Verano aplazado

Un par de amigos y yo estábamos cenando el otro día cuando nos asaltó la nostalgia. Nos pusimos a recordar lo maravilloso que fue el verano de hace justo 10 años. Obviamente lo especial no era el año 2010, sino nuestra situación personal: estrenábamos mayoría de edad, salíamos de un año duro con la presión del Bachillerato y la prueba de acceso a la universidad y se abría ante nosotros un futuro un poco incierto pero muy atractivo.

Después de repasar una vez más las mejores anécdotas y usar algunas frases tópicas sobre lo rápido que pasa el tiempo, caímos en la cuenta de que una generación entera se está perdiendo aquello que nosotros recordamos con tanto cariño. Seguro que para ellos y ellas seguirá siendo un verano muy especial que estarán intentando disfrutar al máximo, pero el azar ha hecho que, en esta ocasión, tengan muchas más restricciones de todo tipo.

En cualquier caso, no pudimos evitar empatizar con todos aquellos que vieron cómo se tenían que presentar a una de las primeras pruebas importantes que te encuentras en la vida, la de acceso a la universidad, preparándose desde sus casas y sumando a su presión la ansiedad de la situación de confinamiento. Incluso a esto hay que añadir un plus de incertidumbre sobre cómo va a ser su comienzo en la universidad o centro de formación, e incluso qué expectativas laborales tienen derivadas de esta crisis.

Este es solo un ejemplo de cómo se ha puesto patas arriba nuestra realidad. Esperemos que se trate de un verano aplazado que podamos disfrutar por todo lo alto en 2021.