Venir volando

Tal vez, en un futuro no muy lejano, sea más efectivo venir a Soria por avión que por cualquier otro medio. Las principales carreteras nacionales que ejercen de columna vertebral en la comunicación de nuestra provincia adolecen de una hernia discal crónica desde hace tiempo. Nada que decir de un tren que va a pedales.

La N-122 dirección Valladolid, llamada Autovía del Duero o A-11, la conocemos de oídas. Y en dirección a Tudela, la futura Autovía de Navarra o A-15, ni está y no sabemos si se le espera. Y de la N-234 ni mu. Ahora parece que la modernización de la línea férrea Soria-Torralba cuenta con una inversión de 60 millones de euros. Permítanme que lo ponga en duda, ejemplos para la incredulidad haberlos, haylos.

Pero quiero centrarme en el ATI, el Aeroparque Tecnológico Industrial ubicado en Garray. Es un proyecto que empieza con una finalidad definida, ir creciendo en un sector en auge y fijándose en otros modelos establecidos, con la ventaja de poder adaptarse a las necesidades del mercado. Sírvanos de ejemplo el aeropuerto de Teruel. Tuvo que reconvertir su actividad en lo que es hoy por falta de uso, llegando a ser la mayor plataforma para el estacionamiento, mantenimiento y reciclado de aviones de España.

No todo van a ser aviones. Al ATI hay que dotarlo de infraestructuras e instalaciones: ampliar pistas, hacer hangares, montajes tecnológicos, escuela de pilotos… orientado a un futuro beneficioso para las empresas sorianas.

Es una pena que el PEMA haya estado parado tantos años, un espacio empresarial innovador y dinámico orientado a las nuevas tecnologías y al desarrollo sostenible que ahora habrá que impulsar “volando”.

Como dijo Antonio Machado: “demos tiempo al tiempo: para que el vaso rebose hay que llenarlo primero”.