Las expropiaciones necesarias apenas rondan los 5.000 metros cuadrados. En este tramo se retomaron las obras este verano, tras la paralización que provocó en primavera la pandemia.
El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) ha iniciado, tal y como pública el Boletín Oficial del Estado de ayer, el trámite de expropiación de los terrenos y derechos afectados por las obras que incluye el proyecto del modificado número 1 del tramo de la A-11 entre El Burgo de Osma y San Esteban de Gormaz.
Este modificado, que supone un coste de en torno a un millón de euros, viene motivado por la adeucación normativa del proyecto original, que data de 2008, a la nueva normativa, sobre todo medioambiental, que se ha aprobado en los últimos años.
Así, se incluye la utilización de distintos betunes para carretera, la ampliación del vallado cinegético, un tratamiento específico para la eliminación de una antigua parada de autobuses construida con fibrocemento, el desvío de líneas eléctricas o el uso de diferentes modelos de barreras de protección, entre otras cosas.
Los bienes que se ocupan son sobre todo servidumbres de vuelo para el téndido eléctrico, unos 26.000 metros cuadrados, y servidumbres de paso y ocupaciones temporales, unos 65.000 metros cuadrados. Por lo que respecta a la superficie que se va a expropiar, ronda los 5.000 metros cuadrados.
Los propietarios de estos terrenos, que se ubican en los términos municipales de El Burgo de Osma y de San Esteban de Gormaz, han sido convocados para que asistan al levantamiento de las actas previas de ocupación los días 17 y 18 de noviembre.
Las obras en este tramo, que se interrumpieron en primavera como consecuencia de la pandemia, se retomaron este verano. Se trata de un tramo de 9,2 kilómetros entre la variante de El Burgo de Osma y el enlace desde la N-122 a San Esteban de Gormaz.
El presupuesto de adjudicación alcanzo los 30 millones de euros. Esta obra estuvo en suspenso durante varios años debido al concurso de acreedores que sufrió la empresa adjudicataria. Finalmente, se resolvió la venta de la obra y sus unidades productivas a una nueva empresa, ASCH, sin que fueran necesarias la rescisión del contrato y una nueva licitación.