Neurología, Sanidad, diferencias entre EEUU y España, fuga de talentos, despoblación, Coronavirus, sus secuelas y los problemas con AstraZeneca. La neuróloga Idaira Aguilar Tejedor, con raíces sorianas, no se deja ningún tema en el tintero.
La vida de Idaira Aguilar Tejedor se divide entre tres lugares separados entre sí por miles de kilómetros. Creció entre Las Palmas (Gran Canaria) y Covaleda (Soria) y persiguió su pasión hasta el otro lado del Atlántico para establecerse en Estados Unidos y conseguir el (en absoluto sencillo) objetivo de trabajar allí como neuróloga. Sueña cada día con volver a su hogar y lamenta profundamente la fuga de talento que sufre España. Conversar con Idaira Aguilar es un enriquecedor placer en el que el tiempo vuela.
Pregunta: El reclamo para esta entrevista no puede ser más llamativo, joven canaria con raíces en Covaleda que acaba ejerciendo como neuróloga en EEUU. Necesitamos saber más.
Respuesta: Nací en Las Palmas, mi padre es canario y mi madre de Covaleda. Todos los veranos de mi vida los he pasado en Covaleda. Bueno, miento, el verano pasado no fui porque consideré que no era el mejor momento y era mejor prevenir. Pero lo importante es que mi vida está dividida entre estos dos lugares. Covaleda es muy importante para mí, la mitad de mi familia vive allí y algunos de los momentos más importantes han transcurrido allí.
P: ¿Dónde estudiaste y cómo acabaste cruzando el charco?
R: Estudié Medicina en Las Palmas. Mi padre era diplomático y siempre me ha atraído viajar. Siempre me ha gustado conocer otras culturas y aprender de ellas. Creo que te abre la mente y descubres que todo es relativo. Así que, el último año de carrera se me presentó la oportunidad de realizar un intercambio con la Universidad de Guadalajara (México) y no lo dudé.
Cuando acabé tenía la opción de volver a España y hacer mi residencia allí o intentar alguna aventura. ¿Ya sabes cuál elegí verdad? Me fui a hacer la residencia a Estados Unidos y, así de paso, perfeccionaría mi inglés. Finalmente me gradué en España y trabajé durante dos años para ahorrar y poder hacer el doctorado. Un contacto en Nueva York me animó a probar suerte allí, pero me esperaba un proceso muy largo.
P: ¿Cómo de largo?
R: Para entrar en el sistema americano de medicina tienes que pasar unos exámenes muy duros. Son cuatro y cada uno de ellos dura ocho horas. Tienes que pasarlos a la primera y con buena nota. Para poder superarlos me vine a Nueva York yo sola y me apunté a un curso de preparación. Entonces me di cuenta de que mi nivel de inglés era muy malo e iba a necesitar estudiar mucho. Entre 2009 y 2010 me aislé del mundo para intentar conseguir mi objetivo.
P: No quiero hacer spoiler, pero si ahora mismo trabajas como neuróloga es que lo conseguiste.
R: Después de mandar mi curriculum (que se debe acompañar de cartas de recomendación de médicos y una carta hablando de mí y de mi interés en Medicina) a diferentes hospitales, varios me invitaron a una entrevista. Me cogieron en un hospital de Manhattan para trabajar en Medicina Interna en El Bronx.
P: ¿Medicina Interna?
R: Así es, así comencé mi carrera en EEUU. Estando en ese hospital me di cuenta de que me encantaba la Neurología y mis mentores me animaron a estudiar la especialidad. Me aceptaron en la universidad de Yale. Allí estudie la especialidad en Neurología y la subespecialidad de Neuromuscular. Terminé en junio del año pasado.
P: Junio de 2020,... Y te aislaste en EEUU para estudiar en 2009. Tenías razón, el proceso no es sencillo.
R: Ha sido un proceso muy largo y muy duro. La residencia también ha sido muy dura, pero la formación es buena y todo lo aprendido lo llevo conmigo. Intuyo lo que estás pensando y sí, hay que estar un poco loco para hacer estas cosas, pero es una locura buena.
P: ¿Una locura buena?
R: Por supuesto. Hay que intentar sacar partido a lo mejor que se tiene. Si tienes una oportunidad, tienes que ir hacia delante. Tener interés por algo es la base para intentarlo. Sin miedo y con sacrificio, perseverancia y constancia. ¿Qué tenía por perder? ¿El tiempo? Lo compensaría el aprendizaje de la experiencia, que es increíble.
P: ¿Ahora a qué te dedicas exactamente?
R: Trabajo en un hospital especializado en la columna vertebral. Te explico, la Neurología tiene varias ramas: el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y el periférico (los nervios). Trata desde ictus, demencias, epilepsia, migrañas... hasta trastornos del sueño o del movimiento. Yo me enfoco en el sistema nervioso periférico, en la relación entre los nervios y los músculos.
El hospital es un centro integral en el que tratamos al paciente de una forma global. Intentamos mejorar su problema teniendo en cuenta todos los factores posibles, incluso los hábitos de vida, y tratamos de que la cirugía sea el último recurso.
Además, trabajo en clínicas pequeñas de varios pueblecitos porque me encanta la idea de la medicina comunitaria. Creo firmemente en que hay que llevar a los especialistas también a los pueblos.
P: Puede ser desconocimiento, pero considero que la Neurología es uno de los campos más complicados y con más por descubrir del mundo sanitario. ¿Como profesional qué piensas al respecto?
R: La Neurología es muy amplia, es todo lo que somos. Nuestras funciones, emociones y memoria; todo está controlado por el sistema nervioso central y el periférico. Afortunadamente hay mucha investigación y se producen avances en cada una de sus ramas. Además, la mayoría de neurólogos de EEUU se subespecializan, lo que también favorece los avances.
