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Seis rutas otoñales para andar en Ólvega si lo tuyo es el senderismo

Seis rutas otoñales para andar en Ólvega si lo tuyo es el senderismo

Actualizado 11/09/2020 20:00

Te proponemos seis rutas de senderismo en Ólvega, para que la vuelta a la rutina no se te haga cuesta arriba.

El otoño es una época de transición en la que cambiamos la piscina por echarnos al monte, el tinto de verano por las setas y la rebequita por la sudadera de doble cuello vuelto.

Por todos es sabido que no hay nada como Ólvega, el aire de la sierra del Moncayo y coger una que otra seta para quitarnos de encima este mono estival. Por ello, y para que el cambio de estación no se te haga cuesta arriba, aquí te dejamos seis rutas de senderismo que hacer por Ólvega mientras las hojas van cayendo.

Ruta del Moncayo

Esta ruta sea, seguramente, la más significativa de esta pieza. Además, podemos realizarla en tres etapas, con descansos para tomarnos un torrezno entre paso y paso. A nuestro ritmo.

Esta ruta arranca en Ólvega, en el Corral de Chiquilín. De ahí tomamos la segunda salida hasta el Alto de los Malos Dineros y después nos dirigimos hacia la misteriosa Cueva de Ágreda.

También podemos partir de la Ermita de la Soledad hacia la Arboleda del Río. En este caso, nuestro viaje estará rodeado de una gran variedad de especies arbóreas autóctonas y campos de labor.

A la altura del Corral del Chiquilín hay una bifurcación donde un poste nos señala que si tomamos el camino de la derecha alcanzaremos Cueva de Ágreda por la Cuesta de la Barga. Si elegimos el camino izquierdo también llegaríamos a la Cueva de Ágreda por un camino más corto, aunque por una pendiente más pronunciada (el Alto de los Malos Dineros), todo hay que decirlo. La elección es tuya. Si elegimos el camino corto y complicado podremos distinguir un edificio que sirve de majada, una bonita panorámica de Ólvega, la Sierra del Madero y, a nuestra espalda, el Moncayo.

Te recomendamos que antes de iniciar el ascenso por Malos Dineros, calientes motores, y que una vez lo hayas hecho, eches un vistazo al poste que hay en este emplazamiento. Si vas hacia la izquierda podrás volver a Ólvega por los Corrales de Casarejos o unirte a la Ruta de los Encinares. Si eliges ir en línea recta llegamos al alto de Malos dineros y a Cueva de Ágreda, y si prefieres ir por la derecha emprendemos el regreso a Ólvega por el camino que hemos tomado.

Ruta de los Encinares

En esta aventura partimos desde la ermita de la Soledad de Ólvega, en dirección a la Arboleda del Río. No hay que rebuscar mucho para encontrar un poste que indica dónde está la ruta de los Encinares.

A través de caminos y sendas habilitados motu proprio y en óptimas condiciones. Si solo pudiésemos definir a esta senda con un adjetivo, sería “bucólico”. Un paseo de 8 kilómetros que se traducen en dos horas rodeados de bosques de encinares.

Ruta de Bécquer

Se trata de una de las rutas más insólitas de la provincia. Un paseo tras las huellas de Bécquer que no deja a nadie indiferente.

Salimos de la ermita de la Soledad, situada en Ólvega. De ahí tomamos el Paso de la Serna y, al llegar a las naves, vamos al Paguillo, por la derecha. A la izquierda, una bifurcación y, más adelante un pilón sin agua. Empiezan las cuestas: subimos hacia la Sierra de Fuentes, evitando el camino a la derecha. Tras el cruce, nuestro camino traza una curva marcada que nos lleva a un emplazamiento desde el que podemos ver, a un lado Ólvega y al otro Fuentes de Ágreda. Descendemos hasta el pueblo.

Ya llevamos 7 kilómetros, que se dice pronto. Llegados a este punto la pista que tomaremos para llegar hasta Aldehuela nos queda muy muy cerca. Bajaremos unos metros y nos encontraremos con un camino a la derecha. A nuestra izquierda nos acompañará en este bonito paseo, el Moncayo.

Principios de otoño es la mejor época para realizar esta ruta, porque hay moras a las orillas del camino y podremos disfrutar de este paseo con un clima ideal y la barriga llena de felicidad. Una vez llegamos a la carretera que conduce a Aldehuela, nos adentraremos en el pueblo. No dejes de visitar la iglesia, una construcción que los propios vecinos han reconstruido. No te lo vas a creer, pero ya hemos recorrido 12 km.

Rodeamos la iglesia y seguimos por la parte trasera, encontrarás una pendiente frenética y sí, tendremos que subirla. Lo bueno de esto es la banda sonora: el repicar del agua del pequeño arroyo que nos conduce hasta un bosquecillo.

Giramos a la izquierda y nos hallaremos envueltos en acebos, robles y pinos. Si miramos a nuestra izquierda encontraremos Vozmediano. Si tienes suerte, encontrarás alguna seta, en este emplazamiento hay una gran variedad.

Ya nos quedan menos de 2 kilómetros para que el bosque llegue a su fin. Te darás cuenta porque comienza el descenso, pasado un cortafuegos. A tu derecha verás un sendero con marcas en amarillo, cógelo. El sonido del correr del agua vuelve para hacernos compañía. Se trata de un riachuelo que llega hasta el sanatorio de Agramante. Una vez hayamos llegado al edificio, giramos a mano derecha, subimos el camino y llegaremos al Centro de Interpretación, el final de nuestro viaje.

Ruta del viento

Se trata de una travesía por la Sierra, protagonizada por panorámicas de Ólvega y la comarca del Moncayo. Además, también puedes recorrerla con vehículo: en bici o a caballo . Eso sí, te recomendamos que vayas con tiempo, es un recorrido de 3 horas y 15 minutos.

