: “Hablar de Dios…” indica las ansias evangelizadoras por anunciar el Evangelio a todos que late en el corazón de la Diócesis oxomense-soriana; “…hablar con Dios” recuerda la necesidad imperiosa de llenarse de Dios para poder darlo a los demás.

De este modo, en palabras del Obispo, “el lema resume lo que quiere ser el Año Dominicano: un crecimiento en intimidad con Dios de todos los diocesanos y un deseo cada vez mayor para darlo a conocer a todos”.

Logo del Año Dominicano

El logo ha sido realizado por el Noviciado de las MM. Dominicas de Lerma, a quienes el Obispo ha dado las gracias “de todo corazón porque han sido capaces de recoger, como buenas hijas de Santo Domingo, las principales características del santo en un logotipo precioso”.

A los 24 años de edad, Santo Domingo de Guzmán fue llamado por el Obispo de Osma para ser canónigo de la Catedral. Aquí, a los 25 años, fue ordenado sacerdote. Durante los años siguientes, tuvo la oportunidad de acompañar al Obispo Diego de Acebes en su gestión de la Diócesis e innumerables misiones, aprendiendo de él a ser administrador a la vez que apóstol. Fue en El Burgo de Osma donde el Señor iba a cultivar y hacer germinar en él aquellas semillas que, sin duda, en un futuro, le serían indispensables para llevar a cabo la misión que tenía preparada para él; esto es lo que re?eja el logo:

Las murallas: Las murallas, al igual que los muros de un Monasterio, parecen infranqueables... Por su color negro, incluso puede parecer que dentro no hay vida, o que se desconoce lo que realmente se fragua dentro de ellas. ¿Puede ser así? El modo de vida que regía para los canónigos resultó de especial relevancia para Santo Domingo. Estaba marcado por un género de vida monástica que se conjugaba con la acción, con la misión que cada uno tuviese. Por lo tanto, se puede decir que, dentro de las murallas, gracias al estilo de vida que pudo llevar, su corazón primero se llenó de Cristo para después darlo. Domingo pasaba largas horas en oración en la iglesia por la noche, y durante el día enseñaba, predicaba... Esta experiencia marcó su vida, convirtiéndose en lema para sus seguidores: “Contemplar y dar lo contemplado”.

La antorcha: En el logo, El Burgo de Osma está sostenido por la base de una antorcha; esto es lo que fue para él esta etapa. Es aquí donde comenzó a arder, haciéndose realidad el sueño que su madre tuvo años atrás por el que comprendió que su hijo iba a encender el fuego de Jesucristo en el mundo por medio de la predicación. Predicar es importante, dar a Cristo es importante, pero no hay que olvidar la base sobre la que se sustenta esta predicación: primero oración y luego acción.

El río: Un río rodea las murallas la ciudad. El agua del río es movimiento, vida. La experiencia de Cristo, encontrarte con Él, hace arder en deseos de darlo a los demás. Si bien esta etapa marcó de una manera imborrable a Santo Domingo, su corazón no terminaba de descansar; no descansó hasta dar con la misión que el Señor tenía para él, el propósito de su vida. Su corazón buscaba la manera de llevar la vida que recibía de Cristo a los demás. Como un río, pulía las piedras, se hacía camino, recorría distancias, no se detenía, guiado por la caridad y la Palabra de Dios.

El Rosario: La vida que llevó Santo Domingo no estaba sólo marcada por el ingrediente monástico: también lo estaba por la vida en comunidad. Uno de los pilares más importantes para él fue la vida comunitaria. El cristiano no camina solo, el Señor le regala la comunidad: hermanos y hermanas que, aun siendo muy distintos, están unidos en Cristo, y juntos caminan desde el Amor. Así, el Rosario que rodea el logo, está marcado por la comunidad: cuentas imperfectas, distintas entre sí, pero unidas en lo esencial. Re?eja también a María, siempre presente en la vida del Santo. El Rosario se bifurca, abrazando todo el logo, como símbolo de la predicación; y la combinación de los colores blanco y negro, hace alusión a la Orden de Predicadores que el Señor pondrá en sus manos años más tarde.

El Cruci?jo: La cruz que cuelga del Rosario señala a Cristo y la importancia de que sea Él el que una. Además es la silueta de una imagen concreta: la del Cristo del Milagro, que está situada en la Catedral de El Burgo de Osma, ante la que oró y meditó Santo Domingo. Todos los que se acercan hoy hasta allí, pueden mirar la misma imagen que él miró y dejar a los pies de Cristo todo aquello que tienen en el corazón.

