Cinco parajes sorianos para disfrutar del agua en todo su esplendor

Las lluvias de las últimas jornadas han revitalizado el inmenso patrimonio natural de Soria. La explosión primaveral ha despertado la flora, los campos lucen más verdes que nunca y el agua brota con fuerza en numerosos rincones otorgando vida a raudales en parajes que nunca dejarán de sorprender. Además, con el ascenso térmico que anuncian los meteorólogos para las próximas jornadas, la provincia se transformará en un auténtico paraíso para disfrutar al aire libre.

Si estás programando una ruta no puedes pasar por alto esta recomendación. Ahora es el mejor momento para calzarse unas buenas botas y descubrir esos lugares (cascadas, saltos de agua o manantiales) que con las precipitaciones muestran su mejor versión. Esta es la selección de Soria Noticias.

La Chorla

El patrimonio natural de Duruelo de la Sierra es una auténtica joya. La primavera es uno de los mejores momentos para una visita pues, además de los famosos Nacimiento del Duero y Cueva Serena, tiene otros lugares donde disfrutar de la potencia del agua. Uno de los más sorprendentes es la Chorla, una cascada con impresionante caída de agua.

Ubicada en el recorrido de la 'Ruta de las Cascadas ', se accede desde el pueblo subiendo desde la Iglesia hacia el paraje de 'las huertas'. Una vez allí se debe seguir las indicaciones del GR-86. También se puede acceder por la pista forestal asfaltada hasta 'Majafalsa ', bajando al puente chalán y seguir el tramo marcado hasta la chorla.

Ruta de las Cascadas en Covaleda

También en la comarca de Pinares, no se puede obviar el tramo de la 'Ruta de las Cascadas' a su paso por Covaleda. Nuestro consejo es realizarla al completo, pero hay que tener en cuenta que el recorrido se compone de 16 kilómetros por lo se debe preparar con tiempo y no está de más portar algún alimento para reponer energías.

Para encontrar la ruta se debe llegar hasta el Puente Soria (puente gótico datado en el siglo XVII, y declarado Bien de Interés Cultural) y cruzar la carretera para coger la pista forestal que se encuentra enfrente, en dónde encontramos el primer cartel que nos indica 'Ruta Las Tres Cascadas'. Estas son la cascada Arroyo Lechoso, la del Río la Ojeda y la del Paso del Peñoncito, tres tesoros que brillan ahora más que nunca y a los que acompaña un despliegue natural que no deja indiferente a nadie.

El Chorrón de Cabrejas

'El Chorrón' es un espectáculo efímero que se debería disfrutar una vez al año. En la Sierra de Cabrejas, en su lado oeste, aparecen en medio de la ladera brotes de agua que dan lugar a correnteras, como las que se ven en la fotografía, conformando un paisaje espectacular y admirable.

Este agua la recoge el Arroyo de Cabrejas y recorre el camino hasta Muriel de la Fuente donde da lugar a la cascada de la Fuentona, que también luce estos días su mejor cara.

La Toba

Las recientes lluvias caídas en la provincia han 'cargado' el nacedero de La Toba, en Fuentetoba, ofreciendo una bella estampa en la conocida cascada que brota del interior del Pico Frentes. Este salto de agua, de más de 20 metros de altura, parece que surge a raíz de unas voladuras realizadas en 1937 para encontrar el origen del agua, pensando en un posible abastecimiento para la capital soriana. La cascada de La Toba es un buen 'medidor' de la abundancia o no de lluvias en la ciudad de Soria y su entorno.

Los más mayores de la localidad de Fuentetoba recuerdan que el salto de agua no se secaba en todo el año, pero ahora sí se queda sin agua durante el verano. La menores precipitaciones y el crecimiento de Fuentetoba propician que el acuífero no pueda echar agua por el manantial de la cascada de la Toba. Este singular rincón eran los jardines del cercana casa fuerte o palacio de La Monjía.

El Pozo de las Truchas

Para el final hemos dejado una de las cascadas más desconocidas de la provincia, pero no por ello menos bella. El Pozo de las Truchas se encuentra al final de la ruta por el Cañón del Val que arranca en Ágreda.

El paseo se puede iniciar en La Dehesa, en los populares Ojillos, donde mana el Queiles (nombre por el que también se conoce al río Val) que se zambulle profundo bajo el pueblo. De ahí emerge hasta las huertas árabes, en las que da vida y sabor a los frutos que se recogen. El sendero no tiene ninguna dificultad y ha sido acondicionado para salvar los obstáculos que en su día imponía el camino.

El acusado corte que supone iniciar el camino por encima de los 900 metros y concluir, siete kilómetros después por debajo de los 600 otorgan al término agredeño un favor especial, el de poder aglutinar en el municipio un extenso catálogo no solo faunístico, sino también vegetal, único en España.