Artículo de opinión de Casandra González, jurista.
En Italia, nuestro país vecino, mediterráneo y muy similar en muchísimos aspectos culturales e históricos, se ha aprobado recientemente un referéndum que supondrá una reducción del número de parlamentarios en ese país.
Casi una reducción de un 40%, si bien eran más parlamentarios que en España, con la nueva configuración, proporcionalmente, no va a diferir mucho con nuestro país.
Lo importante es el debate, es que haya habido un recorrido que no imagino fácil para llegar hasta esta votación, máxime cuando los únicos perjudicados son los parlamentarios, ya que bastantes se irán a su casa.
A día de hoy no me imagino a ningún partido nacional proponiendo este tipo de ideas en la cámara baja. Y eso que, en las Cortes Generales son hasta pocos en comparación con otros órganos legislativos y de representación local o provincial.
En España no creo que el número sea lo importante, donde si considero que existe un consenso transversal de la población sobre la calidad de los parlamentarios, el problema no es cuántos.
Por qué a la gente realmente buena y brillante no le compensa dedicarse a la política, ese es nuestro gran problema. Los pocos que lo intentan acaban huyendo despavoridos. La retribución dineraria debe ser justa con la calidad profesional de quien la recibe. Lo que no es justo es lo contrario.
Es preferible tener 350 diputados que ganen cuatro veces más de lo que cobran ahora, pero que sean eficaces, que trabajen, que sepan lo que dicen y lo que hacen. Creo además que hay, que existen, pero son pocos y se ven sobrepasados en número, y lo que tendría que haber es superación en calidad, no en cantidad.