El libro abierto: Re?eja el amor de Santo Domingo a la Verdad por medio de la Palabra. Este amor a la Verdad era la motivación de su continuo estudio, de su buscar sabiduría. Para Santo Domingo la Palabra de Dios era fundamental, se la sabía de memoria, era lo que saboreaba en su oración. Pero este trabajo no era sólo para él pues quería poder llevarla a los demás. Su sueño era que todo el mundo descubriera la gran Verdad que ilumina toda la vida y que encontramos en la Biblia: Dios es amor y Dios te ama.

Oración para el Año Dominicano

Para este Año, la Diócesis ha compuesto una oración:

Dios Padre bueno,

concédenos la gracia de prepararnos para celebrar

el VIII centenario del nacimiento para el Cielo

de nuestro patrono, Santo Domingo de Guzmán.

Infunde en aquellos que formamos esta Iglesia de Osma-Soria,

que se honra de tener entre sus hijos más destacados a Santo Domingo,

las virtudes con que lo enriqueciste en su vida terrena.

Danos pasión por la Verdad y por anunciarla a todos;

regálanos un corazón enamorado de tu Palabra;

forma en nosotros un alma contemplativa al servicio de los hermanos,

sobre todo, de los que no te conocen y de los más pobres;

haznos cristianos alegres

que sepan vivir siempre hablando de Dios y con Dios.

Señor Jesucristo,

derrama tu Santo Espíritu en nosotros

y modela nuestras vidas, por intercesión de Santo Domingo,

según el Evangelio. Amén.

Propuesta de programa

1. Apertura solemne del Año Dominicano el 8 de agosto (sábado) de 2020 (fiesta litúrgica del santo) con la celebración a las 12 horas de una solemne Eucaristía en la Catedral que preside el Sr. Nuncio apostólico en España.

2. El 29 de agosto en la Sacristía de la Catedral, conferencia impartida por Jesús Alonso Romero, con el título “La impronta de Santo Domingo en El Burgo de Osma”.

3. Temática para la Escuela diocesana de formación de laicos del próximo curso: “El discipulado misionero a la luz de Santo Domingo, orante y predicador”. El Papa Francisco explica esta expresión (“discipulado misionero”) en su Exhortación Evangelii gaudium: “cada uno de los bautizados […] es un agente evangelizador […] La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en una llamada dirigida a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización […] Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; “ya no decimos que somos “discípulos” y “misioneros”, sino que somos siempre “discípulos misioneros” (n. 120).

4. Redacción de material litúrgico-devocional para enviar a las parroquias con el fin de impulsar la devoción hacia la Virgen María entre los fieles (octubre 2020 y mayo 2021). Se celebrarán esos dos meses actos litúrgicos de carácter diocesano: en octubre (mes del rosario) en la Catedral de El Burgo de Osma y en mayo (mes dedicado a la Virgen) en Soria.

5. Durante el tiempo de cuaresma (febrero-marzo) las reliquias de Santo Domingo que se encuentran en la Catedral peregrinarán a lo largo y ancho de la Diócesis. En las cabeceras de comarca o santuarios significativos se tendrá una jornada de catequesis y celebración en torno a la figura del santo.

6. Ciclo de conciertos (bajo la denominación Voces Rosarii) sobre piezas inspiradas en la oración del Rosario los días 17 de abril, 1 y 15 de mayo.

7. Peregrinación diocesana a Caleruega (Burgos), lugar de nacimiento de Santo Domingo, el 6 de abril. Se ha pensado, igualmente, hacer una peregrinación a Italia, siguiendo la siguiente ruta: Bolonia (donde está enterrado), Asís (por el famoso abrazo con San Francisco, otro gigante de la espiritualidad cristiana) y Roma.

8. Exposición centrada en la figura de Santo Domingo y su contexto histórico, la Orden de predicadores por él fundada, su relación con nuestra Diócesis y con El Burgo de Osma, así como otros aspectos como su perfil de evangelizador, la devoción a María y la importancia de la oración en la vida cristiana. La exposición se inaugurará el 30 de mayo y se podrá visitar hasta el 27 de agosto. Tendrá su sede en la Catedral y llevará por título Testimonium.

9. Encuentro de todos los sacerdotes de la Diócesis en torno al Obispo el 11 de junio, día en que se celebra la Jornada anual de oración por la santificación de los sacerdotes. Santo Domingo, como sacerdote que fue de nuestra Diócesis, es siempre un modelo de vida cristiana y sacerdotal para los sacerdotes de hoy.

10. Encuentro vocacional en el Seminario Diocesano del 1 al 3 de agosto, previo a la Peregrinación europea de jóvenes a celebrar del 4 al 8 de agosto de 2021 en Santiago de Compostela.

