El Gobierno de PP y Ciudadanos continúa, pero su mayoría parlamentaria se resiente. Tudanca suma una nueva intentona fallida, la tercera, de llegar a la presidencia de la Junta. Vox y Por Ávila ganan peso. Las Cortes quedan a la altura del betún por su nefasta señal oficial.
En la jornada de ayer Castilla y León vivió la primera moción de censura de su historia democrática. Una moción al albur de lo que estaba ocurriendo en Murcia y Madrid que supuso un fracaso para los socialistas al solo lograr sumar a sus 35 procuradores a los 2 de Podemos. Resumimos lo ocurrido ayer en las Cortes en un formato de ganadores y perdedores.
Tal y como está la situación del partido naranja a nivel nacional, se puede decir que el partido a nivel autonómico ha capeado bastante bien el temporal. La moción presentada en Murcia se volvió como un boomerang contra Inés Arrimadas y amenaza con acelerar la descomposición del partido que ya ha perdido el poder que tenía en Murcia y, todo apunta, lo perderá también en Madrid.
En Castilla y León, tras unas semanas muy tensas, ha logrado mantener la compostura y contener la vía de agua perdiendo solo 1 procurador de 12. Con todas las dudas que había, el partido sale reforzado y también lo hace la figura de Francisco Igea como contrapoder de la lideresa nacional. Los naranjas sacan máxima rentabilidad a sus, ahora, 11 procuradores y seguirán siendo la cara visible del ejecutivo y controlando más de la mitad del presupuesto.
Su liderazgo en el PP nunca ha estado del todo consolidado y estos 2 años más al frente de la Junta le dan tiempo para cimentar su poder territorial y repetir en las próximas elecciones. Una derrota en la jornada de ayer hubiera supuesto finiquitar la carrera política del salmantino y, por ello precisamente, sale reforzado. Además, el presidente de la Junta, cuyas intervenciones ante los medios son terriblemente tediosas y sin sustancia, mostró su mayor nivel como orador con un discurso encendido y al ataque, aunque este se centrase más en Sánchez que en Tudanca. Mención especial, por cierto, para las palabras de Igea actuando como portavoz de la Junta cuando señaló que Tudanca podría ser el perfecto candidato (soso), serio y formal para Castilla y León si no fuera porque para eso ya está Mañueco.
El pacto PP-Ciudadanos sale indemne del temporal, pero no así su mayoría parlamentaria. La huida de la diputada salmantina María Montero del grupo naranja deja a los dos partidos sin mayoría absoluta en las Cortes. Ahora naranjas y populares suman 40 escaños por lo que necesitaran negociar todas las leyes que se deban aprobar en las Cortes pues la mayoría absoluta está en 41. Es una buena oportunidad para Por Ávila, quien por cierto ya ha sacado de esta moción de censura un adelanto de su radioterapia, y Vox pues, estando de acuerdo con muchas de las cosas a aprobar, podrán hacer pasar a los partidos del ejecutivo por caja.
Otro liderazgo endeble de los que abundan a nivel autonómico en esta tierra. ¿Podrá sobrevivir a una moción de censura fallida? En parte sí, porque siempre podrá defender ante Ferraz que presentó esta moción obligado desde Madrid, aunque ese tipo de compromisos camicaces se suelen pagar más en los partidos con puestos de salida que con cabezas de carteles. Lo cierto es que dos elecciones, aunque ganase las últimas, y una moción fracasada son demasiadas oportunidades para la inmensa mayoría de los políticos.
Mención especial merece aquí su encontronazo con Ciudadanos. Los naranjas han sentido que la moción iba directa a su línea de flotación, lo que dificulta futuros pactos en la región si el partido naranja sobrevive. Después de semanas cortejándolos compararles con el personaje del ‘Sexto Sentido’ que está muerto, pero no lo sabe, suena tan chusco como quien lleva tiempo intentando ligar con alguien y le acaba insultando cuando la otra persona le rechaza.
Los socialistas acabarán gobernando Castilla y León más pronto que tarde, pero tras esta moción de censura, están más lejos de hacerlo de lo que estaban hace un mes. Únicamente haber logrado sumar a los dos de Podemos (por cierto, Pablo Fernández continúa siendo el mejor orador de la cámara, aunque debería reducir el uso de subordinadas y fórmulas grandilocuentes) a su mayoría indican que las cosas no son tan claras como los socialistas las ven.
El último perdedor somos todos. La imagen de Castilla y León. Analicemos la situación: Castilla y León siendo el foco de la atención política nacional, algo que sucede en esta tierra una vez cada, ¿30 años? En mitad de una pandemia, con procuradores que no estaban en sus escaños y presencia de los medios acotada. Pues bien, con ese panorama la señal oficial de las Cortes daba problemas de manera constante y las propias Cortes vetaron a mitad del debate que su señal oficial pudiera ser incrustada en otros medios. No podemos ser una comunidad del siglo XXI, querer impulsar las TIC y potenciar el teletrabajo si nuestras propias instituciones son incapaces de ofrecer un streaming de calidad.