Salud sexual

El pasado 14 de febrero algunos celebraron San Valentín, unos como exaltación del amor romántico y otros como popular muestra de nuestra afición por el consumo. También es una fecha en la que se intenta hacer visible, mediante el Día Europeo de la Salud Sexual, la necesidad de mantener una vida sexual saludable.

El sexo es una parte fundamental de nuestras vidas y debemos procurar que sea fuente de bienestar tanto para nosotros como para quienes lo comparten con nosotros. Por ello, como en toda relación humana, debemos desterrar situaciones de dominación y cosificación. No podemos justificar conductas de explotación como la prostitución con la excusa de ser la única vía para la satisfacción sexual para algunas personas, sea cual sea su situación física o cognitiva.

En el ámbito mas estricto de la salud, debemos acostumbrarnos a revisar nuestro estado con respecto a las posibles infecciones de transmisión sexual igual que vigilamos nuestro colesterol o la higiene dental, especialmente si mantenemos relaciones con más de una persona y de forma independiente al uso de la protección adecuada.

Es aquí donde los poderes públicos tienen que jugar un papel importante: desde ofrecer educación en materia de salud sexual desde la infancia hasta facilitar los hábitos saludables en la materia. A aquellos que hemos sido educados en ámbitos abiertos y que tenemos cierta edad nos cuesta menos acudir a nuestro médico de forma regular para pedir pruebas diagnósticas de ITS, pero se deben articular accesos fáciles y gratuitos especialmente dirigidos a las personas jóvenes para que, desde la seguridad que les da el anonimato, puedan recurrir de manera regular para conocer su estado de salud. La información sobre la propia salud es un derecho y la clave para la prevención.