11. Atrio de los gentiles: nuevos desafíos para la fe

Explicación del origen de la iniciativa: En el año 20-19 a.C., el rey Herodes dio inicio a los grandes trabajos de renovación del templo de Jerusalén. Además de las áreas reservadas a los miembros del pueblo de Israel, en este templo había un espacio en el que todos podían entrar, judíos y no judíos. Aquí se reunían maestros de la Ley dispuestos a escuchar las preguntas de la gente sobre Dios, y a responder en un intercambio respetuoso. Este espacio era el atrio de los gentiles o paganos, un espacio que todos podían atravesar y en el que podían permanecer, sin distinciones de cultura, lengua o profesión religiosa, un lugar de encuentro y diversidad. De tal lugar viene la inspiración para esta iniciativa del Papa emérito Benedicto XVI en 2009: “el atrio de los gentiles”. Se trata de un ámbito de encuentro y diálogo, un espacio de expresión para los que no creen y para los que se hacen preguntas acerca de la propia fe, una ventana abierta a la cultura contemporánea y las voces que ahí resuenan.

Se pretende organizar una o varias sesiones con este novedoso formato para posibilitar que los no creyentes o agnósticos, sin renunciar a su libertad de pensamiento, tengan la ocasión, y los creyentes también, de exponer conjuntamente las razones o motivos de la fe y la increencia, así como de sus respectivos efectos.

12. Clausura del Año con la celebración de las Vísperas en la Catedral el 6 de agosto (viernes) de 2021.

Santo Domingo en Osma

Santo Domingo de Guzmán nació en Caleruega, pequeña localidad de la actual provincia de Burgos, perteneciente por entonces a la Diócesis de Osma, en 1170. Miembro de una familia de santos, su padre, Félix de Guzmán, es reconocido en la Iglesia como Venerable. Su madre, Juana de Aza, es venerada como Beata. Su hermano Antonio es Venerable y su hermano Manés, que se unió a Domingo cuando éste fundó de la Orden de Predicadores, también fue beatificado.

Desde niño sus padres le dieron una buena formación religiosa, enviándole a estudiar a Gumiel de Izán con un hermano de su madre, que era arcipreste. Más tarde, para ampliar su formación, le enviaron al Estudio General de Palencia.

Su fama llegó a oídos del Obispo de Osma, Martín de Bazán, quien le llamó e hizo canónigo regular de su Catedral. Pronto fue nombrado sacristán del cabildo catedralicio, que entonces era un puesto importante, y más tarde subprior. Ya entonces pasaba los días y las noches en la iglesia dedicado a la oración. Estudiaba y oraba sin cesar. Dice Jordán de Sajonia que estando Domingo en Osma solía orar en el secreto de su cuarto y, mientras oraba, no podía contener los gemidos ni los rugidos y gritos que salían de su corazón. En esa oración le dirigía a Dios una súplica especial: que le concediera la caridad verdadera y eficaz para cuidar con interés y velar por la salvación de los hombres.

En El Burgo de Osma trabó una amistad muy profunda con Diego de Acebes, quien -según indica Jordán de Sajonia- conocía muy bien la Escritura y poseía un amor muy centrado en Dios. En 1201 sucedió a Martín en la Sede episcopal de Osma. Dos años después, el rey Alfonso VIII de Castilla le envió como embajador a Las Marcas para concertar el matrimonio de su hijo con la hija de un noble escandinavo.

En este viaje llevó consigo a Domingo. Para ambos esta experiencia les abrió nuevos horizontes, pues entraron en contacto con la realidad del sur de Francia dominada entonces por la herejía. Al pasar por la ciudad de Toulouse, Domingo se percató de que el dueño de la hospedería donde estaban alojados había abrazado la herejía y, a pesar del cansancio del viaje, se pasó la noche discutiendo con él hasta convencerle de la verdad católica. Al pasar por Alemania tuvieron noticia de la existencia de los cumanos, tribu feroz procedente del Este.

Una vez concluida su misión con éxito, volvieron a Castilla y dos años más tarde volvieron a realizar el mismo viaje para recoger a la novia, pero, al parecer, ésta había fallecido o cambiado de idea. Diego envió un mensaje al rey para comunicarle que la boda había sido cancelada y se fue a Roma para visitar al Papa Inocencio III y presentarle la renuncia como Obispo y pedirle autorización para ir a evangelizar a los cumanos. Domingo heredará este deseo de ir a evangelizar a los cumanos pero la muerte le sorprendió antes de poder llevarlo a cabo.

De acuerdo con el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en el Langüedoc como predicador de la verdad entre los cátaros. Rehúsa a los Obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había sido elegido canónicamente.

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