El colectivo se une a la Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Castilla y León en este llamamiento.
La Federación de Personas con Discapacidad Física de Soria junto con COCEMFCyL (COCEMFECYL) y sus entidades asociadas han urgido este martes a la Junta a que priorice de forma urgente la vacunación de las personas con discapacidad física y orgánica de nuestra, debido a la “alta situación de vulnerabilidad que, por diferentes circunstancias de riesgo específico y otros factores añadidos, les convierten en grupos claramente vulnerables ante una infección por SARS-CoV-2”.
En el colectivo con sede en la capital han detallado que entre los grupos de personas con discapacidad física y orgánica que pueden presentar un mayor riesgo de contagio, desarrollar una COVID-19 grave, ver agravada su condición o elevar su riesgo de mortalidad se encuentran las personas con inmunosupresión, enfermedades neurológicas, ELA, enfermedad renal, enfermedades metabólicas, fibrosis quística, enfermedades respiratorias, cardiopatías, personas con esclerosis múltiple, con enfermedades reumatológicas, artritis, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y coagulopatías.
“Consideramos que se debería incluir en el siguiente grupo prioritario de vacunación no solo a las personas con discapacidad física y orgánica que la propia estrategia de vacunación reconoce su especial riesgo, sino también a las personas con mayor grado de dependencia reconocido, cuidadores familiares y profesionales que les atienden”, han expuesto. De igual modo, han considerado necesario incluir a otras personas no priorizadas como son aquellas que tienen una gran dependencia o con incapacidades absolutas, que necesiten ayuda de tercera persona y no tienen valorado o reconocido el grado de Dependencia III.
Por otro lado, quienes que proporcionan cuidados no profesionales a personas con discapacidad “no se encuentran entre los grupos priorizados en la estrategia de vacunación” por lo que ven imprescindible su incorporación a las pautas vacunales, al igual que a progenitores o responsables cuidadores y convivientes de menores con discapacidad, quienes “no pueden vacunarse por su edad y dependen de su cuidado y bienestar”. En ambos casos, la entidad estima que deberían ser vacunados al mismo tiempo que las personas a las que atienden, dada la labor que realizan y porque su contagio supondría un grave riesgo para las personas que requiere su apoyo.
De igual modo, han explicado para evitar infecciones cruzadas en el caso de enfermedades crónicas graves, se debe tener en cuenta la opción de vacunar en las Unidades de Referencia de Patología, o en los servicios de referencia, en su ausencia en Medicina Preventiva. De igual modo, en el caso de personas que reciben tratamiento en hospitales de forma continua y permanente, la vacunación podría realizarse en estas unidades, por ejemplo, en hospitales de día (hemo-oncología), centros de diálisis, etc.
Tanto FADISO como COCEMFECYL han aplaudido que hayan sido incorporadas en la última actualización de la Estrategia de vacunación a algunas de las personas de mayor riesgo de su grupo social representado, como son las intevenidas con trasplante o en lista de espera de trasplante de órgano sólido (pulmonar, renal, pancreático, cardíaco, hepático e intestinal); pacientes en tratamiento renal sustitutivo; enfermos con dolencias de tipo oncohematológicas; cáncer de órgano sólido; inmunodeficiencias primarias; personas con trasplante de progenitores hematopoyéticos y personas con VIH. “Pero entendemos que esto no es suficiente por lo que consideramos prioritario incluir el criterio de salud al de edad en el calendario y estrategia de vacunación”.
Factores co-ocurrentes que aumentan la vulnerabilidad
De igual modo, en el colectivo han significado que hay tener en cuenta los factores co-ocurrentes que impactan directamente en la calidad de vida y la salud de las personas con discapacidad física y orgánica en general y aumentan el riesgo de contagio y de enfermedad.
“Estos factores”, enumeran, “son tener el sistema inmunológico debilitado; una mayor exposición al contagio debido a frecuencia de visita a hospitales y centros sociosanitarios o necesidad de apoyo de terceras personas; el agravamiento del estado de salud general durante la pandemia debido al aplazamiento y retraso en citas, pruebas médicas y diagnósticos y a la falta de tratamientos rehabilitadores necesarios; el empeoramiento de la salud mental y psicoemocional a razón del aislamiento social y la imposibilidad de mantener actividades terapéuticas, de ocio, así como la disrupción de su vida cotidiana y la socialización; mayores dificultades para cumplir las medidas preventivas y un mayor riesgo para los profesionales y cuidadores; y la situación de vulnerabilidad asociada a riesgo de pobreza y exclusión, agravada por el impacto de la pandemia, que genera dificultades para adquirir medios de protección adecuados y es uno de los principales determinantes sociales de la salud”.