Esta aventura arranca por la calle Gustavo Adolfo Bécquer, el final del camino de Noviercas (donde vivió el poeta). A través de este recorrido llegamos a un pequeño jardín y los antiguos depósitos de agua. De frente, por un camino de tierra blanquecina acompañado de árboles, llegamos hasta un cruce de caminos. Iremos hacia la Vía Vieja (izquierda) y así recorreremos el lugar en el que, hasta 1904 circuló el tren minero. Ese año descarriló, y aún quedan evidencias de ello en las vías y restos de carbón del emplazamiento.

A nuestra izquierda, encontramos una pendiente pronunciada que nos conduce hasta la cima del Altillo, el primer alto de este, nuestro recorrido. La segunda curva es un buen momento para hacer una parada, comernos un torrezno y contemplar una previa de las panorámicas que nos aguardan.

Coronada la cima del Altillo, encontramos las ruinas de un corral. Desde aquí podemos ver El Muro y la vega en la que se encuentra Ólvega. Empezamos a ascender por la ladera del monte. En este camino, existe un paso que nos conduciría a una praderita por la que alcanzaríamos el alto de la Carreras. Allí esta situado un vértice geodésico. Normalmente el viento sopla fuerte y por ello aquí hay situado un parque eólico que produce energía eléctrica.

Ruta de los fósiles

Paisaje, historia y paleontología. Esta ruta comienza en Soria por la SO-V-3802. Allí se encuentra la Fuente de Juan Cañón (o como la llamamos en la provincia, la fuente de San Marcos).

Enfrente de esta fuente, cruzando la carretera hay un camino que recorreremos, pasa bajo la vía del tren y nos conduce al Barranco de Juan Cañón, donde se encuentra un yacimiento de fósiles. La siguiente parada es el manantial de Juan Cañón, que se encuentra al final del camino. Más abajo, la fuente de Juan Cañón.

Para llegar al roble más grande del término hay que iniciar el ascenso siguiendo las curvas de nivel de La Loma. A nuestra derecha, un montón de fósiles que dan nombre a esta ruta. En este camino podemos distinguir aliagas, gayubas y enebros, y divisar a lo lejos Ólvega, la ermita de San Marcos y Muro.

Ya en el roble, podemos ascender por la ladera norte de la Sierra del Madero. Desde lo alto se pueden divisar los pueblos de la comarca, el Moncayo, La Sierra de Cebollera y, los días muy despejados, el Sistema Central y los Pirineos. Si seguimos caminando por el alto de la sierra veremos un robledal.

Desde ese punto tendríamos que descender en cuña y dirigirnos a la izquierda, para llegar al Camino Real. Un camino de piedra nos servirá de referencia para llegar a las cañadas. Con el pedregal a nuestra izquierda, continuamos de frente, en ligero descenso y llegamos hasta la cañada de Hinojosa, a través de un sendero rodeado de robles y sotobosque de enebros, majuelos, espinos y aliagas.

Llegamos a una primera fuente y una pradera, continuamos la senda hasta llegar a otra con corrales derruidos y una segunda fuente. Para continuar la marcha seguimos el camino que queda frente a la boca de la fuente. Allí la vegetación cambia arces, avellanos, madre selva… y llegaríamos a una construcción circular de estilo celtíbero.

Toca subir a la loma que está en frente de a construcción y, desde lo alto: Ólvega. Llegados a este punto, bajamos hasta Las Fuentecillas. Si continuamos por el camino que lleva a Noviercas. Igual hasta podemos coger unas setas de cardo ahora que llega el otoño.

A mano derecha dejamos la Lagunilla y de ahí seguiremos hasta Ólvega, donde nuestra peregrina aventura llega a su fin.

Ruta de los Siete Infantes

Nuestro punto de inicio es, de nuevo, la ermita de la Soledad. Esta vez iremos en dirección hacia el Hacho, por el camino de la Arboleda del Río. Es el itinerario más sencillo de seguir de toda esta pieza. Sendero a la derecha y sendero a la izquierda. Como decía Platón, “la virtud se encuentra en el justo medio”, pues por esa dirección avanzaremos. Pasaremos por las estribaciones del Monte a la cecina localidad de Cueva de Ágreda, y seguiremos subiendo hasta dejar la Villa de Ólvega a nuestra espalda y ver el Moncayo de frente. A la derecha nos encontramos con una panorámica de la ermita de San Bartolomé, antiguo poblado de Cueldegallinas.

Dejamos el camino a un lado y nos aventuramos campo a través, hacia San Bartolomé. Allí tuvo lugar la batalla en la que murieron los Siete Infantes de Lara.

Iremos hacia la izquierda para atravesar el río Araviana y empezar otro ascenso, esta vez por el monte Toranzo. Llegaremos a un cortafuegos a través de una senda, y de ahí, a la cima. Desde aquí, a 1.620 metros del mundanal ruido, podemos contemplar la Sierra del Madero, las Muelas de Beratón, y por supuesto, el Moncayo.

Todo lo que sube, baja y nosotros no íbamos a ser menos. Bajamos para pasear entre las peñas de Toranzo, flanqueados por rocas enormes que forman callejones y a través de los cuales parece que atravesamos montañas.

La fórmula más sencilla para volver al valle de Araviana es descender hasta el vértice geodésico y acto seguido, seguir bajando por el camino forestal que desemboca en la carretera de Borobia.

Caminamos unos metros por el arcén de la carretera hasta casi llegar al cruce con la Carretera C-101, veremos una desviación a nuestra derecha que nos lleva hasta la ermita de Los Remedios. Podemos regresar andando de nuevo, haciendo el recorrido a la inversa o pedir a alguien que nos venga a recoger.

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