En el ictus isquémico, por ejemplo, (las arterias se taponan por un coágulo y no da alimentación a una parte del cerebro y se daña) actualmente se puede tratar y hace unos años no se podía. Mi hermano es radiólogo intervencionista y se dedica a destapar coágulos, él salva cerebros. En la esclerosis múltiple se han hayado un montón de tratamientos que no son curativos, pero previenen su empeoramiento. Sucede lo mismo con las migrañas, la epilepsia,... Los avances son espectaculares, pero también hay otras enfermedades para las que no tenemos cura, la ELA, el alzheimer,... Por eso es tan importante seguir investigando.
P: ¿No es muy duro enfrentarse cada día a estas patologías?
R: La Neurología es muy dura a veces. Te haces consciente de que estamos de paso y todo va a suceder muy rápido. He aprendido que debes enfocarte en ser buena persona y hacer lo que te cree ilusión. Tú están contigo mismo todos los días de tu vida, debes darte las explicaciones solo a tí. ¿Sabes qué es lo bueno de la personalidad de los estadounidenses? Aquí admiran a los otros y piensan que siempre se puede aprender de los demás. Cualquier idea absurda puede dar como resultado algo bueno porque no se coarta la libertad, siempre hay alguien que te dice: "Oye, que interesante".
P: Desde tu posición, ¿cómo ves las diferencias entre la Sanidad de EEUU y la española?
R: La Sanidad española es impresionante. La formación es maravillosa, excelente y he podido comprobar que los neurólogos en España son muy completos. Son unos clínicos excelentes. Esto se explica porque aquí hay muchos recursos para poder hacer muchísimas pruebas al momento. En España diagnostica evitando pruebas innecesarias. Cada sistema tiene sus cosas buenas y las que no son tan buenas.
Lo que sí es verdad es que aquí se enfatiza mucho en la investigación y se invierte mucho dinero en ello. Si quieres investigar tienes la oportunidad de hacerlo. Si en España se pusiera más énfasis en eso podríamos hacer lo que quisiésemos.
P: Dice que la formación en España en excelente. Esto sucede en muchos ámbitos, pero la fuga de talento continúa sangrando a la provincia de Soria y a todo el país.
R: Para mí la educación no solo se basa en una carrera, sino en tu entorno. La base es tener buenos valores para implementarlos en el resto de tu vida. Estoy muy agradecida de haber crecido en España, en Gran Canaria y en Covaleda, porque aprendí la lucha y la fortaleza. Después, la educación formal fue excepcional: me dio ganas, motivación, y aprendí a ofrecer siempre lo mejor de mí misma. La tercera fase debe ser la salida profesional, esto me duele. No es justo tener gente tan preparada y válida, con tantas cualidades y ganas sin la oportunidad de desarrollarse.
P: Usted se fue por elección.
R: Sí, pero mi hogar es España y lo echo de menos todos los días de mi vida. Me encantaría volver porque no me fui para no regresar. Es más, me encantaría poder trabajar en los dos sitios, compatibilizar los dos destinos.
P: ¿El Covid-19 ha tenido repercusiones en su trabajo? ¿Se han disminuido inversiones, medios, equipos humanos...?
R: Cuando irrumpió el Covid en EEUU lo hizo por Nueva York, allí estaba todo fatal, era caótico. A mi me pilló estudiando la subespecialidad de Neuromuscular en Yale y lo cierto es que mi hospital pudo prepararse muy bien. Desde el principio se establecieron protocolos claros, se cerraron las consultas externas no urgentes y se priorizaron las que se tenían que ver. Además, siempre tuve mi protección para atender pacientes. A mi nuevo trabajo llegué cuando ya estaban implantados todos esos protocolos y es cierto que el miedo es menor en las clínicas pequeñas. No obstante, las medidas son muchas y se siguen de forma muy exhaustiva.
P: ¿Y el teletrabajo en su ámbito? ¿Puede ser eficaz?
R: Ya hacíamos telemedicina antes del Covid. Yo lo hacía con pacientes de Neuromuscular que sufrían ELA. La primera consulta siempre es presencial porque es muy importante el análisis del paciente y eso no se puede hacer sin verlo.
P: ¿Ha tenido ocasión de tratar alguna de las secuelas Covid de las que avisan los expertos?
R: He visto complicaciones, el síndrome de Guillain-Barré (problema de salud grave que ocurre cuando el sistema inmunitario ataca parte del sistema nervioso periférico por error, lo que lleva a que se presente inflamación de nervios que ocasiona debilidad muscular o parálisis), neuropatías asociadas al coronavirus y miopatías (problemas musculares). Todo ello desde mi subespecialidad, pero también hay problemas cerebrales y neurológocos asociados con el desarrollo del Covid.
Se están haciendo estudios sin parar, recopilando casos y recolectando datos para después intentar analizar. Así nos ayudamos entre todos a buscar soluciones, tratamientos y entender la enfermedad.
P: ¿Y qué piensa de lo que ocurre con la vacuna de AstraZeneca? ¿De los casos de ictus que se están dando en vacunados jóvenes?
R: Aquí no se trata de dar una opinión. Lo que se debe hacer es escuchar a los expertos, entender y estudiar la información científica. Yo no soy experta en ese ámbito, confío en los especialistas y confío en la información que los especialistas nos dan.
P: ¿Cree que se puede sacar algo bueno de la pandemia?
R: Ojalá sirva para ampliar horizontes sobre la parte más rural. Es triste que los pueblos se desalojen. Esto se debería cambiar, sobre todo para que los jóvenes se motiven. Estás matando los sueños de los jóvenes, matando la ilusión por crecer y mejorar.