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Eduardo Alfaro: "Es el momento de dar un empujón a la arqueología soriana"

Eduardo Alfaro: "Es el momento de dar un empujón a la arqueología soriana"

Actualizado 15/05/2021 20:24

El arqueólogo yangüés Eduardo Alfaro Peña lleva trabajando desde 2007 en el proyecto etno-arqueológico Idoubeda Oros de Tierras Altas, que incluye el yacimiento de la ciudad celtíbera Los Casares. Transmite con tanta pasión y sencillez lo que hace, que resulta emocionante hablar con él de arqueología, un asunto que da para mucho: concienciación, apoyo y puesta en valor turístico.

El arqueólogo soriano Eduardo Alfaro afronta una nueva temporada de excavación en Los Casares, en San Pedro Manrique, y seguirá trabajando en el descubrimiento de una vivienda excepcional tardovisigótica de nueve estancias, tres hogares e inhumaciones de niños en alguna habitación. De este periodo ‘oscuro’ de transición se sabe mucho del mundo de sus muertos, pero casi nada de su manera de vivir.

-Parece un hallazgo importante...

-Y lo es. En toda Castilla y León hay excavada una única vivienda tardovisigótica, en la transición de la caída de lo romano y la llegada del mundo musulmán. Y en Los Casares hemos encontrado dos. Una común, de dos estancias y un hogar; y otra de 300 metros cuadrados, con nueve estancias, de una familia de cierto rango. Tiene inhumaciones infantiles de neonatos, cuidadosamente enterrados en la habitación, al calor del hogar. Así lo hacían los celtíberos, cuando el niño era muy pequeño y todavía no había adquirido rango social. Sugiere que se trata de una herencia de costumbres celtíberas, en momentos cristianos de los siglos VII y VIII.

Se ha encontrado abundante material, como puntas de flechas, elementos para curtir pieles, o defensas contra la caballería o abrojos (pinchos de hierro) de hace 1.500 años, que aportan un carácter militar. Las universidades esperan muchas novedades de estos hallazgos tardovisigóticos.

Asimismo, están las dos ciudades estado celtíberas de la comarca, el Castillo de la Laguna y Los Casares. De esta hemos sacado a la luz parte de la muralla, estancias de almacenamiento o una atarjea.

Y no hay que olvidar al epigrafía romana con onomástica indígena protovasca, paleohispánica no indoeuropea, el mayor conjunto encontrado al sur de los Pirineos. De una relevancia y una trascendencia extraordinaria.

-¿Cuál es el valor de la arqueología soriana? ¿Realmente es tan importante como creemos los sorianos?

-Voy a utilizar una idea de Blas Taracena. Desde la Edad del Hierro, desde hace unos 2.500 años, hay una ocupación de todo el territorio en el Mediterráneo, no solo en Soria. Donde veamos ahora un pueblo, en su entorno había una comunidad explotando ese territorio, y había ya cierta jerarquización desde la época celtíbera. Había pequeños núcleos urbanos y unidades de poblamiento, lo que fueron luego, en a Edad Media, las comunidades de villa y tierra, un pueblo principal y sus aldeas.

Desde la aplicación del hierro a los aperos de labranza, hasta la revolución industrial o de los transportes, aquí, en Soria, y hasta la década de 1940 o 1950, el potencial económico y de alimentar del territorio ha sido similar al de los celtíberos. El territorio no se ha modificado, la actividad agrícola y ganadera apenas ha cambiado. En el siglo XVIII y XIX, con la revolución industrial, la transformación del territorio es brutal, pero no en lugares hiper-rurales como Soria, ganadera y trashumante, con una presión humana y demográfica insignificante. Esto ha permitido que el rastro del pasado se haya conservado mejor. Por eso, el patrimonio arqueológico y etnocultural de Soria es enorme.

-¿Y qué podemos hacer para poner todo el patrimonio cultural y arqueológico en valor, al servicio del desarrollo de la provincia? Son los recursos que tenemos...

-Es complicado. Nuestra Comunidad, Castilla y León, es amplísima y su patrimonio es enorme y riquísimo... No se puede llegar a todo y, desgraciadamente, hay que elegir.

Hace dos años, cuando tuve en Santa Cruz la exposición de las estelas romanas de Tierras Altas, tenía amigos que decían que para eso no había que poner ni un euro. Igual es que la propia sociedad, en general, no está suficientemente sensibilizada con la cultura, y tiene otras prioridades en la cabeza. Yo creo que para Soria, y para las zonas hiper-rurales como Tierras Altas, el patrimonio cultural y natural incardinado es una de las soluciones a su desarrollo y su futuro. Si queremos mantener vivos los pueblos, además de la inercia de la actividad agro-ganadera, el patrimonio cultural y natural resulta fundamental.

-Pero es desesperante, no se están haciendo cosas. Ahí esta Tiermes, adormecido desde hace años; Numancia, que lleva décadas esperando un nuevo centro de interpretación...

-Todo son ciclos, y hay que regenerarse Recuerdo los años 1990 o 2000, con la aparición de la necrópolis en Numancia, o la recreación de las viviendas en el yacimiento. Son grandes empujones. O está el empujón de Tierraquemada, cuando empieza a hacer las representaciones teatrales. O está el Tiermes de José Luis Argente. Eso son grandes empujones que hay que hacer. En esta sociedad, o das novedades, expectativas y estímulos, o languideces. Quizás, sí, puede ser el momento de dar otro empujón al patrimonio arqueológico provincial. Pero tiene que venir de la mano de las administraciones.

-Está el Plan Soria, el cacareado apoyo a los territorios despoblados, los fondos europeos de los que tanto se habla ahora...¿No tendría que llegar dinero para poner en valor y financiar el patrimonio cultural?

-Pienso que se debería apostar, y creo que va a llegar dinero. Me gustaría. Ayudaría a las zonas hiper-rurales. Por ejemplo, para zonas como Tierras Altas, que es mi referencia. Su patrimonio ayudaría a generar vida en los pueblos y que no desaparezcan.

-Por cierto, ¿cómo va la idea del museo de las estelas?

-Estamos convenciendo de que es un patrimonio excepcional, que merece la pena, que va atraer unos visitantes y un turismo de calidad. El turismo arqueológico no es masivo, pero sí de mucha calidad. Estamos trabajando, y no me han dicho que no. Y también estamos en otra iniciativa, la musealización -autoguiada- de los restos excavados de la ciudad celtíbera de Los Casares, con una inversión de unos 200.000 euros. La Mancomunidad de tierras Altas, la Fundación Raimundo del Rincón de San Pedro Manrique o el Proder están ahí, sensibilizados con las iniciativas. El problema del patrimonio, para su puesta en valor turística, es que hace falta muchísimo dinero.

-¿Cómo valora lo ocurrido con los hallazgos celtíberos que algunas personas han buscado y recogido en Calderuela?

-No voy a entrar en lo de Calderuela, porque es un tema administrativo. Que se proceda como corresponda. Hay unas leyes. Pero sí tengo que decir que lo primero que tenemos que hacer, si vemos un ‘agujerito’ sospechoso en el suelo, o si nos encontramos algún material de valor es ponerlo en conocimiento de las autoridades. Eso lo tengo clarísimo. Hay que concienciar a la población, que tiene que saber que el patrimonio es suyo y tiene que quererlo como propio. El furtivismo es un delito. El patrimonio no es para jugar, ni para divertirse, ni para ir buscando tesoros.

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