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Patrimonio autoriza el traslado de estelas funerarias de Tierras Altas para una exposición en Bergara: ¿Pero para cuándo un centro de interpretación?

Patrimonio autoriza el traslado de estelas funerarias de Tierras Altas para una exposición en Bergara: ¿Pero para cuándo un centro de interpretación?

Actualizado 27/09/2020 09:34

La Comisión Territorial de Patrimonio de Soria ha autorizado el traslado de seis estelas funerarias romanas de las localidades de Santa Cruz de Yanguas, San Pedro Manrique, las Aldehuelas y Vizmanos, para la exposición temporal ‘Costumbres romanas para la muerte en Tierras Altas de Soria’, que se va a celebrar del 19 de octubre al 30 de diciembre en el Museo Laboratorium de Bergara (Guipúzcoa). De acuerdo, porque es importante poner en valor el extraordinario patrimonio de unas 40 epigrafías encontradas por Tierras Altas, 30 de ellas estelas funerarias de los siglos I y II. Pero, ¿piensa la Junta crear un museo o centro de interpretación con toda la riqueza arqueológica de la zona, incluyendo los hallazgos de algunos castros de especial relevancia? ¿Será una iniciativa que, lamentablemente, se quedará en el camino, a pesar de su interés para el desarrollo de la comarca?

Tierras Altas conserva una treintena de estelas funerarias de los siglos I y II, muchas de ellas con epigrafias de nombres escritos en un protovasco incipiente, que las convierte en la expresión euskérica escrita más antigua que se conoce. Además, pueden aportar una renovada visión sobre el mestizaje étnico y lingüístico del límite septentrional de la Celtiberia en tierras fronterizas, como son las sierras del norte de Soria y la tierras del valle bajo del Cidacos.

La importancia lingüistica y cultural del hallazgo de estas estelas ha despertado un enorme interés en la Comunidad Autónoma Vasca y en Navarra, así como en los especialistas y expertos en lenguas antiguas. Pero en esta 'historia' queda pendiente una respuesta o explicación: ¿Va a poner la Junta en valor este patrimonio de la estelas -junto con los hallazgos de algunos castros de la zona-, y va a crear un museo o centro de interpretación arqueológico en Tierras Altas para impulsar el desarrollo de esa comarca? Sería muy importante de pasar de las buenas palabras e intenciones a proyectos y a decisiones concretas. Mientras, las estelas irán recorriendo ciudades y museos -seguro- sin ponerse en valor en la propia provincia, especialmente en Tierras Altas.

El doctor en arqueología Eduardo Alfaro Peña, responsable del ambicioso proyecto arqueológico, etnológico y cultural ‘Idoubeda Oros’, que investiga y divulga el patrimonio integral serrano de las Tierras Altas sorianas y sus proximidades, y que incluye la investigación de las estelas mencionadas, las excavaciones del ‘oppidum’ comarcal celtíbero de Los Casares (en San Pedro Manrique), o la realización de un inventario de todas las ermitas que hay en la zona, entre otras iniciativas, es el principal estudioso de las estelas, la mayoría encontradas durante las últimas cuatro décadas, y de un valor arqueológico y cultural sobresaliente. Considera que aportan nuevos datos que permiten replantear el esquema étnico que se defendía hasta la década de 1980, que hablaba de un territorio céltico dentro del general ámbito celtibérico.

Las epigrafías de las estelas evidencian, en opinión del arqueólogo soriano, que junto a la comunidad indígena mayoritaria y dominante, la celtíbera, en las sierras de Tierras Altas también parece que convivían grupos de vascones o ibéricos, además de los romanos que iban imponiendo su presencia y asentamiento en esa época, como señaló a Soria Noticias el pasado mes de febrero. Considera que esta circunstancia poblacional es lógica, teniendo en cuenta que la ganadería era una actividad económica fundamental.

Es razonable que algunos pobladores de la zona riojana del Bajo Ebro subieran a las sierras sorianas próximas, donde encontraban un pasto muy rico y fino, en los entornos de Montes Claros y Sierra de Alba, por ejemplo. Cabe pensar que existiera un ‘mestizaje’ étnico que, seguramente, compartiera el hecho de servir de parapeto indígena ante los romanos, a modo de franja fronteriza entre Numancia y el fondo del valle del Ebro, donde se asentaban las legiones romanas, señala.

200 AÑOS DESPUÉS

Este contexto histórico explica la presencia onomástica vascona en Tierras Altas, pero ¿por qué las epigrafías se han encontrado en territorio soriano, y no en otros lugares como el propio valle bajo riojano del Ebro, las provincias del País Vasco o Navarra? Tan solo se conocen varias encontradas en Calahorra, la localidad navarra de Lerga o en Guipúzcoa.

Las investigaciones apuntan a que el origen del euskera parece que hay que buscarlo al norte del Ebro, más concretamente al norte de los Pirineos (el llamado vasco aquitano), según indica Alfaro Peña, que aclara que no es lingüista y que, por lo tanto, no es un experto y solo traslada lo que otros estudiosos le han contado.

Dice que se pensaba que el uso del vasco en el sur del Ebro respondía a una euskaldunización tardía, también con el avance de los cristianos y la repoblación medieval con gente del norte, con vizcaínos, guipuzcoanos o navarros. “Pero las epigrafías de Tierras Altas de los siglos I y II demuestran que la presencia del euskera y de los vascones estaba desde antes”, aclara.

La ‘supervivencia’ de las estelas funerarias de piedra encontradas en la provincia de Soria se debe a la escasa presión humana que ha habido en Tierras Altas en los últimos 2.000 años. Además, a la ya de por sí escasa población de esta zona de Soria, hay que añadir la marcha de miles de personas entre las décadas de 1940, 1950 y 1960, que agravó la despoblación y el abandono de los pueblos.

Precisamente, fue con la vuelta de los emigrantes -a partir de 1970- cuando se empezaron a descubrir muchas de las estelas funerarias de piedra. Las obras de rehabilitación de casas como segunda vivienda, o la mejora de los pueblos propició que fuesen apareciendo esas piezas, que se habían utilizado en diversas construcciones públicas o privadas, conservándose a lo largo de los siglos sin graves deterioros.

EL EUSKERA MÁS ANTIGUO, PRESENTE EN TIERRAS ALTAS

Las inscripciones, escritas en latín, aportan nombres (el de los fallecidos) de un origen indígeno distinto, como el vasco, con términos y desinencias propias del antiguo vasco aquitano. Además, hay otras palabras de procedencia celta o íbera.Resulta muy llamativa la epigrafía que aparece con nombres vascos, en el euskera más antiguo. Uno de los fallecidos que aparece en una estela es Antestius (indica la familia) Sesenco (nombre de procedencia vasca que viene de 'zezen', que es toro). También hay una mujer llamada Oandissen ('oihan' es sinónimo de bosque); o puede leerse Udano ('uda' significa verano) o la palabra ‘lesuridantar’, con una desinencia de origen aquitano.

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