¿Tu empresa está pensando implementar un ERP? Esto es todo lo que debe saber.
ERP, un software que lleva tiempo adentrándose en más y más empresas en un panorama global que no deja de mirar a la tecnología. Tres letras que cada vez se oyen más porque están revolucionando el funcionamiento de todo negocio, mejorando sus beneficios y facilitando su crecimiento.
Hay muy buenos ejemplos de esta herramienta, como lo que ofrece el equipo de la web de www.geinfor.com con su ERP Industrial. No obstante, todavía hay mucho escepticismo a su alrededor y es lógico, ya que se trata de una tecnología joven y de un servicio que no lleva mucho tiempo en activo en el panorama empresarial.
¿Hay motivos para defender su implantación como algo realmente aconsejable? Lo cierto es que sí, de hecho, son muchas las razones para defender este argumento. Aunque aquí no nos vamos a centrar solo en la parte positiva de esta herramienta digital. Queremos ofrecer una perspectiva equilibrada.
Para eso, ahondaremos en los pros y los contras de los ERP para empresas. Un poco a cada lado de la balanza para ver de qué lado se inclina.
¿A qué se debe esta creciente apuesta por los ERP en empresas? Existen muchas razones, pero principalmente todo se reduce al balance entre ventajas e inconvenientes que plantea este sistema.
Es una solución con una altísima eficiencia y que, aunque requiere cierta adaptación, plantea numerosos beneficios a la largo. De hecho, vamos a centrarnos en esas dos cosas para ver bien por qué se plantea ya como algo imprescindible para cualquier empresa que se precie.
¿Cómo? Vamos a ver tanto lo positivo como lo negativo de los ERP para negocios, como ya adelantábamos antes. Una comparativa con las dos caras de la moneda que deje muy claro todo lo bueno y lo malo de estas soluciones:
Lo principal y más importante de un buen ERP es que lo unifica todo en un mismo lugar. Si hay que consultar cualquier dato o revisar una analítica, si hay que comprobar cómo está rindiendo un proceso u otro. Sea lo que sea que se vaya a mirar, todo está recogido bajo un mismo paraguas.
Y eso es ideal para un negocio, porque le permite optimizar considerablemente todo su funcionamiento. De hecho, es especialmente útil para detectar qué proceso no funciona como debería y cómo debería mejorarse.
Otro aspecto interesante y atractivo de los ERP es que permiten automatizar todas aquellas tareas que sean rutinarias o repetitivas. El software se encarga de gestionarlas, de forma que la empresa puede destinar los recursos que iban a estas en dirección a otros procedimientos o labores que sean más importantes.
Optimizas el rendimiento del negocio, pero también optimizas procesos y costes. Esta es la gran baza de este tipo de soluciones informáticas, y por eso mismo se están implementando tantísimo en las empresas modernas.
Aunque no es el único motivo, ya que hablamos de herramientas pensadas para amoldarse al 100% a la empresa. Dado que son modulares, también facilitan la escalabilidad. Esto último es especialmente interesante, dado que la empresa no se topa con un software que limite su capacidad de crecimiento.
¿Crece el negocio? El software crece con él para seguir ofreciendo las mismas funciones, solo que mejor adaptadas al nuevo contexto.
Información en tiempo real, análisis de calidad y un set de herramientas que siempre está listo para encajar con tu negocio, sea del volumen que sea. El ERP es una solución informática diseñada para facilitar la labor de los negocios, y a la vista queda con todo esto.
Aunque sea un software más que aconsejable y necesario para cualquier negocio que realmente quiera competir en el panorama actual, también es cierto que no es una solución perfecta. Porque no existen herramientas perfectas.
Los contras de los ERP radican principalmente en el proceso de implementación y toda la adaptación por la que debe pasar la empresa. Para empezar, se debe realizar un gasto inicial que suele ser elevado. Es el precio a pagar por una herramienta que se implementa totalmente a medida del negocio.
Por otra parte, todo el personal de la empresa debe aprender a manejar el software, por lo que hay que pasar por un proceso de formación que también tiene gastos implicados. Algo que, al mismo tiempo, afecta a la producción, ya que puede haber pérdidas de rendimiento al tener que destinar parte del tiempo del equipo a aprender sobre sus nuevas herramientas.
Lo último, pero no por ello menos importante, es todo el tiempo que la empresa debe invertir en esta adaptación. Todo debe acostumbrarse a funcionar con esta herramienta porque, aunque pueda parecer compleja al comienzo, va a formar parte del día a día del negocio.
Introducir los datos, saber leer la información que arroja y un largo etcétera que puede llevar hasta dos meses para la compañía. Afortunadamente, y visto con perspectiva, la parte negativa del ERP es algo que solo se prolonga durante esta fase inicial.
Una vez superada la adaptación de la empresa, el resto es disfrutar de sus beneficios y aprovechar todo lo que puede ofrecer. Los problemas de los ERP se limitan a su primer mes o segundo mes, por los costes, implementación y aprendizaje.
No son realmente inconvenientes o problemas inherentes a la herramienta, van más ligados a lo que supone el comienzo con su llegada. Superado ese bache, el resto se limita a recoger frutos y disfrutar de las ventajas que plantea, por eso mismo es por lo que su popularidad se ha disparado.
De hecho, en la actualidad, rara es la empresa puntera que no recurre a esta solución, sobre todo si es una empresa del ámbito industrial, lugar del que procede este tipo de software. Por todo esto, queda claro que es el futuro, aunque ya está dejando una enorme huella en el presente.