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Ellos tienen el superpoder más buscado: son inmunes al Covid-19

Ellos tienen el superpoder más buscado: son inmunes al Covid-19

Actualizado 06/02/2021 21:21

Soria Noticias se cita con dos personas que recibieron la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus hace dos semanas. Son una residente y una trabajadora de la Fuente del Rey. Miran el futuro con optimismo pero piden "máxima prudencia" para cuidarnos entre todos.

Las personas mayores son uno de los colectivos que más ha sufrido, y está sufriendo, la pandemia del Covid-19. Ven el tiempo pasar desde las ventanas de su hogar (su casa o una residencia) porque la mayoría de ellos tienen, desde el mes de marzo, vetado el contacto con familiares y amigos que no sean convivientes.

Junto a ellos están los trabajadores sanitarios y sociosanitarios. Son esas personas que no solo han tenido que velar por su integridad, han perdido el sueño para proteger a los más vulnerables y han limitado sus rutinas para seguir viendo, día a día, a todos.

Han sufrido desvelos, han sentido la angustia oprimiéndoles el pecho y han llorado pensando en los suyos, pero ahora ven el futuro de otro color, el verde esperanza. 3.803 sorianos ya han recibido la segunda dosis de la vacuna y están, o están a punto de estar, inmunizados frente al peor virus de la historia reciente.

Soria Noticias se ha citado con dos personas que recibieron la segunda dosis de la vacuna hace dos semanas. Son una residente y una trabajadora de la Fuente del Rey. Mañana podrán decir que son inmunes y, aunque los protocolos de seguridad y las medidas preventivas deberán seguir cumpliéndose a rajatabla, la alegría en las dos es evidente y no dudan en animar a la población a "confiar en la ciencia".

Dativa García. Residente de la Fuente del Rey

Ellos tienen el superpoder más buscado: son inmunes al Covid-19 | Imagen 1

Dativa es una de las 120 residentes de la Fuente del Rey. El pasado 27 de enero cumplió 89 años y tres días antes, el 24 de enero, recibió la segunda dosis de la vacuna contra el SARS-COV-2. Ella había pasado el virus al comienzo de la pandemia, "fue sin saberlo, estuve muy malita y cuando nos hicieron la prueba ya tenía anticuerpos", cuenta. Haciendo honor al significado de su nombre (aquel que es muy generoso), afirma que "estaba deseando ponerme la vacuna. Siempre estábamos preguntando por la fecha en la que nos tocaba y cuando la recibí me dio mucha alegría. Es lo mejor para cuidarnos entre todos".

La felicidad también deja un pequeño hueco a la incertidumbre pues "escucho la radio y sé que algunos han salido con el virus después de la vacuna. Yo tengo muchas enfermedades y todas las papeletas para pasarlo muy regular con este covid". Por ello, afirma que "mantengo todas las medidas de seguridad y la mascarilla viene siempre conmigo".

Hablar con Dativa es un placer pues guarda el sentido del humor intacto y desprende la calma propia de quien se adapta a todo porque ha vivido tiempos peores. No tiene hijos ni tampoco nietos pero es una superabuela con todas las letras. "El otro día nació el hijo de mi sobrino y vinieron a presentármelo. Me avisaron por teléfono y me dijeron ¡Tía gorda! Sal a la ventana para ver a tu bisnieto", cuenta con una amplia sonrisa detrás de la mascarilla.

Al futuro le pide tiempo. El necesario para ver crecer y "darle zurras en el culo a mi bisnieto". Refiere que "hay veces que pienso qué hago aquí, pero luego me cuido todo lo que puedo", cuenta bromeando.

Respecto a la vida en el exterior de la residencia y los que se resisten a cumplir las medidas de prevención Dativa expresa que "me da pena lo que está pasando, sé que no puedo hacer nada, pero me da mucha pena. Todos nos tenemos que poner las mascarillas y cumplir las normas, por el bien nuestro y el de todos". Con la vacuna también es contundente: "No duele nada y hay que confiar en la ciencia, es la única que te cura", concluye.

Ana Teresa García. Enfermera de la residencia Fuente del Rey

Ellos tienen el superpoder más buscado: son inmunes al Covid-19 | Imagen 2

La residencia Fuente del Rey cuenta con unos 50 profesionales. Ana Teresa García es enfermera aquí desde su inauguración, desde el año 1999. El 24 de enero recibió la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus y a partir de mañana "estaríamos inmunizados". Reconoce que "al principio apareció algo de incertidumbre", pero afirma sin dudas que el no vacunarse es "un peligro y una postura muy egoísta".

Para tranquilizar a la población cuenta que "es como una vacuna normal". La lista de efectos secundarios fue pequeña en su caso. Se limitó a sentir "como unas agujetas en el brazo". Nada de fiebre o de hormigueos en el brazo, que sí tuvieron algunas de sus compañeras. Para acabar con cualquier duda se sirve de otra enfermedad, "si no nos hubiésemos vacunado seguiríamos teniendo poliomielitis. Si nadie se hubiese puesto la vacuna de la polio seguiríamos teniendo polio. Los negativistas que se asomen donde está el problema, en la UCI".

Afirma que después de ser "los más vulnerables" ahora "somos los más protegidos", pero destaca que "no se puede bajar la guardia. Nadie te puede asegurar la eficacia y hay que seguir con todas las medidas y todos los cuidados. El EPI viene con nosotras todo el día". Los protocolos también se mantendrán en la residencia Fuente del Rey. "Los residentes que hayan recibido la segunda dosis podrán mañana bajar a hacer su vida en el saloncito, los demás deberán esperar". Ana Teresa prefiere no hablar de normalidad, no la ve cercana porque "tú estás protegida pero el resto de la población no". Los abrazos y los besos deberán esperar un poco más.

Esta enfermera muestra su antebrazo cuando se le pregunta por los últimos meses. "Han sido durísimos, se me ponen los pelos de punta". Lamenta que "ha pasado un año y ahora vuelta a empezar, la gente no está siendo consciente de lo que está pasando. Tu abuelo, tu padre, tu vecino, se está muriendo. Y en Carnaval se volverán a hacer botellones. Las medidas deberían ser más restrictivas, pero personalmente, con autoconcienciación. Hay mucho paciente ingresado y es por imprudencias".

Si se le pide que saque algo bueno de toda esta pesadilla, no duda. La unión de todas las compañeras "no te lo quita nadie, vale mucho". El "remar todas en la misma dirección", expresa, "es lo que me ha evitado otros problemas. Puedo venir un día de bajón pero nos animamos entre todas". Nos confiesa que "muchas veces pienso en irme al Mercadona a trabajar, pero no sirvo para ello. Yo necesito estar aquí porque este trabajo es vocacional".

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