Volver a ser contagiado no es imposible, pero tampoco fácil. Además, estos casos tenderían a ser más leves. Un reciente estudio hecho con sanitarios británicos apoya esta teoría.
Todos hemos visto referencias, más o menos fiables, de reinfecciones por SARS-CoV-2. Esto nos ha hecho dudar, con razón, de lo eficaz que pudiera ser la respuesta inmunitaria frente al coronavirus. Desde luego esos casos existen, pero ¿qué importancia tienen en el contexto de pandemia actual? ¿No se estará dando un sesgo tipo cherry-picking? ¿Está justificada la inquietud generada? Necesitamos un contexto, que es el que nos da este artículo publicado en la revista NEJM.
Aunque la inmunidad no se puede reducir a la presencia de anticuerpos, es cierto que estos representan un buen marcador de respuesta humoral y se les atribuye un papel protector muy relevante frente al SARS-CoV-2. Por eso los autores del estudio se centraron en ellos, específicamente en los IgG.
Algunas aclaraciones previas
El estudio se realizó en trabajadores sanitarios de cuatro hospitales universitarios de Oxford (Reino Unido). Se reunió una cohorte de 12 541 voluntarios a los que se realizó una PCR cada dos semanas y test de anticuerpos (S y N) cada dos meses desde el 23 de abril al 30 de noviembre de 2020.
Alrededor del 90 % de los sanitarios estudiados (11 364) resultaron seronegativos, mientras que aproximadamente un 10 % (1.177) presentaron IgG frente a la S del SARS-CoV-2 en muestras serológicas. Se contabilizaron 88 seroconversiones durante el estudio.
Entre los seropositivos, el 68 % (864) declaró haber tenido algún síntoma compatible con la covid-19 previo al estudio (25 % en los seronegativos), y un 37 % (466) presentó PCR positiva previa (0,2 % en seronegativos). De ellos, 262 presentaron síntomas.
Durante el estudio de seguimiento, la presencia de IgG anti-S en suero se vinculó a baja tasa de positividad a PCR: entre los seronegativos, 223 (de 11 364) dieron positivo en la PCR (100 asintomáticos), mientras que entre los seropositivos tan solo 2 (de 1.265) dieron positivo (ambos asintomáticos).
La incidencia varió durante el curso del estudio (entre abril y noviembre) de acuerdo a la dinámica de la pandemia en el Reino Unido, pero siempre con una consistente mayor tasa de infecciones en el grupo que no presentaba IgG en suero.
El resultado fue similar tanto si se analizaba la IgG frente a S como frente a N. El único doble positivo (IgG+ a S y a N) detectado con un historial de PCR positiva anterior y cinco PCR seguidas negativas dio positivo 190 días después de la primera infección.
Conclusiones
Una versión de este artículo fue publicada originalmente en el blog Virus emergentes y cambio global, de la Fundación para el Conocimiento madri+d.
Fuente: theconversation.com