A partir del lunes 1 de febrero, hasta el 30 de abril, permanecerá abierto el periodo donde se esperan recibir unas 65.000 solicitudes únicas que percibirán cerca de 1.000 millones de euros.
Investigadores de la Universidad de Valladolid (UVa), el Instituto Politécnico de Coimbra (Portugal) y la Universidad de los Emiratos Árabes Unidos han realizado un estudio entre los alumnos de la institución académica vallisoletana en el marco de la pandemia y han encontrado que cerca de la mitad sufre ansiedad y/o depresión. Y a pesar de que pueden ser un importante aliado en el contexto de aislamiento, un 91’3 por ciento nunca ha utilizado apps de salud mental.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un fuerte impacto en diversos aspectos de la vida, incluida la salud mental. Los primeros estudios al respecto sugieren que la depresión, la ansiedad y el estrés son respuestas psicológicas comunes al COVID-19. En este marco, las aplicaciones móviles (apps) de salud mental permiten atender estos problemas de forma remota, lo que supone una interesante ventaja en el contexto de la pandemia, en el que la atención presencial y el seguimiento de estas personas es complejo.
Pero, ¿se está aprovechando el potencial de estas aplicaciones? ¿Cuál es su uso? ¿Qué opinión se tiene de ellas? Para tratar de conocerlo, los investigadores se centraron en uno de los sectores de la población que ha visto afectada su salud mental por la pandemia, como son los estudiantes universitarios que se vieron afectados por el cierre de universidades.
“Tratamos de explorar el impacto del COVID-19 en la salud mental de los estudiantes universitarios en España y de conocer sus actitudes hacia el uso de aplicaciones móviles de atención mental”, explica a DiCYT Gonçalo Marques, primer autor del trabajo publicado en ‘International Journal of Medical Informatics’.
Para ello, aplicaron una encuesta con dos secciones, una primera que incluyó un cuestionario estandarizado denominado General Health Questionnaire (GHQ-12) para evaluar el estado psicológico de los participantes, y una segunda en la que se recogió su opinión así como disposición a utilizar aplicaciones móviles para apoyar la atención mental.
En total, 608 estudiantes de la Universidad de Valladolid (UVa) completaron la encuesta, la mayoría mujeres (74%). Asimismo, del total de participantes el 67,5 por ciento tenía entre 18 y 23 años.
Ansiedad, depresión y disfunción social
Los resultados mostraron que los estudiantes se encuentran en la escala Alta del cuestionario GHQ-12 en ansiedad (52’1 por ciento) y depresión (44’7 por ciento), así como en disfunción social (53’6% por ciento). Asimismo, el 36’3 por ciento de los participantes nunca había oído hablar de las aplicaciones móviles para la salud mental. El 91’3 por ciento nunca las había utilizado, pero los que sí lo habían hecho estaban dispuestos a volver utilizarlas en el futuro (79’2 por ciento). De los participantes que prefieren las aplicaciones móviles en lugar de la consulta tradicional, el 50’4 por ciento apuntó al coste como principal motivo.
“El trabajo sugiere que los estudiantes necesitan apoyo psicológico durante esta crisis”, subraya Gonçalo Marques, quien agrega que “ha sido difícil acceder a atención mental de la manera tradicional, es decir, consultando con un profesional”, de modo que las aplicaciones móviles “pueden resultar beneficiosas en tales situaciones”.
Por otro lado, concluye el investigador, las razones esgrimidas por los participantes para preferir el uso de aplicaciones móviles y las funcionalidades que aseguran querer ver en estas apps “suponen una base de conocimiento crítica para apoyar el diseño de aplicaciones novedosas en este campo”.
Fuente: Agencia DYCT