Artículo de opinión de Roberto Vega, entrenador de base.
Mientras redacto perdura la expectación ambiental del Numancia en la deportiva esRadio. Sobre la mesa un libro con la fotografía de un hombre vestido de blanco, sonriendo, proclamando: ¡quejarse no sirve de nada, actúa!
Mientras redacto recuerdo con nitidez que las redes sociales me presentaron al doctor Jesús Candel en pleno fragor mortífero de covid-19 en esa primavera de 2020 aún vigente. Por las redes sociales se movieron muchísimos sentimientos y se narraron tantas hazañas humanas como estrellas lucen en el firmamento. ¿Sí recordarás, lector, aquel desconcierto global, aquellas informaciones periodísticas, aquel sufrimiento en las trincheras sanitarias sobretodo?
Mientras redacto, y el Numancia se diluye, minimizo Facebook donde Spiriman, médico de urgencias y actualmente marcado de cáncer, realiza ejercicio interactuando digitalmente con nosotros. Además Spiriman yeah! preside la Asociación Justicia por la Sanidad y ha escrito Lucha por lo justo en ediciones Martínez Roca de la editorial Planeta donde he entresacado varias ideas con miga:
“Tuve una infancia feliz. En ella el respeto a las diferentes opiniones era algo normal. Esto lo aprendí de mis dos abuelos, uno de izquierdas y otro de derechas. Y sobre todo de mis padres. Hoy me doy cuenta de que mi familia y mis profesores me inculcaron unos valores esenciales que he intentado mantener siempre: respetar a los demás, trabajar en equipo y ayudar al que menos tiene por encima de todo, mirando siempre la vida con los ojos de un niño. Muchas veces somos conscientes de que no todo el mundo actúa de forma honesta. Y a pesar de ello callamos. Tildamos de locos a aquellos que intentan cambiar las cosas o denuncian a los que retuercen las leyes en beneficio propio.”
Escribiendo tan sencillo su influencia es directa e internacional; su coraje, científico; su lenguaje coloquial y la visión del sistema educativo la comparto. Su opinión sobre estudio, esfuerzo y sacrificio, también.